tag:blogger.com,1999:blog-26259403537076864962024-03-21T02:26:51.983-07:00Los Fenicios en OccidenteProyecto BHA 2002-02200: Carlos G. Wagner, Ana M. Arruda, Jose Luis López Castro, Fernando López Pardo, Carlos Gómez Bellard, Francisco Moreno Arrastio, Luis A. Ruiz
Cabrero. Colaboradores: Sergio Remedios Sánchez, Raquel Rodríguez Muñoz
<br>Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comBlogger14125tag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-7292150087573340382010-01-10T10:40:00.000-08:002016-01-04T10:11:40.681-08:00El proyecto<div style="text-align: justify;">
La producción científica en el campo de la investigación del mundo fenicio-púnico en Occidente, en especial en las últimas décadas, ha alcanzado un volumen respetable, que exige una sistematización cada vez más urgente. Una gran parte de los resultados obtenidos por los investigadores ven la luz en obras de difusión restringida, que sólo muy difícilmente se extienden fuera de la propia región y que, en muchos casos, permanecen desconocidos por la comunidad científica internacional.<br />
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Este problema, aunque se extiende a muchos otros campos de investigación, es si cabe más grave precisamente en uno de las áreas de especialización claves de la Antigüedad: la que se refiere a los distintos tipos de documentos y monumentos que conforman el patrimonio fenicio-púnico en Occidente, cuyo número se ve incrementado por los nuevos descubrimientos que aportan las excavaciones arqueológicas en diversos países.<br />
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Nacido con vocación de llegar a convertirse en un portal de referencia obligada para los investigadores y todas aquellas personas interesadas en la temática, el proyecto, además de contar con las páginas elaboradas en el mismo, acoge también la información publicada en otros tantos sitios de la web, tanto si contienen información de índole general, como más específica y referente, en este caso, a sitios arqueológicos, materiales, museos, revistas especializadas, etc.<br />
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Por sus propias características, aunque el proyecto ha disfrutado de unos años para su ejecución gracias a la financiación obtenida en la convocatoria de Proyectos de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico del año 2002, permanece abierto a la incorporación de los resultados que se van produciendo como resultado de la investigación del mundo fenicio-púnico en Occidente.<br />
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Dada la enorme cantidad de información disponible, los resultados del proyecto se articulan en un sitio web principal (en el que se encuentra ahora) que contiene sobre todo temas de ámbito general, y varias páginas web relacionadas: "Las Columnas de Melkart", dedicada a la colonización fenicia, cartaginesa en el lejano Occidente, "Qarthadasth, dedicada a Cartago y a la expansión cartaginesa, y "Os Fenicios em Portugal" (en construcción) dedicada muy específicamente a la presencia fenicia en tierras lusas.<br />
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Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-4844351035151137802010-01-09T10:54:00.003-08:002014-04-07T11:15:14.551-07:00La presencia fenicio-púnica en Occidente<div style="text-align: justify;">
Desde finales del siglo X o comienzos del IX a. C. según los hallazgos arqueológicos recientes de <b><a href="http://www.uhu.es/pablo.hidalgo/docencia/registro/archivos/ljsanchez/the%20precolonial%20phoenician%20emporium%20of%20huelva.pdf" target="_blank">Huelva</a></b> y <b><a href="https://www.academia.edu/1778969/APORTACIONES_DE_LAS_ULTIMAS_INTERVENCIONES_A_LA_ARQUEOLOGIA_FENICIA_DE_LA_BAHIA_DE_MALA" target="_blank">La Rebanadilla</a></b>, yacimiento próximo al aeropuerto de Málaga, los fenicios comenzaron a establecerse en el lejano <a href="http://trahistant.blogspot.com/">Occidente</a>, en torno a las Columnas de Melkart (Estrecho de Gibraltar), dando lugar a una expansión colonial que se convertirá en un fenómeno histórico de larga duración y amplia extensión geográfica, abarcando desde las Baleares, en contacto con el Mediterráneo central, a la costa de Portugal y, al otro lado de las Columnas hasta alcanzar la lejana <a href="https://www.academia.edu/2390271/Prospeccion_arqueologica_de_la_isla_de_Mogador_y_su_territorio_continental_inmediato._Campana_de_2000" target="_blank"><b>Essaouira</b> (Mogador)</a>, en la costa atlántica más meridional de Marruecos. En ocasiones, como en el litoral mediterráneo español, esta presencia colonial se extiende de forma muy capilarizada, desde la desembocadura del Segura hasta Cádiz, y presenta un patrón de asentamiento en el que los enclaves, muy próximos unos de otros, apenas distan unos pocos kilómetros entre sí.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhH_tzAzh9CgRooKAlGe6RipWL4G_ckx5Ui7VetJmbBEknx2x41b_1IKJCf8q7FJVWUT3NcPv2cyl28vNlaCXyoFbao-xKIJ4jNoeAlXwKbyOojDCgtrjaZ5um9fEKuda7e9ASrgQSKTwKP/s1600-h/expansi%C3%B3n.gif"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhH_tzAzh9CgRooKAlGe6RipWL4G_ckx5Ui7VetJmbBEknx2x41b_1IKJCf8q7FJVWUT3NcPv2cyl28vNlaCXyoFbao-xKIJ4jNoeAlXwKbyOojDCgtrjaZ5um9fEKuda7e9ASrgQSKTwKP/s400/expansi%C3%B3n.gif" height="174" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5425102893289364898" style="display: block; height: 274px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 628px;" width="400" /></a><span style="font-size: 130%;"><span style="font-size: 100%;"><span style="font-family: times new roman; font-weight: bold;"> La expansión fenicio-púnica en el Mediterráneo central y occidental</span></span></span></div>
<div style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: 130%;"><span style="font-size: 100%;"><span style="font-weight: bold;"><br />
</span></span></span><span style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-size: large; font-weight: bold;">Los asentamientos arcaicos.</span></div>
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En muchos casos fueron necesarios unos conocimientos muy precisos sobre las posibilidades económicas y geoestratégicas de los distintos lugares, mientras que, en otros la primera ocupación del sitio responde a una cuidadosa planificación del hábitat, como se observa en algunos de los asentamientos de Vélez-Málaga y Torre del Mar (Málaga) tales como <b><a href="about:invalid#zClosurez" target="_blank">Chorreras</a></b>, <b><a href="http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/resumen.do?id=i6674" target="_blank">Morro de Mezquitilla</a></b> el más antiguo de todos ellos fechado a finales del siglo IX a. C, y <b><a href="http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/resumen.do?id=i23641" target="_blank">Toscanos</a></b>. Parece claro que todos estos lugares no respondían únicamente a las necesidades del comercio, aunque en algunos se han encontrado almacenes, ni parecen haber sido fundados directamente desde Tiro u otro lugar de la costa de Fenicia.</div>
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<span style="font-style: italic; font-weight: bold;">Toscanos: un ejempl</span><span style="font-style: italic; font-weight: bold;">o de asentamiento fenicio arcaico en Occidente.</span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzepl5eA2ogRxHBfn0x2jd_4gLO7ULr1P2r9UY986aNfoCcQXH0RpZbEY1AvshRL7O55hdvOUIZl70yZA_cAiW1nIXD4nbWbC3WyPfQvtXG7JTrWm0p_AOkEDhzt9pZDArewsU-NWXAgKV/s1600-h/toscanos_plano.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzepl5eA2ogRxHBfn0x2jd_4gLO7ULr1P2r9UY986aNfoCcQXH0RpZbEY1AvshRL7O55hdvOUIZl70yZA_cAiW1nIXD4nbWbC3WyPfQvtXG7JTrWm0p_AOkEDhzt9pZDArewsU-NWXAgKV/s200/toscanos_plano.jpg" height="200" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5426646075383817410" style="float: left; margin: 0pt 10px 10px 0pt;" width="198" /></a>En <b>Toscanos</b> ubicado en Vélez-Málaga, el denominado “edificio C”, situado en medio de un entorno con un hábitat muy jerarquizado, sobrepasa por su arquitectura monumental y pública la de los edificios de <a href="http://interclassica.um.es/var/plain/storage/original/application/83317d55e164e92db6c6ad774cad63fa.pdf">a</a><a href="http://interclassica.um.es/var/plain/storage/original/application/83317d55e164e92db6c6ad774cad63fa.pdf">lmacén</a> conocidos en Oriente y su estructura sugiere, además de la de almacenamiento, una función más compleja de tipo administrativo. En sus proximidades se levantan las mejores viviendas del asentamiento que se distinguen por su gran tamaño y elevado número de habitaciones. Consta, además, de un sistema defensivo compuesto de un foso de sección triangular y una fortificación avanzada en el vecino <b><a href="http://www.raco.cat/index.php/CuadernosArqueologia/article/viewFile/50287/59012" target="_blank">Cerro Alarcón</a></b>, que empieza a ser ocupado desde mediados del siglo VII a. C. y en cuya cima se construye con muros de más de 1 m de espesor un edificio rectangular alargado, cuyo recinto interior se subdivide en dos estancias y cuyos suelos presentan escasos indicios de haber sido utilizados.</div>
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<span style="font-style: italic; font-weight: bold;">Una economía diversificada.</span></div>
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Los vestigios arqueológicos nos muestran una <a href="http://dialnet.unirioja.es/servlet/busquedadoc?db=3&t=economia+fenicia&td=todo">economía</a> con una producción diversificada que aprovecha los recursos locales, con actividades pesqueras, obtención de púrpura, y explotación agrícola según revelan los análisis paleobotánicos. También se trabajaba en la metalurgia, que en muchos casos era una producción para el autoabastecimiento, y en otros estaba destinada al comercio del cobre y hierro. En <b><a href="https://www.academia.edu/2555662/La_colonia_fenicia_de_La_Fonteta" target="_blank">La Fonteta</a></b> fundada en la desembocadura del Segura a mediados del siglo VIII a. C., se ha descubierto un taller que contaba con una estancia destinada a triturar el mineral y otra a la fundición, en la que han aparecido más de una docena de pocillos rehundidos en el suelo, abundante escoria de cobre y hierro, tortas de este último metal, un fragmento de un molde para fundir hachas de apéndices laterales y una tobera vitrificada, todo ello en el espacio exiguo excavado hasta el momento.</div>
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El aprovechamiento de la sal fue asimismo de gran importancia, no solo para las salazones de pescado y la conservación de alimentos, sino también para la alimentación estival del ganado, compuesto de bueyes empleados para la tracción y con una presencia muy generalizada de cabras y ovejas, y su explotación en salinas se produjo en el entorno de sitios como <b>La Fonteta</b> o <b>Almuñecar</b>. Una especial importancia tienen las cerámicas ya que por un lado nos permiten a través de la vajilla doméstica (platos, cuencos, jarros, ollas) acercarnos a los usos del consumo y la dieta, y porque, por otra parte, la distribución de los recipientes utilizados como contenedores (ánforas, <span style="font-style: italic;">pithoi</span>) dibuja un mapa de las relaciones económicas y comerciales.</div>
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<span style="font-style: italic; font-weight: bold;">Los territorios.</span></div>
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El patrón de asentamiento de algunos de estos enclaves fenicios indica un control de los territorios en que se establecen, que no permite considerarlos emporios o factorías aislados y en precario. En el <b><a href="http://www.fundacionmalaga.es/pagina-web-yacimiento-fenicio-cerro-del-villar.html" target="_blank">Cerro del Villar</a></b> fundado en una pequeña isla en la desembocadura del Guadalhorce a finales del siglo VIII a. C., un asentamiento fenicio arcaico muy próximo a Málaga que al parecer estuvo especializado en la producción agrícola y en la manufactura de cerámicas, se ha constatado la existencia de actividades agrícolas y ganaderas en unas tierras que no brindaban ninguna posibilidad de explotación metalúrgica mínimamente rentable, pero que muestran numerosos indicios de su aprovechamiento económico por los fenicios, Su control fue asegurado durante el siglo VII a. C. por algunos enclaves situados en tierra firme y mediante la subordinación y absorción de la población autóctona local presente en dos sitios cercanos, el <b>Llano de la Virgen</b> y la <b>Loma del Aeropuerto</b>, este último ocupado más adelante por población fenicia, algo que empieza también a vislumbrarse en otros lugares como <b>Cerro del Mar</b> y <b>Morro de Mezquitilla</b>. También en <b>La Fonteta</b>, la fortificación de <b><a href="http://www.pasthorizonspr.com/index.php/archives/03/2014/phoenician-colony-in-southeast-spain-re-examined" target="_blank">Cabezo del Estaño</a></b> ha podido cumplir una función de vigilancia y control territorial.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiF1DtTkuDeUJPcIL_tlmQpDZQ1DtcAFEqliVY9ju-ikYGV5c6nkbwbw2NMwhkJkkKx14yLhqKUorwENwzTvIVPhn_N97AqCE0CtTh3F_a8YzLipAC26DP5X3hAMDbc7CuijBB75wmuFnni/s1600-h/Fenicios-P.-Iberica.gif"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiF1DtTkuDeUJPcIL_tlmQpDZQ1DtcAFEqliVY9ju-ikYGV5c6nkbwbw2NMwhkJkkKx14yLhqKUorwENwzTvIVPhn_N97AqCE0CtTh3F_a8YzLipAC26DP5X3hAMDbc7CuijBB75wmuFnni/s400/Fenicios-P.-Iberica.gif" height="168" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5425166727305008402" style="display: block; height: 252px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 597px;" width="400" /></a><span style="font-weight: bold;">Presencia fenicia en la Península Ibérica</span></div>
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Aunque, en muchos casos los territorios controlados por los enclaves coloniales fenicios debieron ser pequeños, el modelo de agricultura intensiva diversificada que parece haber sido aplicado habría sido suficiente para asegurar el abastecimiento de la población colonial. Los análisis paleobotánicos procedentes de sitios como <b>Cerro del Villar</b> o <b>Villaricos</b>, el la desembocadura del Almanzora, muestran la presencia de cereales y un alto porcentaje de malas hierbas asociadas al cultivo cerealístico y sugieren un entorno donde abundaban los campos de cultivo y la realización de trabajos de trilla, cribado o tamizado del grano en el mismo asentamiento o en sus cercanías.</div>
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<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-size: large;"><b>La sociedad colonial.</b></span></div>
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Tanto las necrópolis como el hábitat de algunos asentamientos fenicios arcaicos nos muestran una composición social heterogénea en la que destaca una élite que se entierra en las lujosas tumbas de cámara de <b>Trayamar</b> o en aquellas otras de <b><a href="https://www.academia.edu/2555662/La_colonia_fenicia_de_La_Fonteta" target="_blank">Almuñecar</a></b> y <b>Lagos</b>, y reside en grandes casas en <b>Morro de Mezquitilla</b> y <b>Toscanos</b>. <b>Chorreras</b>, por su parte, posee un hábitat espléndido con magníficas casas, por lo que pudiera constituir un núcleo arístocrático en un asentamiento que llegará a alcanzar grandes dimensiones. Las tumbas “aristocráticas” de <b><a href="http://www.arqueomas.com/peninsula-iberica-tartessos-necropolis-de-trayamar.htm" target="_blank">Trayamar</a></b>, que en cualquier caso no remontan más allá de comienzos del siglo VII a. C. sugieren un modo de organización del pequeño grupo social al que representan que contrasta con las prácticas funerarias presentes en otras necrópolis fenicias peninsulares, indicando además la posible diferencia de extracción social de las gentes que se entierran mucho más modestamente en sitios como <b>Cerro del Mar</b>.<br />
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Otro tanto podría decirse de la necrópolis de <b><a href="http://ceres.mcu.es/pages/ResultSearch?txtSimpleSearch=Necr%F3polis%20de%20Jard%EDn&simpleSearch=0&hipertextSearch=1&search=simpleSelection&MuseumsSearch=MMA%7C&MuseumsRolSearch=2&" target="_blank">Jardín</a></b>, situada al norte de <b>Toscanos</b>, junto a la orilla occidental del río Vélez, cuyos ajuares funerarios no presentan unas normas fijas, y en la que existe una gran variedad de estructuras y rituales. Esta necrópolis, que correspondería a la fase final de <b>Toscanos</b>, s. VI a. C., contrasta por su diversidad y por la riqueza de algunos de sus ajuares, aunque la mayor parte de las tumbas habían sido saqueadas antes de las excavaciones, con los enterramientos de <b>Cerro del Mar</b>, a la que se considera una de las antiguas necrópolis, entre finales del s. VIII y comienzos del VII a. C. de <b>Toscanos</b>.</div>
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En la necrópolis del <b><a href="http://www.ibiza.es/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=292&Itemid=263&lang=es" target="_blank">Puig des Molins</a></b> (Ibiza) se manifiestan durante la primera mitad del siglo VI a. C. diferencias significativas que atañen tanto al tipo de sepultura, con la aparición cada vez más numerosa de fosas, como a los rituales, con prácticas más elaboradas que incluyen la ofrenda de un animal, la colocación de una lucerna sobre las brasas ardientes, rotura ritual de vajilla y libaciones. También hay diferencias en los ajuares, desde las tumbas más pobres, sin ningún ajuar o con una sola ampolla de aceite perfumado a las más ricas que pueden contener un kantharos de buchero etrusco.</div>
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<span style="font-style: italic; font-weight: bold;">El contacto con la población autóctona.</span></div>
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Los contactos entre los colonos fenicios y la población local fueron tempranos. Algunos autóctonos fueron incorporados, sin duda, a los enclaves fenicios como fuerza de trabajo, y algunos fenicios no encontraron problemas para instalarse en un poblado indígena, como los que presumiblemente se enterraron en <b>Les Moreres</b>, necrópolis del asentamiento orientalizante de la<b><a href="http://www.blogger.com/goog_621663553"> </a>Peña Negra</b> en la Sierra de Crevillente (Alicante), procedentes seguramente de <b>La Fonteta</b>. El acercamiento y la integración entre unos y otros se llevó a cabo mediante pactos y alianzas reforzados con la creación de vínculos de carácter social y político, por medio de la adopción o los matrimonios mixtos, como no fue raro en otros lugares del contexto colonial fenicio.</div>
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En ocasiones la presencia de población autóctona en el entorno más cercano no se produce hasta la instalación del enclave colonial en la costa, como se observa, por ejemplo, en el curso medio y bajo del Guadalhorce o en el litoral occidental de Málaga, y a veces, como sucede en el resto de la costa malagueña o en el tramo de la desembocadura del Almanzora, coincidiendo con la segunda fase colonizadora en el siglo VII a. C. Precisamente en zonas donde la influencia de la arquitectura y el urbanismo fenicio sobre los autóctonos será más tardío y superficial.</div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSogbGB_IogOh9OZx6Ucb1iEmAWTC0U4UVVU8HaXVHmuJi_voclCbTT59mZ9vtYmg7zcirrSlnGJwKo5nAx49cIkF90ZANesXe1dIQ4mMTjznN9OzDjDqgxCadcYHOkCnVur55II41ruy1/s1600-h/Montemolin.gif" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSogbGB_IogOh9OZx6Ucb1iEmAWTC0U4UVVU8HaXVHmuJi_voclCbTT59mZ9vtYmg7zcirrSlnGJwKo5nAx49cIkF90ZANesXe1dIQ4mMTjznN9OzDjDqgxCadcYHOkCnVur55II41ruy1/s320/Montemolin.gif" height="240" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5425537821958678258" style="float: right; margin: 0pt 0pt 10px 10px;" width="320" /></a></div>
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En <a href="http://marchenaturismo.blogspot.com.es/2005/09/el-cerro-de-los-fenicios.html" target="_blank"><b>Montemolín</b> </a>(Marchena, Sevilla) han salido a la luz, junto a una vivienda fenicia, restos y plantas de edificios (c y d) que tienen su origen en Siria y Fenicia, con gran desarrollo en los siglos VIII-VII a. C. Un análisis minucioso del registro arqueológico y el estudio faunístico realizado ha permitido identificar uno de ellos, el denominado edificio D, como parte de un centro ceremonial en el que se llevaban a cabo ofrendas y sacrificios. Por otro lado, la iconografía orientalizante de las cerámicas policromas de este yacimiento se ha considerado propia de individuos que, pese a su ascendencia foránea, llevan viviendo largo tiempo en la Península. Todo hace pensar en un grupo de población fenicia que reside en el asentamiento.</div>
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Hallazgos en <b><a href="http://lopezpalomo.blogspot.com.es/2011/06/carmona-santuario-casa-saltillo-rev.html" target="_blank">Carmona</a></b> como el recinto ceremonial excavado en el solar de la casa-palacio del Marqués de Saltillo, ubicado en el barrio más próximo a la necrópolis de la <b><a href="about:invalid#zClosurez" target="_blank">Cruz del Negro</a></b>, sugiere por la riqueza y profunda simbología de sus materiales, la presencia de una comunidad oriental afincada en el lugar, por lo que no extrañará que algunas de las cerámicas “orientalizantes” encontradas hayan sido atribuidas, a partir del análisis iconográfico y estilístico, a una producción fenicia de ámbito colonial.</div>
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Intervenciones arqueológicas en el <b><a href="http://www.ayto-coriadelrio.es/opencms/opencms/coria/municipio/Historia/aportaciones/fenicios.html" target="_blank">Cerro de San Juan</a></b> en Coria del Río (Sevilla), han sacado a la luz sectores de un santuario oriental, altar de lingote chipriota o “piel de toro” incluido, y viviendas adyacentes que formarían parte de un barrio fenicio ubicado en la Caura tartésica, por aquel entonces situada junto a la paleo desembocadura del Guadalquivir. Otro tanto puede decirse de las recientes excavaciones en el <b>Carambolo</b> (Camas, Sevilla) lugar del hallazgo del famoso<a href="http://www.juntadeandalucia.es/cultura/museos/MASE/index.jsp?redirect=S2_3_1_1.jsp&idpieza=341&pagina=1"> tesoro</a>, que han revelado recientemente la existencia de un santuario de Astarté que llega a alcanzar una gran complejidad y a ocupar un área muy extensa durante sus cuatro frases de desarrollo, que comienzan en algún momento entre finales del siglo X y el último cuarto del siglo IX a. C.</div>
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Otro santuario de cariz oriental se conoce desde tiempo atrás en <b><a href="http://www.museuprehistoriavalencia.es/resources/files/TV/TV089_Homenaje_Pla_articulos/TV89_30_Blazquez_Garcia-Gelabert.pdf" target="_blank">Cástulo</a></b> (Jaén), donde también se ha detectado posibles evidencias de mestizaje así como un ritual funerario de tradición semita en la selección de los objetos del ajuar para ceremonias de libación, combustión de esencias y ofrendas, que también aparece en muchos enterramientos de las necrópolis “orientalizantes”. Finalmente el santuario oriental de <b><a href="http://feniciosportugal.blogspot.com.es/" target="_blank">Castro Marím</a></b> y la posible existencia de otro en <b><a href="http://www.arkeotavira.com/" target="_blank">Tavira</a></b> vienen a sumarse a esta lista.</div>
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El conjunto arquitectónico de <b>Cancho Roano</b> (Zalamea de la Serena, Cáceres), aunque más tardío, responde igualmente a concepciones y técnicas orientales, lo cual sugiere un contacto estrecho y permanente con los fenicios, sino una participación directa de éstos en su construcción.</div>
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<span style="font-size: large; font-weight: bold;">La transformación en ciudades.</span></div>
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Muchos de estos asentamientos son pequeños enclaves que no poseen templos, ni otra clase de edificios públicos, con la excepción del “almacén” de Toscanos. No proporcionan inscripciones, ni tienen grandes necrópolis, sino pequeños grupos de tumbas que contrastan fuertemente con las que conocemos en Ibiza,<b> Cádiz</b>, <b>Almuñecar</b> o <b>Villaricos</b>. De hecho, el único que podemos considerar como una ciudad en este periodo es <b>La Fonteta </b>(además de Gadir). El resto corresponde a un patrón de urbanismo de pequeñas o medianas dimensiones que va a experimentar, durante el periodo arcaico, una serie de transformaciones que les convertirán en núcleos urbanos mayores y más densos.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpOHwhDOFEDeGJWpL8UkBC7FYcbSSRLmWebJ2HBLImdRhyphenhypheno0AgBnNkof0H8cjA2C4IbbJ4oqYxu_ZOXIIy1IkqUzGWzHWZkN6DP38QRldoxEuj2EFUc2zH2JPJWpkJBufMgb9KVA-Ic-R5/s1600-h/Mapa-fenicios.png"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpOHwhDOFEDeGJWpL8UkBC7FYcbSSRLmWebJ2HBLImdRhyphenhypheno0AgBnNkof0H8cjA2C4IbbJ4oqYxu_ZOXIIy1IkqUzGWzHWZkN6DP38QRldoxEuj2EFUc2zH2JPJWpkJBufMgb9KVA-Ic-R5/s400/Mapa-fenicios.png" height="332" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5427040643561097410" style="float: left; margin: 0pt 10px 10px 0pt;" width="400" /></a><span style="font-style: italic; font-weight: bold;">El crecimiento demográfico y urbano.</span><br />
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Desde mediados del VII a C., los enclaves existentes aumentaron de tamaño, al tiempo que desde algunos se lleva a cabo la ocupación intensiva de los territorios próximos con la aparición de pequeños poblados. También se crearon nuevos asentamientos en zonas más alejadas como Ibiza (<a href="http://www.ibiza.travel/es/empresa.php?fid=1264" target="_blank"><b>Sa Caleta</b>)</a>, Portugal (<b><a href="http://abulfenicio.blogspot.com.es/" target="_blank">Abul</a></b> y <b><a href="http://solallafenicia.blogspot.com.es/" target="_blank">Santa Olaia</a></b>) o Marruecos (<b>Mogador</b>) y el comercio llevó las importaciones fenicias a el litoral de Cataluña y el sur de Francia. Luego, durante el siglo VI a. C. algunos enclaves se abandonaron, como el Cerro del Villar, con cambio de emplazamiento incluido, y se produjo una reestructuración integral de la población, con el consiguiente crecimiento de lugares como <b><a href="https://www.academia.edu/1887925/El_urbanismo_en_la_colonia_fenicia_de_Malaca" target="_blank">Malaka</a></b>, que alcanzan la categoría de ciudades. Otro tanto ocurrió en <b><a href="http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/resumen.do?id=i23529" target="_blank">Baria</a></b> (Villaricos), <b>Sexs</b> (Almuñecar) y <b>Abdera</b> (Adra).</div>
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<i><span style="font-weight: bold;">Las ciudades fenicias de Occidente</span></i></div>
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Esta expansión de los fenicios occidentales, con la ampliación y dinamización de los intercambios y la ocupación de nuevos territorios, fue paralela al proceso de consolidación de las aristocracias fenicias, que dio también origen a las ciudades tras una reorganización del poblamiento colonial. Precisamente las ciudades que se forman y consolidan durante este periodo, siguen estando hoy habitadas, lo que hace su conocimiento arqueológico muy difícil. Los territorios coloniales, dependientes en un principio de los templos y las ciudades más antiguas, como <b>Gadir</b>, con su posible extensión al otro lado de la bahía en <b>Doña Blanca</b>, y <b>Lixus</b>, fundadas según los textos antiguos en torno al 1100 a. C., y <b>La Fonteta</b>, sufren en esta época una restructuración protagonizada por una elite fenicia que se beneficia de una intensificación y ampliación de la explotación de recursos y de la dinamización de los intercambios comerciales, que generaban la riqueza en el ámbito colonial.</div>
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Asímismo, algunos elementos nuevos que progresivamente se introducen en el registro arqueológico, como los hipogeos y tumbas de fosa con predominio del rito de la inhumación, cerámicas con formas más funcionales y decoración más sobria, sin el típico barniz rojo de las cerámicas fenicias precedentes, lucernas más cerradas y pequeñas, <a href="http://www.artehistoria.jcyl.es/artesp/contextos/6362.htm">terracotas,</a> máscaras, pebeteros, huevos de avestruz, objetos todos ellos con sus claras correspondencias en Cartago y el N. de Africa, han hecho pensar en influencias púnicas cuyo alcance no es fácil precisar. Tales influencias se aprecian ahora en la necrópolis de <b>Jardín</b> así como en <b>Villaricos</b> (Almería) e<b> Ibiza</b>.</div>
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<span style="font-size: large; font-weight: bold;">La expansión cartaginesa.</span></div>
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Sabemos por Aristóteles, bien informado sobre el tema, como demuestra su conocimiento de la <a href="http://qarthadast.blogspot.com/2008/05/la-constitucin-cartaginesa.html">constitución</a> de Cartago, a la que dedica un detallado análisis, que los cartagineses acostumbraban a librarse de las discordias civiles enviando su sobrante de población a las colonias. Pero ¿cuáles eran esas colonias?. Aparte de <b>Ebussus</b>, los escritores del mundo antiguo suelen mencionar los emporios cartagineses, tanto en las costas de Africa como en las de Europa, pero casi nunca se refieren a una <span style="font-style: italic;">apoikia</span>, la palabra griega que define una fundación colonial.</div>
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Los dos primeros <a href="http://http//qarthadast.blogspot.com/2008/04/la-confederacin-martima.html">tratados</a> firmados entre Cartago y Roma en la Antigüedad, y conservados para nosotros por Polibio, pueden arrojar algo de luz al respecto. En el primero concluido en el año 509 a. C. no se hace mención alguna a colonias cartaginesas, sino a los aliados de Cartago, y tampoco se hace referencia explícita a la Península Ibérica. El segundo, firmado en el año 348 a. C., tampoco menciona colonias cartaginesas, pero Cartago se permite en él hablar en nombre de la vecina ciudad fenicia de <b>Utica</b> y de los “tirios”, además de limitar la presencia de los romanos y sus aliados más allá de Mastia de Tartessos, a la que se suele identificar con el sitio de la posterior Qarthadasht ibérica, cuentión esta tampoco exenta de polémica.</div>
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Estos tratados demuestran, por otra parte, que Cartago se ha ido convirtiendo en un potencia naval capaz de ejercer su <a href="http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=901">hegemonía</a>, cuyo carácter ha sido objeto de debate, en el Mediterráneo centro-occidental, hasta el punto de permitirse hablar en nombre de otros, al frente de un conglomerado de ciudades con intereses afines en el comercio marítimo.</div>
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<span style="font-style: italic; font-weight: bold;">Cartago y el Occidente.</span><br />
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A mediados del siglo VII a. C. los cartagineses habrían fundado una colonia en Ibiza de acuerdo con un texto bien conocido de Diodoro de Sicilia, momento en que para la historiografía tradicional comenzaba el verdadero interés de Cartago por Occidente, con el fin de arrebatar sus riquezas a sus competidores griegos. Pero las intervenciones arqueológicas en la isla han mostrado la existencia de una presencia fenicia previa seguramente gentes procedentes de <b>Gadir</b>, de los enclaves fenicios de la costa malagueña, o de <b>La Fonteta</b>.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipd9iEk8Fdccfh8bXwUIXWaWWViRxuv63YHf4e8IeuyxO-SAejE6SuHKGNr1L5pOBciUq_Yej0DOgEJsPytDS1UPn_SqgJMF9uQUlF_TXGrrsZR0n5WwYpT5iv3U8rrmAUvfO3ZZB1PFGi/s1600/Hipogeo+Puig+des+Molins.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipd9iEk8Fdccfh8bXwUIXWaWWViRxuv63YHf4e8IeuyxO-SAejE6SuHKGNr1L5pOBciUq_Yej0DOgEJsPytDS1UPn_SqgJMF9uQUlF_TXGrrsZR0n5WwYpT5iv3U8rrmAUvfO3ZZB1PFGi/s320/Hipogeo+Puig+des+Molins.jpg" height="212" width="320" /></a>Siglo y medio después, hacia mediados del VI o más bien en su segunda mitad, la presencia cartaginesa en Ibiza resulta bien detectada en los rituales funerarios y los objetos que contienen los ajuares de las tumbas de la necrópolis de <b>Puig des Molins</b>, así como en las terracotas del santuario de <b>Isla Plana</b>. Y todavía un siglo después, esta presencia cartaginesa se extiende por la isla en una colonización agrícola que la salpica de pequeños asentamientos rurales, como el de <b>Ses Païses</b> (Cala d`Hort) y deja sus rastro en las representaciones de la diosa Tanit halladas en la cueva-santuario de <b>Es Cuyram</b>, al norte de la isla.</div>
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Según toda la documentación arqueológica disponible parece bastante claro que gentes procedentes de Cartago se establecieron, a lo largo del siglo VI a. C, en muchas de las ciudades fenicias peninsulares, como <b>Ebussus</b>,<b> Gadir</b>, <b>Malaka</b>, <b>Sex</b> (Almuñecar) o <b>Baria</b> (Villaricos) y que desde el siglo V, pero particularmente en el IV a. C., ejercieron una notable influencia cultural sobre los iberos del Sudeste y Levante peninsular, para los que incluso llegaron a construir algunos pequeños recintos amurallados en lugares estratégicos.</div>
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Pero esta presencia no se limitó solo a la actividad de los comerciantes y mercaderes venidos desde el Norte de Africa. Como en Ibiza, poseemos buenos datos arqueológicos de una presencia cartaginesa en asentamientos rurales de la provincia de Cádiz desde el siglo V y durante el IV a. C., destinada a la explotación de algunos recursos locales, como el aceite. Lo que nos recuerda una noticia trasmitida en la Antigüedad por Justino que menciona que los cartagineses habían convertido el territorio de <b>Gadir </b>en una provincia de Cartago a cambio de la ayuda militar prestada en un conflicto contra las vecinas poblaciones autóctonas. Asentamientos rurales de este carácter se han localizado también en <b>Ciavieja</b> y <b>El Pajarraco</b>, ambos en Almería.</div>
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<span style="font-style: italic; font-weight: bold;">La conquista Bárcida.</span></div>
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Como consecuencia de su derrota tras la primera guerra contra Roma, los cartagineses perdieron Sicilia y Cerdeña, su flota de guerra y, por supuesto, los medios por los que habían mantenido durante siglos la hegemonía marítima en el Mediterráneo centro-occidental. <a href="http://enciclopedia.elgrancapitan.org/index.php/Am%C3%ADlcar_Barca">Amílcar</a> llega a Iberia y desembarca en Gadir, no para llevar a cabo una guerra de revancha como la vieja corriente de pensamiento romano nos hace creer, sino porque ya no existe otra posibilidad de controlar los recursos de la Península que Cartago necesita.</div>
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Significativamente empezamos a encontrar ahora hallazgos de moneda, de buena moneda de plata cartaginesa, y los textos antiguos, ahora sí, hablan de las conquistas de Amílcar y <a href="http://www.satrapa1.com/paginas/anibalWEB/entrada/marcoprincipal.htm">Aníbal</a>. Pero más significativamente aún, las conquistas van acompañadas de la fundación de nuevas ciudades o la conversión de núcleos urbanos preexistentes en colonias cartaginesas, <b>Akra Leuke</b> (¿Alicante?), <b>Qarthadast</b> (Cartagena), la misma <b>Sagunto</b> tras su derrota, <b>Barcino</b> (Barcelona), <b>Magón</b> (Mahón). Una actividad muy intensa desarrollada en un periodo de tiempo no muy dilatado.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji_znjqTpbnAuLl3pM9OuBeG-WymyRoHiBbzEA29jwfKziaOiIZImIg8iqogUNb957Kefj4NLzJne0j_rt682suaB_LGEGS-tjo72JzVOHZ-4BekVTdPU_Sy4C84r7NWuGA-O5Sk2obd9u/s1600/Cartagena+fenicia+Quart+Hadas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji_znjqTpbnAuLl3pM9OuBeG-WymyRoHiBbzEA29jwfKziaOiIZImIg8iqogUNb957Kefj4NLzJne0j_rt682suaB_LGEGS-tjo72JzVOHZ-4BekVTdPU_Sy4C84r7NWuGA-O5Sk2obd9u/s320/Cartagena+fenicia+Quart+Hadas.jpg" height="240" width="320" /></a> En la Iberia Bárquida las ciudades fenicias gozaron del estatuto de aliados y de independencia política y administrativa. Para asegurar el dominio cartaginés se procedió al traslado de africanos a la Península mientras que contingentes de iberos eran enviados al N. de Africa, a fin de reforzar su fidelidad y eficacia militar, desvinculándolos así de sus lugares de origen. La instalación de estas tropas, con un componente líbico-bereber y numida acusado, buscaba proporcionarles una forma de subsistencia en los periodos de desmovilización, por lo que fueron convertidos en colonos militares a los que se asignaba una tierra, a cambio de sus servicios cuando les fueran requeridos. Así aparicieron y se potenciación un determinado número de núcleos urbanos, <a href="http://www.blogger.com/">Arsa</a>, <a href="http://www.tesorillo.com/hispania/2fenopunicas2.htm#lascuta">Lascuta</a>, <a href="http://www.tesorillo.com/hispania/2latinas4.htm#turirecina">Turricina</a>, <a href="http://www.tesorillo.com/hispania/2fenopunicas2.htm#iptuci">Iptuci</a>, <a href="http://www.tesorillo.com/hispania/2fenopunicas2.htm#vesci">Vesci</a>, <a href="http://www.tesorillo.com/hispania/2latinas1.htm#bailo">Bailo</a>, <a href="http://www.tesorillo.com/hispania/2latinas3.htm#oba">Olba</a> y <a href="http://www.tesorillo.com/hispania/2fenopunicas2.htm#asido">Asido</a>, que emitieron moneda con leyendas en el alfabeto denominado “libiofenicio”. Eran gentes africanas reclutadas por los cartagineses y parcialmente punicizadas que se asentaron en territorio bástulo, en la región situada en torno al Estrecho de Gibraltar. Además de los campamentos militares situados en torno al Guadalquivir y guarnecidos por jinetes numidas, otros contingentes de africanos fueran asentados en la región de Cádiz y sur de Extremadura, en un régimen similar al del colonato militar.</div>
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Alarmada por el éxito de su progresos en Iberia, Roma envió una delegación para entrevistarse con <a href="http://www.livius.org/ha-hd/hasdrubal/hasdrubal2.html">Asdrúbal</a>, el yerno de Amílcar, que tras su muerte le había sucedido en el mando. La entrevista tuvo lugar en la Qarthadast de Iberia, fundada por el mismo Asdrúbal en uno de los mejores puertos naturales de la costa. El resultado fue el Tratado del Ebro firmado en el 226 a. C., que consolidaba las conquistas cartaginesas y daba vía libre para proseguir hasta alcanzar el río. Muerto <a href="http://www.livius.org/ha-hd/hasdrubal/hasdrubal2.html">Asdrúbal</a> el posterior ataque a Sagunto por <a href="http://www.satrapa1.com/paginas/anibalWEB/entrada/marcoprincipal.htm">Aníbal</a> precipitó la segunda guerra contra Roma. En el 218 a. C., caía Sagunto ante el ejército de Aníbal y al poco daban comienzo las hostilidades.</div>
Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-44774738674155262632009-09-09T08:13:00.000-07:002014-03-01T09:42:16.735-08:00Comercio lejano y colonización<div style="text-align: justify;">
<b>Las causas</b>.<br />
Cuando se trata de proponer y explicar las causas o motivos que impulsaron a los fenicios a su expansión por el Mediterráneo, hallamos una diferencia entre las explicaciones unicausales, aquellas que la atribuyen a un sólo movil, sea del tipo que fuere, y las multicausales, que recurren e diversas combinaciones de factores desencadenantes de la expansión. Desde otra perspectiva complementaria, podemos distinguir entre las explicaciones de tipo ahistórico, y por lo tanto difícilmente o en absoluto contrastables, y las que se basan en una interpretación de los datos arqueológicos e históricos.</div>
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Las primeras recurren a argumentos que suelen ser más psicológicos que socioeconómicos o culturales. Argumentos tales como el “caracter” marinero y comerciante del pueblo fenicio, que no explican los cambios producidos en el comercio y las navegciones fenicias comienzos del primer milenio. Decir que los fenicios eran marineros porque vivían junto al mar es no decir mucho y desde luego no explica su aventura marítima y colonizadora desde comienzos del Ier milenio, sino antes.</div>
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Introduciendo algunos elementos pseudohistórios o pseudoculturales, algunas explicaciones ahistóricas pretenden encontrar una base más sólida invocando la existencia de procesos acumulativos o de una presión medio ambiental. Según éstas, la expansión fenicia por el mediterráneo sería la consecuencia final del largo desarrollo “histórico” de las navegaciones y el comercio fenicio, desde su condición inicial hasta la expansión propiamente dicha. Un proceso acumulativo en el que durante siglos se irá haciendo acopio de experiencia, descubrimientos e innovaciones técnicas que finalmente tendrán como resultado la expansión mediterránea.</div>
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Pero queda sin explicar porqué el comercio marítimo permaneció invariable a lo largo de tantos siglos, produciéndose el cambio de forma rápida en un momento determinado, y no antes o después. En ocasiones este inconveniente se pretende resolver recurriendo a los progresos en las técnicas de construcción de barcos y en el arte de la navegación. Pero la pregunta sigue siendo la misma. ¿Por que entonces, y no antes ni despues se produjeron tales avances?. Aquí topamos con el problema de la inversión causal, que nos obliga a elegir si la expansión fenicia por el Mediterráneo se mantuvo latente durante siglos para realizarse sólo a partir del momento en que las mejoradas condiciones de la construcción naval y los conocimientos naúticos la permitieron, o, por el contrario, si tales mejoras no fueron resultado exclusivo de la resolución de una serie de problemas técnicos y contaron, a su vez, con el impulso de factores de tipo demográfico, socioeconómico y político, o lo que es decir, históricos.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJhiyvaxxMq9iwI565RmMFHTtOBSJJsowPuFaISbsC8V5EmqsefB16Zj_3cMuf2adPF5s2QdmEAadzeKsEqYP3mEz36Nz5j2s8PhezaJRkJ9qVJBXJcAfmz9uUtyaPWeEjlCMMInsXSFi0/s1600/Mercante+fenicio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJhiyvaxxMq9iwI565RmMFHTtOBSJJsowPuFaISbsC8V5EmqsefB16Zj_3cMuf2adPF5s2QdmEAadzeKsEqYP3mEz36Nz5j2s8PhezaJRkJ9qVJBXJcAfmz9uUtyaPWeEjlCMMInsXSFi0/s1600/Mercante+fenicio.jpg" height="427" width="640" /></a></div>
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<b>Mercante fenicio (Museo Nacional de Arqueología Marítima) </b></div>
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Objeciones similares se pueden plantear a las explicaciones que pretenden atribuir la expansion fenicia por el Mediterráneo a causas aparentemente geográficas, en las que la ausencia de un territorio “natural” de expansión, dada la configuración del país fenicio, cercado por montañas y desiertos, dejarían el mar como única alternativa. En este punto la pregunta nuevamente es ¿porqué ahora y no antes ni después se lanzaron los fenicios en su expansión comercial por el Mediterráneo?. Es obvio que la respuesta no puede ser del tipo "porque a eso les condujo su actividad de comerciantes". Parece, por consiguiente, más oportuno, desechar las explicaciones ahístoricas en favor de aquellas que recurren a argumentos que reposan sobre datos históricos y arqueológicos, y, por lo tanto, en mayor o menor medida contrastables. Estas aún pueden terner preferencia por una sola causa, o motivo principal desencadenante, o contemplar un conjunto de ellas interrelacionadas.</div>
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En el ámbito de la expansión fenicia en Occidente se han propuesto recientemente diversos modelos centro/periferia que constituyen un avance en la forma de abordar su estudio, ya que proponen algunas explicaciones que pueden y deben ser contrastada con la información que poseemos, que es cada vewz mayor. Es su carácter contrastable lo que las hace preferibles a otro tipo de explicaciones en absoluto verificables. Ha sido comunmente admitido durante mucho tiempo que la expansión y posterior colonización fenicia en el Mediterráneo obedeció a la necesidad de las ciudades fenicias de procurarse las materias primas necesarias para abastecer al artesanado del Próximo Oriente y del Mediterráneo oriental y asegurar de paso la circulación de metales en los contextos económicos de aquellas regiones. Entre los estímulos más poderosos se ha citado a menudo la presión de Asiria por medio de las exigencias tributarias respaldadas por campañas militares. Ahora bien, los indicios de un cambio en el contenido y los horizontes del comercio fenicio, hasta entonces de carácter regional, así como los inicios de la expansión o "diáspora" fenicia por el Mediterráneo, que con toda seguridad no son posteriores al siglo IX a. C., son previos a la expansión de Asiria por lo que difícilmente han podido ser originados por ésta.</div>
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Dejando a un lado incluso la cuestión de la precolonización y la fundación de Gadir, las dataciones radiométricas calibradas procedentes de los asentamientos fenicios de las costas andaluzas proporcionan fechas entre el 894 y el 835 a. C. como las más antiguas, anteriores, por tanto, a las campañas de Assurnarsipal que en el 875 a. C. obtenía el tributo de Tiro, Sidón, Biblos y Arvad, o coetaneas a las de su sucesor Salmanasar III. Tras la muerte de este último y hasta la llegada al trono de Asiria de Tiglat -Pilaser III en el 744 a. C, sólo en una ocasión, en el 805 a. C., fue pagado el tributo exigido por Adad-Ninari III. Durante este tiempo Asiria se debatía en una crisis interna de grandes proporciones lo que facilitó la independencia de las ciudades fenicias, que habían rehusado pagar tributo a Shamshi-Adad V, padre de Adad-Ninari. Pero, por otra parte, la política de exigencia de tributos no era nueva. Durante los siglos anteriores a la crisis del 1200 a. C. había sido ampliamente practicada por los imperios circundantes, como Egipto, Mitanni o Hatti. ¿Por qúe causa no desencadenó entonces una expansión marítima similar a la de comienzos del primer milenio a. C.?. En donde realmente encontramos novedad en el comportamiento de los grandes Estados orientales respecto a las ciudades fenicias es en la política de conquista inagurada por el asirio Tiglat-Pilaser III, pero por aquel entonces la expansión maritima y la colonizacion fenicia en el Mediterráneo llevaban mucho tiempo en marcha.</div>
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También recientemente se han propuesto causas internas como desencadenantes de lo que hoy se llama "diáspora comercial fenicia" por el Mediterráneo. La perspectiva que enfatiza los factores internos frente a las presiones del exterior parece más adecuada, ya que tiene en cuenta el papel que desempeña el comercio lejano como modo de tranferir riqueza entre lugares distintos, entre formaciones sociales diversas, incidiendo en la existencia de factores limitadores o restrictivos, y más directamente en las condiciones sociales, políticas y económicas existentes. Por ello, si a comienzos del primer milenio se puede detectar una transformación en el contenido y la extensión del comercio marítimo fenicio, siendo sustituidas las riquezas naturales y los "objetos de lujo" por toda clase de manufaturas y ampliandose al mismo tiempo sus horizontes geográficos, debió ser por otro tipo de motivos que la supuesta presión de los imperios circundantes, aún inexistente, y más directamente relacionados con las propias condiciones internas de las ciudades fenicias.</div>
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<b>La expansión mediterránea.</b><br />
Sirviéndose de sus conocimientos de los astros y de una serie de mejoras en la construcción de barcos y en la técnica de la navegación, como el casco de cuadernas que permitía un diseño alargado que hacía las naves más marineras, los fenicios se lanzaron a su expansión marítima en el Mediterráneo en busca de las materias primas y las riquezas que su comercio precisaba. Los contactos previos con los micénicos pudieron reportarles informes de utilidad. Los inicios de la expansión se remontan, al menos, al siglo X a. C en que comienza una primera etapa de índole precolonial. No se trataba, en aquellas fechas tempranas, de establecer factorías ni fundar colonias, lo que sucederá a partir de finales del siglo IX a. C, sino de asegurar el dominio de algunas ciudades fenicias, como Tiro, sobre las rutas marítimas que permitían cruzar el Mediterráneo. Para ello se recurrió a una tradición, atestiguada desde tiempos de Sargón de Akkad, en relación con la ideología del dominio universal. Según ella, un acto simbólico realizado en los confines del mundo, como la erección de un altar o una estela, permitía reivindicar, frente a los competidores, la conquista de tan remoto lugar y, por consiguiente, de todos los territorios y espacios intermedios. En este sentido deben entenderse las expediciones que permitieron a los fenicios de Tiro alcanzar el otro extremo del mar y fundar un santuario en Gadir, la actual Cádiz en el sur de España, donde se hallaban, según el mito, las Columnas de Melkart.<br />
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Partiendo de sus costas, la expansión marítima hacia Occidente, en donde los fenicios accederían a las riquezas mineras de Tartessos, el estaño de las islas Cassitérides y el oro y marfil africano, se realizó avanzando de isla en isla. Desde Chipre hasta Rodas y Creta que facilitaban el acceso a los archipiélagos y el continente griego, para desde allí alcanzar con facilidad las islas del Mediterráneo central, Malta, Sicilia, y las pequeñas Gozo, Pantelaria y Lampedusa, frente a la costa norteafricana. De allí a Cerdeña y finalmente las Baleares, en particular Ibiza, desde donde se alcanzaba el litoral meridional de la Península Ibérica, las costas de Tartessos, y el N. de Africa, lugares todos ellos que fueron luego colonizados por los fenicios. <br />
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En el curso de aquella gran expansión los fenicios difundieron por el Mediterráneo el conocimiento de la escritura alfabética, que los mismos griegos tomaron de ellos, junto con otros elementos y técnicas de la cultura orientalizante, como el conocimiento del hierro y el vidrio, y fundaron numerosas factorías y colonias, algunas de las cuales fueron, como Gadir, o Utica, las más antiguas ciudades de Europa y el Africa septentrional respectivamente. Motia, Solunto y Panormo en Sicilia; Nora, Caralis, Tharros y Sulcis en Cerdeña; Cartago, Sabratha, Leptis, Hadrumentum, Lixus en el Norte de Africa; Gadir, Sex, Abdera, Malaka, Baria en la Península Ibérica, por no citar sino las más importantes, convirtieron durante siglos el Mediterráneo en un mar fenicio.</div>
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<b>Desarrollo del comercio lejano</b><br />
La expansión marítima, con la fundación de factorías y colonias proporcionaba una infraestructura nueva que permitía los contactos con paises lejanos. El cambio resultó tan notable, acompañado de las innovaciones técnicas en la construcción de barcos y el arte de navegar que lo hicieron posible, que es preciso preguntarse una vez más por sus causas. El comercio lejano desarrollado por los fenicios desde comienzos del primer milenio a. C no puede sino constituir una respuesta a una situación histórica concreta, más que ser el resultado de un "espíritu emprendedor", consecuencia de tantos siglos viviendo junto al mar, o de una evolución "natural" de las anteriores prácticas comerciales. Una situación histórica que estaba caracterizada por un desequilibrio población/recursos, que no debe entenderse mecanicistamente, aunque la pérdida de territorios, la deforestación y la presión demográfica hayan constituido factores de fondo, sino como consecuencia de las relaciones sociales y políticas establecidas.<br />
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Desde muy antiguo, las ciudades de lo que desde comienzos de la Edad del Hierro conocemos como Fenicia, asentadas en un medio en el que a menudo hubo dificultades para obtener el excedente que garantizara la estabilidad de los sistemas tributarios-palaciales, lo que causaba diversas crisis periódicas con retrocesos de la urbanización y huida al territorio "nomada" de los empobrecidos habitantes de las ciudades (hapiru ) agobiados por las servicias y la dureza de la imposición fiscal y las prestaciones personales, hubieron de recurrir al comercio especializado como modo de compensar tal situación. Pero el cambio que se produjo en dicha actividad comercial tras la superación de la "crisis" que puso término a las economías de la Edad del Broce hace sospechar un agravamiento de la eficacia para extraer el excedente. En todo caso en un momento no posterior al siglo X a C. los textos bíblicos (I Reyes, 5, 11) nos muestras una situación en la cual algunas ciudades fenicias, como Tiro, precisan adquirir alimentos de los paises de su entorno, al tiempo que dan muestras de una cierta inquietud territorial.<br />
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Un comercio de este tipo, en el que los fenicios ya no actúan sólo como intermediarios en el tráfico de productos exóticos y de lujo y como abastecedores de la madera de sus bosques, sino que precisamente persigue un abastecimiento agrícola que las condiciones ecológicas, demográficas, tecnológias y socioeconómicas de sus ciudades no son capaces de asegurar, hubo necesariamente de impulsar la búsqueda de materias primas necesarias para, bien en forma nativa o manufacturadas, servir como medios que garantizaran el intercambio. Ello explica porqué entonces, y no antes, los fenicios se lanzaron a su expansión mediterránea, a fin de transferir desde una periferia cada vez más lejana la "riqueza" que asegurara los intercambios con su entorno inmediato y la estabilidad de sus ciudades.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHeHb-DWQH6_upyrxoSKR24Lpcp46o6y7QnrK2vaT_r_0gkrW9axP5JUVyW7oBOq2s1Qyb7VZUCY1OIK5rIB1zMcuvGV1h9_IMAmTICmivmDtgu-Jm5Uv1UfKmnOFojPUOCEii06H9wUqm/s1600/Rutas+comerciales.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHeHb-DWQH6_upyrxoSKR24Lpcp46o6y7QnrK2vaT_r_0gkrW9axP5JUVyW7oBOq2s1Qyb7VZUCY1OIK5rIB1zMcuvGV1h9_IMAmTICmivmDtgu-Jm5Uv1UfKmnOFojPUOCEii06H9wUqm/s1600/Rutas+comerciales.gif" height="408" width="640" /></a></div>
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En tal contexto, el comercio lejano desarrollado por los fenicios desde comienzos del primer milenio constituía una respuesta a una situación histórica concreta, más que un resultado del tantas veces atribuido "espíritu emprendedor", consecuencia de tantos siglos viviendo junto al mar, o de una evolución "natural" de las anteriores prácticas comerciales. Una situación histórica que aparece caracterizada por un desequilibrio población/recursos, que no se debe entender de forma mecanicista, aunque la deforestación y la presión demográfica hayan podido constituir factores de fondo, sino como consecuencia de las relaciones sociales y el ordenamiento político establecidos.<br />
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Ahora bien, esta "variable" demográfica no debe ser considerada en un sentido mecanicista, sino inserta en unas determinadas relaciones sociales de producción que no sólo determinan la forma de apropiación de la riqueza sino también, y de acuerdo con ello, los límites de la capacidad de sustentación misma. Tales relaciones sociales de producción se vieron afectadas por el declive del modo de producción palatino a finales de la Edad del Bronce, lo que favoreció la formación de una aristocracia poseedora de sus propios medios de producción y no dependiente del palacio, proceso paralelo a la concentración de la propiedad de las tierras, antiguas concesiones palatinas, en sus manos.<br />
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El comercio fenicio de este periodo tenía como una de sus prioridades lograr un abastecimiento de productos agrícolas de los países del entorno, necesidad impuesta por el crecimiento de la población y la caída de los rendimientos agrícolas a causa de la deforestación, el sobrepastoreo y la intensificación de la explotación de las tierras cultivables, finalmente agravados por las correrías de los ejércitos asirios y babilonios, asi como la adquisición de metales y otras materias primas en los países lejanos. Este abastecimiento de materias primas, sobre todo metales, era igualmente importante y podía ser utilizado, además, como contrapartida de las importaciones de alimentos, bien en bruto o una vez convertidas en manufacturas. Se trataba, en definitiva, como en cualquier forma de comercio lejano, de transferir una fracción de excedente, aprovechando para ello las diferencias en costes sociales de producción de las mercancías procedentes de sistemas económicos distintos. Un intercambio desigual que se realizaba ahora con una "periferia" situada al otro lado del Mediterráneo.<br />
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<b>La colonización. </b><br />
Los comienzos de la expansión fenicia están marcados por la fundación de templos o santuarios, tal vez no muy grandes en sus orígenes, que preceden en el tiempo a las ciudades, como el de Tasos, Nora, y más concretamente aquellos de Gadir y Lixus. La existencia tan antigua de estos últimos no debe descartarse en base a consideraciones cronológicas que están en vías de profunda revisión gracias a las dataciones calibradas de C- 14, y de argumentaciones históricas que inciden en la falta de un contexto adecuado para su existencia. Tal contexto no es otro que la ideología del dominio universal, que profundas raíces históricas en el Certcano Oriente, y de acuerdo con la cual la conquista simbólica de los límites del mundo, que se señala con un altar o una estela (¿los betylos de Melkart?), legitima la reclamación de los espacios intermedios, abriendo el camino a su ulterior control efectivo. El relato de la fundación de Gadir menciona un oráculo tirio, lo que no debe ser interpretado necesariamente, como una contaminación de procedencia helénica , sino como el indicio de una empresa promovida por un templo. Pero ¿tenía ahora el templo fenicio funciones económicas de las que había carecido anteriormente?. En cualquier caso, la conquista simbólica de los límites del mundo, comienza a definir una periferia lejana y un espacio propio que serán objeto de explotación económica, y no sólo mediante el comercio.<br />
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Se trata de sacralizar el territorio der la colonia y me mantener el nexo con la metrópolis. Primero los templos, y luego las ciudades, como Castillo de Doña Blanca en Cádiz, la Fonteta en Alicante o Ibiza, con lo que la expansión y la colonización fenicia arcaica se llena de rasgos de índóle demográfica y urbana. ¿Y que hay de los territorios?. Poco sabemos de ellos, pero contemporáneamente surgen asentamientos -¿cómo los podemos llamar cuando ni los datos epigráfico ni los funerarias nos permiten considerarlos ciudades?- en todo el litoral mediterráneo andalúz, y más al norte, que tampoco son emporios, sino centros de producción para el intercambio, que se caracterizan por presentar vestigios de actividades económicas diversificadas en el aprovechamiento de los diversos recursos locales (agricultura, pesca, tíntura de la púrpura) y cuya finalidad se inserta en una estrategia diseñada para aumentar los beneficios suprimiendo los costes de transporte y almacenamiento al eliminar gran parte del trayecto entre los centros de producción y los de intercambio mediante un considerable acercamiento a estos .<br />
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Estos asentamientos no constituyen en si grandes comunidades urbanas, ya que no poseen templos, ni otra clase de edificios públicos, con la excepción quizá del “almacen” de Toscanos, ni proporcionan ningún tipo de inscripciones, y tampoco poseen necrópolis, sino pequeños grupos de tumbas que contrastan fuertemente con lo que conocemos en Ibiza, Cádiz, Almuñecar o Villaricos. Comparten un similar patrón de asentamiento que implica un conocimiento detallado del territorio y de sus posibilidades geoestratégicas y económicas, por lo que no es viable pensar que su fundación se produjera directamente desde Oriente, como se ha venido sosteniendo. Unido a lo anterior, y a la cuidadosa planificación del habitat que muestran desde un principio, como se advierte en Chorreras, Morro de Mezquitilla y Toscanos, hacen pensar en pequeñas comunidades procedentes, y no sabemos si dependientes, de las grandes ciudades de la época, Gadir, Cástillo de Doña Blanca, si no son lo mismo, o de los templos que las precedieron.<br />
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La función económica y política del territorio en los asentamientos urbanos fenicios de epoca arcaica, sean ciudades o no, es algo que los datos disponibles permiten evaluar cada vez mejor. Las fortificaciones de sitios como Alarcón o Cabezo Pequeño del Estaño implican un claro interés en el territorio circundante al asentamiento además de en la defensa del mismo y la aparición de enclaves secundarios es una prueba de su explotación. Resulta llamativo comprobar como, en algunos casos, la presencia de población autóctona en el entorno productivo más cercano no se produce hasta la instalación del enclave colonial en la costa, como se observa, por ejemplo, en el curso medio y bajo del Guadalhorce o en el litoral occidental de Málaga, y en otros, como sucede en el resto de la costa malagueña o en el tramo de la desembocadura del Almanzora, “coincidiendo con la segunda fase colonizadora de expansión de los fenicios occidentales en el siglo VII a. C.”. Precisamente en zonas donde el impacto de la arquitectura y el urbanismo fenicio sobre las sociedades autóctonas del interior se constata tardío y superficial. <br />
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Estos territorios, aunque en ocasiones pequeños, junto con el modelo de agricultura intensiva diversificada que parece haber sido aplicado en ellos, habrían sido suficientes para asegurar el abastecimiento de la población colonial. Los análisis paleobotánicos procedentes de sitios como Doña Blanca, Cerro del Villar o Villaricos muestran la presencia de cereales y un alto porcentaje de malas hierbas asociadas al cultivo cerealístico y sugieren un entorno donde abundaban los campos de cultivo y la realización de trabajos de trilla, cribado o tamizado del grano en el mismo asentamiento o en sus cercanías. Los análisis antracológicos de los restos carbonizados de madera de Castillo de Doña Blanca han revelado una diversidad de taxones que implica la utilización de espacios abiertos y de cultivo, así como marismas y zonas forestales. De Gadir, cuyo templo de Melkart no era sino una dependencia del palacio de Tiro sabemos por las fuentes (Justino, XLIV, 5, 3) que poseía un territorio que pasó a disposición de Cartago como consecuencia de la ayuda prestada en un conflicto contra las vecinas poblaciones autóctonas, lo que una reciente investigación ha venido a constatar de forma bastante evidente. Pero es preciso, sin duda, seguir avanzando en el conocimiento de todos estos territorios coloniales.<br />
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Aunque la explotación agricola y ganadera de los recursos locales y el control de los territorios próximos está bién constatado en algunos casos, está claro que sitios como Cerro del Villar, Morro de Mezquitilla, Toscanos o Villaricos, no son simples conglomerados de granjas. A todo esto debe añadirse la evidencia de un aumento de su tamaño y población desde mediados del siglo VII a. C. y las muestras de desigualdad social. En efecto, tanto las tumbas como el habitat proporcionan, a partir de un determinado momento, indicios de una composición social heterogénea en la que destaca una elite que se entierra en las lujosas tumbas de cámara de Trayamar y reside en grandes casas en Morro de Mezquitilla, Cerro del Villar y Toscanos. En este último lugar, el denominado “edificio C”, ubicado en medio de un entorno caractereizado por un habitat muy jerarquizado, sobrepasa por su arquitectura monumental y pública la de los edificios de almacén conocidos en Oriente y su estructura sugiere, además de la de almacenamiento, una función más compleja de tipo administrativo. En sus proximidades se levantan las mejores viviendas del asentamiento que se distinguen por su gran tamaño y elevado número de habitaciones. En el Cerro del Villar una serie de estructuras arquitectónicas pertenecientes a viviendas se abren a una amplia calle rectinea por medio de pequeñas tiendas y talleres. Todos estos, junto con la aparición de pequeños pesos de plomo que forman parte de un sistema de pesas y medidas, son rasgos propios de un estilo de vida urbana que caracterriza a muchos de estos asentamientos.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUmiWHcebeXm_prun5tDGFDrComu7j23wtvNW66JhMNDuBWUWAdLfO_M0INkdx27ch_-LFlLxNNaQqU7bnQFDaprLTsba0dXhLgI5019JLP0_2Hx92Hk5_xmt_RTZgKZI2MWsemSE6bDtR/s1600/Abul+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUmiWHcebeXm_prun5tDGFDrComu7j23wtvNW66JhMNDuBWUWAdLfO_M0INkdx27ch_-LFlLxNNaQqU7bnQFDaprLTsba0dXhLgI5019JLP0_2Hx92Hk5_xmt_RTZgKZI2MWsemSE6bDtR/s1600/Abul+1.jpg" height="396" width="640" /></a></div>
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<b>Abul</b></div>
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Distinto parece el caso de Abul, un asentamiento empórico de mediados del siglo VII a. C. situado en la margen derecha del paleoestuario del Sado, entre Setubal y Alcacer do Sal, y dominando completamente su antigua desembocadura. Las excavaciones han revelado, junto a los restos de dos casas fenicias separadas por una calle, un complejo arquitectóniomuy similar al de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz) y, como éste, con claros paralelos en Oriente. Además de los vestigios de una actividad productiva (agricultura, cría de ganado, pesca y marisqueo) y cierta artesanía textil y metalúrgica que aseguraban la autonomía a los colonos, están bién documentadas las actividades comerciales tal y como muestran, además de las estructuras consideradas como almacenes, las numerosas cerámicas de importación halladas en el yacimiento. Nos encontramos aquí ante otro ejemplo de urbanismo sin ciudad, pero de carácter distinto al de asentamientos como Toscanos, Morro de Mezquitilla o Cerro del Villar. Un edificio cerrado de planta cuadrangular, protegido con un muro construido con dos paramentos de grandes bloques que delimita una superficie cuadrada de 22 m de lado, con un pequeño edículo o altar en el centro del patio en torno al que se disponen las estancias y estratégicamente situado entre los poblados autóctonos de Setubal y Alcacer do Sal, y que parece que reune, a una escala ciertamente reducida, todas las carácteristicas de lo que Polanyi denominó como “port of trade”. Una singular manifestación de urbanismo “difuso”, en espera de conocer más datos procedentes de su entorno.<br />
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Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-1332584200601708872009-01-16T04:51:00.001-08:002015-03-26T16:14:56.305-07:00Arquitectura y urbanismo<div style="text-align: justify;">
La tradición <a href="http://www.artehistoria.jcyl.es/arte/contextos/2392.htm">oriental</a>, de gran antigüedad, de la arquitectura fenicia en Occidente se revela tanto en las técnicas constructivas como en los modelos domésticos y en la llamada arquitectura de prestigio, asi como en la funeraria.<br />
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<span style="font-weight: bold;">La arquitectura doméstica.<br />
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Las casas fenicias, al igual que posteriormente las púnicas, presentan estructuras abiertas, de planta cuadrangular, a veces alargada y con una dispersión regular de cada una de las estancias que se abren al interior, conectadas entre sí por espacios centrales bien delimitados. En las casas de mayor tamaño este espacio conector llegará a ser un patio a cielo abierto desde el que partirá también, cuando sea necesario, una escalera para subir a la terraza –pues siempre constarán de cubiertas planas– o a un piso superior. El módulo más frecuente lo conforma la casa de tres piezas accesibles por su lado largo, o flanqueadas en su lado corto por una cámara transversal. En ocasiones la planta inferior estuvo ocupada por el almacén –o por un pequeño establo–, mientras que el segundo cuerpo se usó como vivienda. El carácter complejo y la monumentalidad de alguno de estos espacios explica que se hayan interpretado con frecuencia como almacenes o, incluso, como edificios de carácter público. Un ejemplo al respecto sería el llamado “edificio C” de Toscanos en Málaga.<br />
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<span class="s1">Muy recientemente se ha establecido una clara correlación entre casas similares de tradición cananeo/fenicia en Oriente y las actividades de explotación económica de los recursos agrícolas de su entorno: la denominada "Canaanite/Phoenician Courtyard House", una casa grande con muchas habitaciones, algunas destinadas al almacenamiento, dispuestas en torno a un patio central descubierto y que suele constar de una planta superior. Una vivienda propia de la zona meridional de la costa Levantina y que será reemplazada allí por el más pequeño tipo de casa conocido como "Four-Room House" durante el final del Hierro IIA</span><span class="s2"><sup></sup></span><span class="s1">. </span></div>
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<span class="s1">El segundo tipo de casa que podemos observar es aquel dispuesto “en enfilada”. La característica principal de estas viviendas, que explicaría su disposición alargada, es que el espacio conector no está en el centro sino que se encuentra desplazado a un lateral y, por ello, para dar acceso a un mayor número de estancias, tiene una planta alargada, en forma de pasillo o de servidumbre de paso. </span>Por lo general, las casas en enfilada se apoyan en las murallas, de manera que sus muros perimetrales funcionaron como contrafuertes y riostras de sujeción. Cuando se construyeron dentro de manzanas corridas, al estar apoyadas entre sí, adquirieron una mayor solidez. Ya hemos comentado que en muchas de estas manzanas los muros perimetrales se realizan en aparejo de pilares u opus africanum para evitar el “efecto dominó” en caso de episodios sís-micos o destrucciones causadas por otros factores. Un aspecto que cabe subrayar es que las casas en enfilada nunca conformaron una manzana por sí mismas, al contrario de lo que hemos visto en las casas con patio central. Esta cuestión ya subraya el peril socioeconómico de los propietarios, tanto desde el punto de vista más material y práctico, como desde el simbólico.</div>
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Finalmente, otros modelos residenciales orientales aparecieron también asociados a las fortificaciones de las ciudades, como la llamada “four rooms house” típica del área sirio- palestina. A veces denominada “casamata”, la “casa de cuatro habitaciones” y sus subtipos mantuvo una evolución diferente, desde su origen hacia el siglo XII a.C., al de otras estructuras domésticas orientales. La sucesión de estructuras residenciales de este tipo adosadas entre sí, compartiendo muros maestros con establos y talleres en las plantas bajas, llegó a generar, en algunos casos, auténticos cinturones defensivos. La “four rooms house”, según recientes estudios, comienza a aparecer en los siglos XII-XI a.C. en Oriente y alcanza su máximo desarrollo en el s. X. Su desarrollo en los siglos IX-VIII a.C. en el Mediterráneo central y occidental demuestra que era un patrón habitual y característico de una disposición planificada, desarrollada y claramente funcional en espacios de carácter colonial que precisaban, además de suelo para vivir, de capacidad para almacenar mercancías y protegerlas.</div>
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Aunque varían en su tamaño desde las más pequeñas, como las del "<a href="http://terraeantiqvae.com/profiles/blogs/el-poblado-fenicio-del-castillo-de-dona-blanca">barrio fenicio</a>" de Doña Blanca, hasta las mucho mayores de Toscanos, Morro de Mezquitilla, Chorreras, o Santa Olaia, todas comparten unos mismo sistemas constructivos y, en muchos casos, una concepción de la vivienda que la hace girar en torno a un patio interior al que se abren las restantes estancias, aunque en ocasiones este es inexistente en las viviendas más pequeñas. El techo, sostenido por vigas de madera, es siempre de cubierta plana, según una vieja tradición oriental, y las azoteas y tejados son utilizados, con fines tanto con fines de trabajo como de solaz y descanso. La planta de las casas era cuadrangular, así como la de las habitaciones interiores, y las paredes, de adobe, se levantaban sobre zócalos de piedra que hacían las veces de cimientos. Dentro de las muchas variantes, la más utilizada consiste en un doble paramento de bloques de tamaño medio/grande, con un relleno interior de piedras medianas colocadas longitudinalmente y trabadas con tierra. Los suelos, los más frecuentes de tierra batida, se revestían, de una capa de arcilla rojiza. Las paredes de la vivienda se enfoscaban con una capa de arcilla y luego se procedía a su enlucido. La cal solía utilizarse en el exterior, a veces con una decoración de color amarillo o rojo, y en ocasiones también se empleaba una capa de arcilla más fina de color blanco-amarillento.<br />
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<b>Sa Caleta</b><br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh96PhoPzvobeX0GF1j7Ey0ZVK2iWDZm6H977-HyjfRatjbSCPIzvvAiiq10aAxZ7rA078SddZM5j4u4Eq4_o99aarLByGg1tgQHEWb9EuX-NIZVxCSv7CgNRWpgTjehch3HrN84W3tzJ0l/s1600/Sa+Caleta+3.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh96PhoPzvobeX0GF1j7Ey0ZVK2iWDZm6H977-HyjfRatjbSCPIzvvAiiq10aAxZ7rA078SddZM5j4u4Eq4_o99aarLByGg1tgQHEWb9EuX-NIZVxCSv7CgNRWpgTjehch3HrN84W3tzJ0l/s320/Sa+Caleta+3.jpg" height="213" width="320" /></a>El poblado fenicio de Sa Caleta (Ibiza) supone un ejemplo de urbanismo que contrasta con la panificación del habitat que se observa en sitios como Toscanos o Morro de Mezquitilla. Está enclavado en una pequeña península llana conocida como sa Mola de sa Caleta, entre la playa de es Codolar y el puig des Jondal, en el municipio de Sant Josep de sa Talaia, al sur de la isla. Estuvo habitado durante cuarenta o cincuenta años y llegó a tener una población de alrededor de trescientas personas. Su trazado urbanístico ocupaba unas cuatro hectáreas, y se componía de gran número de unidades arquitectónicas que vistas en conjunto conformaban una trama. Sorprende, sin embargo, por su urbanística improvisada y arcaizante con un sistema basado en la yuxtaposición de estancias sin ningún genero de orden en cuanto a la orientación con respecto a sí mismas y a los puntos cardinales, separadas entre sí por espacios, en ocasiones exiguos, comprendidos entre las distintas construcciones, dando lugar a estrechas calles de orientación variada y pequeñas plazas de plan irregular y superficies variables. Un ejemplo de esta diversidad es el llamado 'barrio sur'. Lo forman un total de ocho construcciones de distintos tamaños y formas: de una, de dos, y de tres estancias, yuxtapuestas o alineadas a lo largo. Hay alguna especialmente grande, de siete habitaciones repartidas en una planta casi rectangular.<br />
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<span style="font-weight: bold;">El complejo arquitectónico de Abul.</span><br />
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<span style="font-weight: bold;">Murallas y fortificaciones.</span><br />
El asentamiento fenicio de Castillo de Doña Blanca (El Puerto de Santa María (Cádiz), situado a los pies de la pequeña Sierra de San Cristobal y de unas 6 Ha de extensión, se fortificó desde mediados del siglo VIII a. C. con un elaborado sistema defensivo que constaba de una recia muralla reforzada con bastiones circulares, construida sobre un zócalo de mampostería sobre el que se levantó el paramento hecho con piedras irregulares trabadas con arcilla, que conserva más de tres metros de anchura. Sobre esta muralla, con alzados conservados de hasta 4, 80 m, se construyó otra más moderna, aunque ambos trazados no coinciden en su totalidad. Delante de la muralla se ha localizado un foso arcaico de sección triangular excavado en la roca de tres a cuatro metros de profundidad y con una anchura que en ocasiones sobrepasa los diez metros. En la zona sureste se ha conservado también un tramo de la fortificación arcaica construida a base de muros paralelos y transversales, dando lugar al típico sistema oriental de la muralla de casernas.<br />
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En Tavira, en la margen derecha del río Gilao (Portugal), se han documentado igualmente las dos fases de construcción de una muralla fenicia arcaica con muros que se yuxtaponen y datan de la segunda mitad/finales del siglo VIII a. C. En su primer momento constructivo esta muralla tenía cerca de cuatro metros de anchura, mientras que en su segunda fase oscila entre los 3,5 y 5, 5 metros de espesor y adopta la técnica de casernas, construida con piedra calcárea someramente desbastada. Su cara exterior se reviste de un paramento de piedra que se organiza en una línea inclinada siguiendo un ángulo de 70-80º. Tampoco se trata de una obra defensiva menor como podría ser el foso que en un principio protegía el asentamiento de Toscanos.<br />
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Otra muralla, aunque de fecha más tardía, nos encontramos en La Fonteta (Guardamar del Segura, Alicante), donde dada la reutilización de diversos materiales, como restos de molduras arquitectónicas formando gola y casi una decena de estelas-betilo en la muralla que comienza a construirse hacia el 630 a. C. se advierte claramente la premura de los trabajos y la existencia de una amenaza inminente. Cabe la posibilidad de la existencia en algún otro punto de una muralla más antigua, cuyo perímetro no coincide con el más reciente, en el que se puede contemplar un cuerpo central de 4,5 a 5 m. de ancho con paramentos verticales construidos con piedras de diverso tamaño. Ese cuerpo central está ceñido, en los puntos mejor conservados por dos cuerpos en talud de una anchura en torno a 1 m. en su base, lo que conferiría a ésta una anchura total cercana a los 7 metros.<br />
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En torno al 600 a. C. o un poco después en el asentamiento fenicio de Toscanos, que ya contaba con un foso de sección triangular que ofrecía una protección mínima, se construye una muralla que recorre la cima del Alarcón, impidiendo el paso tanto desde el río Vélez como por la hondonada situada encima del yacimiento, lo que tal vez esté sugiriendo una amenaza concreta, procedente bien del río o del otro lado del puerto de Zafarraya.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhi1Wc5tEzPwS0c84_c1Cfy0m0xlpWFO0Sy0TfeWYHL31aH-RLqmljht7ky6zTqXwnyFQl47LGqKkD7pIeKHPge72DoOPG-iYXtiET3vOu5G9Y2NzEExRy9SMJsY6jw4Zi-oLVP_WEEm1Sk/s1600/Muralla+de+Cartagena+3.gif" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhi1Wc5tEzPwS0c84_c1Cfy0m0xlpWFO0Sy0TfeWYHL31aH-RLqmljht7ky6zTqXwnyFQl47LGqKkD7pIeKHPge72DoOPG-iYXtiET3vOu5G9Y2NzEExRy9SMJsY6jw4Zi-oLVP_WEEm1Sk/s200/Muralla+de+Cartagena+3.gif" height="150" width="200" /></a>En Cartagena se ha excavado parte del sistema pùnico de fortificación de la ciudad en época bárcida. Se trata de una muralla de casernas, con una separación de casi 6 metros entre los dos lienzos que están orientados en dirección norte-sur. El primero, que constituye la cara externa conserva una longitud de 15 metros, mientras que el segundo tiene una longitud de 30 metros. En ambos casos el tipo de obra empleado en la construcción responde al gran aparejo cuadrangular, <span style="font-style: italic;">opus quadratum</span>, realizado con bloques de arenisca de dimensiones comprendidas entre 130-120 cm de largo por 60 cm de anchura, conservando en algunos puntos del lienzo exterior hasta cinco hiladas de bloques con una altura de casi 3,20 metros. El espacio comprendido entre los dos lienzos se encuentra dividido por una serie de muros perpendiculares, levantados con un aparejo mixto de bloques y piedras, en una serie de estancias de planta cuadrada, algunas de las cuales se comunican entre sí o bien tienen acceso por distintos puntos desde la cara posterior de la muralla.<br />
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Otra muralla de casamatas, o al menos un sector de ella, de época púnica se ha localizado en <a href="http://interclassica.um.es/var/plain/storage/original/application/e400dda0be881799c7befd3aac7f035e.pdf">Carteia</a> (San Roque, Cádiz), con una puerta de acceso a la ciudad con sillares almohadillados labrados en piedra arenisca que se levanta junto una fortificación anterior. Esta constituye parte del lienzo de una muralla, de tres metros de espesor medio, y está construida con fuerte mampostería de piedra trabada con arcilla rojiza, formando dos paramentos con <span style="font-style: italic;">emplecton</span>, en el que las piedras de fachada, a menudo de buen tamaño y tendente a cierta regularidad, adoptan forma de cuña para trabar bien con la masa de relleno, compuesta de tierra y piedras menudas. A fines del siglo III a. C. la muralla se remodeló documentándose una potente estructura constructiva que es parte de una muralla de casamatas, de la que el sector mejor conocido corresponde a una de las puertas, con acceso en forma de un largo y amplio paso, de muros convergentes hacia el interior. Esta nueva construcción se apoya en la muralla anterior, en su trazado, con la incorporación directa del lienzo principal de la antigua muralla a la nueva estructura, ampliada ahora y reforzada con casamatas, que ampliaban tanto la envergadura como la funcionalidad del conjunto de la fortificación.<br />
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<span style="font-weight: bold;">Templos y santuarios.<br />
</span><br />
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La presencia de algunos elementos arqueológicos, como figurillas y pebeteros, sugiere la posibilidad de existencia de un culto a Tanit, sincretizada con Demeter o alguna otra divinidad agrícola entre algunas poblaciones de la Península Ibérica, pero no hay restos de templos ni santuarios en los enclaves fenicios. Muchos de estos vestigios no son anteriores al siglo IV a. C. y parecen señalar la existencia de un sincretismo con alguna divinidad femenina propia, inducido, no tanto desde Cartago, como desde la más próxima Ibiza, como sugiere la posterior difusión de las monedas ebusitanas que se corresponde con bastante exactitud a los lugares donde han aparecido tales vestigios de un posible culto a Tanit. No faltan los partidarios, como J. M. Blázquez, y detractores, como E. Lipinski, de ver en los bronces votivos ibéricos de los siglo V y IV a. C. que representan figuras femeninas ricamente adornadas, tocadas con una gran tiara y los brazos extendidos hacia delante en el gesto habitual de la sacerdotisa, y en las "damas" ibéricas de Baza o de Elche representaciones de la diosa cartaginesa. Por otra parte, los smitting gods, bien estudiados por A. Mª Bisi, que están ausentes del territorio de Cartago y el N. de Africa, están en cambio bien representados en estos territorios peninsulares supuestamente sometidos a la dominación cartaginesa, pero tampoco parece posible vincularlos a ningún santuario. <br />
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Por las fuentes literarias sabemos de la existencia de templos fenicios y cartagineses, como el célebre Herakleión gaditano (el templo de Melkart en Gadir) o el de Eshmún en Cartago Nova. Precisamente las recientes excavaciones en Cartagena han proporcionando interesantes hallazgos además de un tramo de la muralla púnica. En el llamado Cerro del Molinete, una de las cinco colinas que rodeaban la ciudad, se han encontrado restos arquitectónicos de un posible santuario cartaginés. Del Herakleion gaditano sabemos por las fuentes literarias y las representaciones iconográficas, sobre todo en algunas monedas, que aún en época imperial romana el culto había seguido preservando rasgos muy arcaicos propios de su lejano pasado fenicio. No había imágenes ni ninguna representación antropomorfa del dios. En cambio, se alzaban en su recinto tres altares, dos de bronce sin ningún adorno y uno de piedra que llevaba grabadas escenas de los distintos episodios protagonizados por el dios, en los que, como en la metrópoli, ardía un fuego perpetuo y donde los sacerdotes, con la cabeza rapada, vestidos con túnicas blancas de lino y descalzos, según la vieja costumbre fenicia, realizaban los sacrificios diarios. De acuerdo con la tradición se guardaban en él las reliquias del dios que habían sido trasladadas desde la propia Tiro.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdh_naIVqAd4qJb9gdfadoazJFiKBd0W06V-bBOU10ssP-YXWPxUwxJ_mAFre2C4p7BU_ImipafYTlGtNEHWtsAeVt3b2DVcNqAdEm8adrv4u8fKYABZ2gr3MlH_kwMJHQ8meRnvX2vUlW/s1600/Carambolo_Vista.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdh_naIVqAd4qJb9gdfadoazJFiKBd0W06V-bBOU10ssP-YXWPxUwxJ_mAFre2C4p7BU_ImipafYTlGtNEHWtsAeVt3b2DVcNqAdEm8adrv4u8fKYABZ2gr3MlH_kwMJHQ8meRnvX2vUlW/s200/Carambolo_Vista.jpg" height="150" width="200" /></a>Diversos vestigios arqueológicos sugieren la existencia de un santuario de Astarté en Baria (Villaricos). Asimismo algunos elementos de piedra encontrados formando parte de la muralla de La Fonteta hacen presumir la existencia de algún santuario cercano. Con todo, es en el Carambolo (Camas, Sevilla) donde se ha descubierto el mayor santuario fenicio conocido hasta ahora en Occidente. En su momento de máximo esplendor, fue un gran complejo ceremonial al que se accedía desde el Este por un patio empedrado. Al fondo tiene habitaciones y salas de culto así como áreas de servicios: cocinas, lugares donde se preparaban las víctimas y las ofrendas, hornos de pan. Entre el patio y las capillas discurría un nártex pavimentado con conchas marinas, tras el cual hay dos grandes capillas rectangulares. La capilla Norte se dedicó a Astarté, y la Sur a Baal. La capilla de Astarté estaba más destruida y no ha conservado el altar que debió tener en el centro, mientras que la de Baal sigue conservando el altar con forma de piel extendida de un toro. Su eje longitudinal está orientado de forma, que hacia el Este, apunta justo a la salida del Sol en el solsticio de verano, mientras que hacia el Oeste mira al ocaso del Sol en el solsticio de invierno. A su alrededor se disponen bancos de barro enlucidos y pintados.<br />
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En el Cerro de San Juan de Coria del Río se ha documentado un <a href="http://www.patrimoniodecoriadelrio.es/parqueologico/consagradoabaal.html">santuario</a> posiblemente dedicado a Baal Safón, con varias fases constructivas entre los siglos VIII y VI a.C. El primero se orientó al sol naciente en el solsticio de verano, aunque no así los posteriores. Aunque se desconoce aún la planta completa de dicho santuario, puede proponerse como hipótesis preliminar que ésta pudo tener forma rectangular o cuadrada y un pórtico en el sector de la entrada. Desde el exterior se ingresaba así a un gran recinto no cubierto por completo. De hecho, en su interior se han localizado zonas empedradas que deben corresponder a patios o áreas a cielo abierto, pero también estancias pavimentadas con suelos rojos muy delicados que no habrían resistido los efectos de la intemperie de no estar bajo techo. Estos espacios más preservados se pavimentaron con capas de tierra roja que se pintaban una y otra vez. A modo de "capillas" o "tabernáculos", constituían espacios en los que se colocaron altares y otras plataformas levantados con barro o adobes, a veces asistidos por bancos y vasares. La capilla mejor conocida corresponde al Santuario III y en su interior se econtró un altar en forma de piel de toro que junto con el banco de barro que limitaba el tabernáculo por su flanco norte están orientados a la salida del Sol en el solsticio de verano.<br />
<br />
En Ibiza, además de la gruta de Es Cuiram, destaca el santuario de Illa Plana, de finales del siglo VI o comienzos del V a. C., que algunos autores han puesto en relación con el culto a Tanit, y cuyos ex voto, presentan claros paralelos con Motia, Tharros, Nora, Sulcis, Monte Sirai y, sobre todo, con Cartago, sobre un islote sagrado en la bahía de Ibiza que habría sido previamente frecuentado por los fenicios.<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">Necrópolis y arquitectura funeraria</span>.<br />
Las tumbas y sus ajuares nos hablan de la creencia de que los difuntos debían ser instalados con confort y protección, que se ofrecía por medio de amuletos y figurillas apotropaicas de terracota así como por medio de los rasuradores, que estaban decorados con temas esencialmente religiosos, que serían talismanes asociados a los actos de piedad que en vida realizó el difunto. los huevos de avestruz pintados eran un símbolo de vida y regeneración. La tumba se concebía como la morada eterna del difunto El ajuar funerario estaba compuesto de cerámicas, joyas y ornamentos diversos a los que probablemente se atribuía un significado simbólico y protector que a veces se nos escapa.<br />
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En algunas tumbas púnicas norteafricanas los arqueólogos han encontrado una serie de pinturas que decoraban la cámara funeraria, que se han interpretado como la prueba de unas creencias muy elaboradas en la vida del más allá e incluso en una espiritualización de la misma. En una el alma del difunto aparece representada como un gallo, símbolo apotropaico muy potente, frecuentemente asociado a los mausoleos funerarios en el N. de Africa. En otra, una nave de guerra ocupada por ocho personajes, ¿tal vez los ocho dioses fenicios de la navegación?, es precedida por un personaje que flota en el aire, y que se ha interpretado como el alma del difunto o un genio malefico que trata de oponerse al avance de la nave fúnebre. De ser ciertas tales interpretaciones, también los cartagineses, como muchos otros pueblos, habrían concebido la existencia de una masa acuática como separación entre este mundo y el otro.<br />
<br />
En Ibiza, el sector arcaico de la necrópolis de Puig des Molins plantea algunas cuestiones de gran significación. Se trata de una necrópolis de incineración que presenta las siguientes variantes:<br />
<br />
a) Los huesos se depositan directamente sobre la roca.<br />
b) Los huesos se colocan en un agujero de la roca, que puede ser natural, haber sido parcialmente retocado o tratarse de una cavidad totalmente artificial.<br />
c) Los huesos son introducidos previamente en una urna que a su vez es depositada en algún de los tipos de cavidades mencionadas.<br />
d) Los restos incinerados son colocados en fosas, de las que se pueden distinguir, las simples, aquellas que tienen resaltes laterales y las que presentan un canalillo central (Gómez Bellard, ea: 1990, 156 ss).<br />
<br />
El tipo de sepulturas, un pequeño hoyo excavado en el suelo o una oquedad natural de éste, el rito de cremación y la propia tipología de las urnas cinerarias, del tipo “Cruz del Negro”, se documentan todos ellos en otros lugares fenicios del Mediterráneo, como Motia en Sicilia, Rachgoun en Argelia o la misma Cartago. También aparecen, como acabamos de ver, fosas de cremación simples, así como escalonadas o con canalillo central, estructuras funerarias que también se encuentran en Cartago, Cerdeña y en la Península Ibérica, en Jardín, Villaricos y la propia Cádiz. De todas ellas destacan las cremaciones sin urna depositadas en fosas en Cádiz y Villaricos. No faltan los encanchados tumulares utilizados para sellar alguna sepultura, un tipo de estructuras que se conocen bien en las necrópolis “orientalizantes” de la Península., por lo que el análisis del comportamiento funerario en los enclaves fenicios debe completarse con los nuevos datos que apuntan a una mayor complejidad en los sistemas de enterramiento que ya no pueden reducirse a los modelos de Laurita (tumbas de pozo)-Trayamar (hipogeos o cámaras funerarias), Jardín-Puente Noy”.<br />
<br />
En Málaga, la necrópolis de Jardín también destaca por la variedad de sus estructuras y de los rituales funerarios. Esta variedad comprende fosas simples excavadas en la roca, fosas compuestas con resaltes y bancales laterales y una pequeña fosa excavada a mayor profundidad, cistas de sillares, grandes y profundas fosas que contienen cistas de sillares cuidadosamente trabajados que sostuvieron una cubierta de madera y adobe, y que se hallan precedidas, al menos en un caso, de un dromos horizontal, que recuerdan algunas de las tumbas de cámara de <a href="http://s735.photobucket.com/albums/ww352/cefyp/Trayamar/?albumview=slideshow">Trayamar</a>. Tanto la incineración como la inhumación están presentes y son muy característicos los pequeños sarcófagos de piedra.<br />
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<span style="font-weight: bold;">El impacto de la arquitectura fenicia en el ámbito autóctono.</span><br />
La primera distinción pertinente establece una diferencia neta entre la adopción de las técnicas constructivas y la adopción de la mentalidad y usos que subyacen tras una determinada concepción del espacio doméstico y la organización del habitat. En líneas generales se puede afirmar que las sociedades autóctonas adoptaron algunos elementos y soluciones constructivas propias del urbanismo fenicio, como la planta cuadrangular de las viviendas y el empleo de revestimientos elaborados recubriendo la superficie de las estructuras, pero no la concepción ni distribución de la casa fenicia de varias estancias, cerrada al exterior y abierta a un patio interior.<br />
<br />
Aún así, en algunos lugares, como San Bartolomé de Almonte (Huelva), El Cerro de la Encina (Monachil, Granada), Galera (Granada) o la Colina de los Quemados (Córdoba) se mantiene el habitat de cabañas. Y en otros, a pesar de la instalación de población fenicia en un sector del asentamiento, como ocurre en la Peña Negra (Crevillente, Alicante), el panorama es el de una falta de homogeneidad que alterna la pervivencia de ténicas -muros de tapial- y estructuras -planta circular, banco corrido- propias de la tradición local con la presencia de innovaciones, sobre todo enlucidos y revestimientos, muros de adobe aunque de forma minoritaria, y plantas en angulo recto que podemos atribuir, almenos en parte, ya que las casas angulares están también presentes entre las viviendas más antiguas, a la influencia fenicia.<br />
<br />
Por otra parte, la aceptación de los elementos arquitectónicos y las técnicas constructivas de los fenicios parece haber sido bastante lenta en algunas regiones, como en Los Alcores de Sevilla, la zona costera al este del Estrecho, pese a la temprana y abundante presencia de asentamientos fenicios, o el área del SE peninsular, y sólo cristalizan a fines del siglo VII e inicios del VI, en contraste con lo que se observa en el zona de Huelva o en Cástulo, por lo que podemos hablar de un impacto muy desigual en el tiempo y el espacio. Por otra parte, se trata de un urbanismo que imita más el aspecto que el contenido o la funcionalidad de las viviendas fenicias.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxU2PptOokSHSvymA5ezEbDCglDuvxh5GeGyxUDWe7KGUFgXYTQz85-viVKImVMB4PikrQAiPgTnW0UT4gYYWMhLJhdK2doGFe0PZ2qBBrC3A93tkWKkKeilDCiv9QKR-CUxqivIuSoAGk/s1600/Casas+fenicias.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxU2PptOokSHSvymA5ezEbDCglDuvxh5GeGyxUDWe7KGUFgXYTQz85-viVKImVMB4PikrQAiPgTnW0UT4gYYWMhLJhdK2doGFe0PZ2qBBrC3A93tkWKkKeilDCiv9QKR-CUxqivIuSoAGk/s320/Casas+fenicias.jpg" height="213" width="320" /></a>En lo que a la arquitectura pública o “monumental” concierne, los datos disponibles sugieren una temprana presencia fenicia en los sitios en que se constata. Así, en Tejada la Vieja (Huelva) la aparición de construcciones con zócalo de piedra y planta rectangular, un urbanismo planificado en torno a calles de trazado rectilíneo y una muralla construida con técnica fenicia parecen responder al asentamiento de población fenicia a finales del siglo VII a. C., mientras que la presencia en Quinta de Almaraz (Almada, Portugal) de un foso similar al de Castillo de Doña Blanca, de un vaso de alabastro y pesos cúbicos de plomo muy parecidos a los encontrados en el Cerro del Villar ha sido interpretada, al menos a nivel de hipótesis, en el mismo sentido.<br />
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Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-58070976354768404482009-01-13T11:36:00.000-08:002012-09-09T11:58:40.567-07:00La expansión cartaginesa<div style="text-align: justify;">
<span style="font-weight: bold;">Una colonia en Ibiza.</span><br />
Según una noticia de Diodoro de Sicilia (V, 16, 2-3) los cartagineses habrían fundado una colonia en la isla de Ibiza en el año 653 a. C.:<br />
<br />
“....hay una isla llamada Pitiusa que recibe esta denominación por la gran cantidad de pinos que crecen en ella. Se encuentra en medio del mar y dista de las Columnas de Heracles una travesía de tres días y otras tantas noches, de Libia un día y una noche, desde Iberia un sólo día. En cuanto a extensión es casi igual a Córcira. Aunque es de moderada fertilidad, tiene, no obstante, una pequeña comarca con viñas y olivos injertados en acebuches. Dicen que, de sus productos, destacan las lanas por su suavidad. La entrecortan campos y colinas y tiene una ciudad que se llama Ebussus, colonia de los cartagineses. Tiene también importantes puertos y considerables murallas y un gran número de casas bien construidas. La habitan toda clase de bárbaros, pero los más numerosos son los fenicios. Su fundación tuvo lugar ciento sesenta años después que la de Cartago”.<br />
<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">El comercio silencioso.</span><br />
En algunos lugares del norte del Africa atlántica el comercio cartaginés parece haber adquirido un carácter especial, como leemos en Herodoto (I, 196 ss): "Los cartagineses cuentan también la siguiente historia: en Libia, allende las Columnas de Heracles hay cierto lugar que se encuentra habitado, cuando arriban a ese paraje, descargan sus mercancías, las dejan alineadas a lo largo de la playa y acto seguido se embarcan en sus naves y hacen señales de humo. Entonces los indígenas, al ver el humo, acuden a la orilla del mar, y, sin pérdida de tiempo, dejan oro como pago de las mercancías y se alejan bastante de las mismas. Por su parte, los cartagineses desembarcan y examinan el oro; y si les parece un precio justo por las mercancías, lo cogen y se van; en cambio, si no lo estiman justo, vuelven a embarcarse en las naves y permanecen a la expectativa. Entonces los nativos, por lo general, se acercan y siguen añadiendo más oro hasta que los dejan satisfechos. Y ni unos ni otros faltan a la justicia; pues ni los cartagineses tocan el oro hasta que, a su juicio, haya igualado el valor de las mercancías, ni los indígenas tocan las mercancías antes de que los mercaderes hayan cogido el oro".<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">La confederación marítima. </span><br />
En el año 535 a. C. tenía lugar, frente a las costas de Córcega, la batalla de Alalia entre los foceos que, huyendo de los persas se habían asentado un poco antes en lugares como Alalia y Olbia, y una coalición marítima de etruscos y cartagineses:<br />
<br />
“Cuando llegaron a Córcega, vivieron por espacio de cinco años en compañia de los que habían llegado anteriormente y allí erigieron santuarios. Pero, como resulta que se dedicaban a pillar y saquear a todos sus vecinos, ante ello, los tirrenios y los cartagineses, puestos de común acuerdo, entraron en guerra contra ellos con sesenta naves por bando. Los focenses equiparon también sus navíos en número de sesenta y salieron a hacerles frente al mar llamado Sardonio. Libraron entonces un combate naval y los focenses obtuvieron una victoria cadmea, pues cuarenta de sus naves fueron destruidas y las veinte restantes quedaron inservibles, al haber resultado doblados sus espolones. Se volvieron, pues, a Alalia, recogieron a sus hijos, a sus mujeres y todos aquellos enseres que sus naves podían trasportar y, sin demora, abandonaron Córcega poniendo rumbo a Regio”. Herodoto I, 165 ss.<br />
<br />
A pesar de todos los intentos posteriores de convertir Alalia en el primer episodio de un enfrentamiento entre cartagineses y griegos en el Mediterráneo, Heródoto es muy claro al respecto, se trataba de erradicar la piratería focea en aquellas aguas. Este episodio de pirateria no es un caso aislado, como podemos observar en el siguiente texto del mismo autor:<br />
<br />
“Por su parte, el foceo Dionisio, al percatarse de que la causa de los jonios estaba perdida, se hizo a la vela después de haber capturado tres naves enemigas, pero no con rumbo a Focea -pues sabía perfectamente que dicha ciudad, al igual que el resto de Jonia iba a ser esclavizada-, sino que, con los efectivos que disponía, puso proa a Fenicia. En aquellas aguas hundió varios gaulos, haciéndose con un cuantioso botín y, posteriormente, se dirigió a Sicilia, donde estableció su base y estuvo dedicado a la piratería en detrimento de cartagineses y tirrenos, pero no de los griegos”. (VI, 17).<br />
<br />
Las relaciones de Cartago con las ciudades etruscas en el seno de la confederación marítima no parecen haberse reducido a una alianza puntal contra la amenaza que representaba la piratería focea en el Tirreno y en aguas de Sicilia. Los documentos arqueológicos demuestran, tanto en Cartago como en la misma Etruria, la intensidad y permanencia de estas relaciones. El testimonio de Arístóteles resulta igualmente significativo:<br />
<br />
“...pues en este caso los etruscos y los cartagineses y todos los que tienen esa clase de acuerdos entre sí serían como ciudadanos de una sola ciudad; y estos tienen desde luego acuerdos sobre las importaciones y pactos de no agresión; pero ni se han creado magistraturas comunes a todos para esos asuntos, sino que son diferentes las de unos y otros, ni se cuidan unos de como deben ser los otros, de que ninguno de los sujetos a esos tratados sea injusto ni cometa infamia alguna, sino solamente de que no se dañen unos a otros...”. (Pol., III, 9, 1280a)<br />
<br />
El descubrimiento arqueológico, de excepcional importancia, efectuado durante 1964 en Pirgos, uno de los puertos de Ceres, de unas láminas de oro y bronce con una inscripción bilingue en etrusco y en lengua púnica, aporta una confirmación de las palabras del filosófo ateniense. El texto fenicio de la inscripción, que se fecha hacia el 500 a. C., es el siguiente:<br />
<br />
“A la señora, a Ashtarte lugar sagrado<br />
este que ha hecho y que ha dado<br />
Theferie Velianas reinante sobre<br />
Caere en el mes del sacrificio<br />
del sol en don en el santuario y ha construido<br />
una capilla porque Ashtarte ha requerido de él<br />
para su reino en el año tres en el<br />
mes de krr en el día de la sepultura<br />
de la divinidad y los años para la ofrenda de la divinidad<br />
en su santuario son años como esta estrella....”<br />
<br />
En la versión etrusca de la inscripción, que fue hallada en una pequeña esedra rectangular entre los llamados templos A y B, Astarte es identificada con Uni, o sea Hera/Juno.<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">Los tratados con Roma.</span><br />
Este tipo de relaciones parece que se establecieron también con Roma, situada entonces bajo la dominación etrusca, a juzgar por la presencia de un topónimo arcaico portus punicum, similar al de Ceres, así como por lo que podemos leer en el primer tratado romano- cartagines del 509 a. C. que nos ha sido transmitido por Polibio:<br />
<br />
“El primer pacto entre romanos y cartagineses se concluye en tiempos de Lucio Junio Bruto y Marco Horacio, los primeros cónsules romanos nombrados después del derrocamiento de la monarquía. Bajo su consulado se consagró el templo de Júpiter Capitolino. Esto ocurrió veintiocho años antes del paso de Jerjes a Grecia. Lo hemos transcrito traduciéndolo con la máxima exactitud posible, pues también entre los romanos es tan grande la diferencia entre la lengua actual y la antigua, que, algunas cosas, apenas si los más entendidos logran discernirlas claramente. Los acuerdos son como sigue: 'Que haya paz entre los romanos y sus aliados y los cartagineses y sus aliados bajo las condiciones siguientes: que ni los romanos ni los aliados de los romanos naveguen más allá del Cabo Hermoso a no ser que les obligue una tempestad, o bien los enemigos. Mas si alguien es llevado allá por la fuerza, que no le sea permitido comprar ni tomar nada, excepto las provisiones para la nave o para los sacrificios y que se vayan a los cinco días. Los que lleguen allí con fines comerciales no podrán hacer ninguna transacción sin la presencia de un heraldo o un escribano. Lo que se venda en presencia de éstos será garantizado al vendedor por fianza pública, tanto si se vende en Africa como en Cerdeña Si algún romano se presenta en Sicilia, en un paraje sometido a la autoridad de Cartago, gozará de los mismos derechos que los otros. Que los cartagineses no cometan injusticias contra el pueblo de los ardeatinos, ni contra el de Antio, ni contra el de Laurento, ni contra el de Circes, ni contra el de Terracina, ni contra ningún otro pueblo latino sujeto a los romanos. En cuanto a las ciudades independientes, evitarán atacarlas, más si llegan a apoderarse de una de ellas deberán entregarla intacta a los romanos. Los cartagineses no levantarán ninguna fortificación en el Lacio y si tuvieran que penetrar en armas en el territorio latino que no lleguen a pernoctar allí”. (III, 22; TRAD. M. Balasch Recort)<br />
<br />
La cronología de estos tratado plantea ciertos problemas, ya que el primero no es conocido por Diodoro, quién afirma que el primer tratado entre Roma y Cartago se concluyó en el 348 a. C., por lo que correspondería al segundo mencionado por Polibio. Tito Livio, por su parte, menciona un tratado en el 348, aunque no dice que sea el primero y luego afirma que fue renovado en el 306 a. C por tercera vez y en el 279 por cuarta. De este modo, los testimonios de Polibio y Tito Livio contradicen el de Diodoro, pero es posible que este último no mencione el primero de los tratados por no considerarlo romano, sino etrusco.<br />
<br />
Pese a la fecha del 509 a. C, año en que se establece la República en Roma, que le atribuye la tradición, este tratado se inserta en el contexto de las relaciones de Cartago con las ciudades etruscas, lo que explica la preocupación romana por mantener a los cartagineses alejados del Lacio, algo improbable para una recién constituida República romana sin salida aún al mar, en un tiempo en el el control que los etruscos habían ejercido sobre la Italia central se debilitaba por momentos. Es probable que los primeros magistrados republicanos de Roma se hayan limitado a refrendar un tratado que, sin duda, era algo anterior y que la historiografía romana posterior, hostil a la presencia etrusca en Roma, haya querido borrar del recuerdo. De esta forma se aumentaba también la grandeza de la joven República, a la que se asignaban unos intereses en ultramar que no le correspondían.<br />
<br />
Y continua Polibio comentando el texto del tratado:<br />
<br />
“El Cabo Hermoso está junto a la misma Cartago, en la parte norte. Los cartagineses se oponen rotundamente a que los romanos naveguen por allí hacia el sur con naves largas porque, según creo, no quieren que conozcan los parajes de Bizacena, ni los de la Pequeña Sirte, la llamada Emporio por la fertilidad de sus tierras. Si alguien permanece allí forzado por una tempestad o por la amenaza de los enemigos, y carece de lo preciso para los sacrificios o para el equipamiento de la nave, se aviene a lo que tome, pero nada más; exigen que los que han fondeado allí zarpen al cabo de cinco días. Los romanos tienen permiso de navegar, si es para hacer comercio, hasta Cartago, hasta la región de Africa limitada por el Cabo Hermoso, y también a Cerdeña y a la parte de Sicilia sometida a los cartagineses; éstos les prometen asegurar con una fianza pública un trato justo. Por este pacto se ve que los cartagineses hablan como de cosa propia de Cerdeña y de Africa; en cambio, al tratar de Sicilia, precisan formalmente lo contrario, dado que hacen los acuerdos sobre aquella parte de Sicilia que cae bajo la autoridad cartaginesa. Igualmente los romanos pactan acerca de la región del Lacio, y no hacen mención del resto de Italia porque no cae bajo su potestad”. (III, 23; TRAD. M. Balasch Recort)<br />
<br />
Tras el primer tratado romano-cartaginés se concluyó otro en el año 348 a. C. Polibio, una vez más, es nuestra fuente:<br />
<br />
“Después de éste los cartagineses establecieron otro pacto, en el que incluían a los tirios y a los habitantes de Utica. Al Cabo Hermoso añaden Mastia de Tarteso, más allá de cuyos lugares prohíben a los romanos coger botín y fundar ciudades. El pacto es como sigue: 'Que haya amistad entre los romanos y los aliados de los romanos por una parte y el pueblo de los cartagineses, el de los tirios, el de Utica y sus aliados por la otra, bajo las siguientes condiciones: que los romanos no recojan botín más allá del Cabo Hermoso, ni de Mastia de Tarteso, que no comercien en tales regiones ni funden ciudades. Si los cartagineses conquistan en el Lacio una ciudad no sometida a los romanos, que se reserven la riqueza y los hombres, pero que entreguen la ciudad. Si los cartagineses apresan a ciudadanos cuya ciudad haya firmado un tratado de paz con Roma, pero que no sea súbdita romana, que los prisioneros no sean llevados a puertos romanos; pero si uno desembarca y un romano le da la mano, sea puesto en libertad. Que los romanos se comporten igualmente. Si un romano recoge agua o provisiones de un país dominado por los cartagineses, que este aprovisionamiento no sirva para perjudicar a nadie de aquellos que están en paz y amistad con los cartagineses. Y que lo mismo haga el cartaginés. Pero en caso contrario, que no haya venganza privada: si alguien se comporta así que sea un crimen de derecho común. Que ningún romano comercie, ni funde ciudad alguna, ni tan siquiera fondee en Africa o en Cerdeña, a no ser para recoger provisiones o reparar una nave. Si un temporal le lleva hasta allí, que se marche al cabo de cinco días. En la parte de Sicilia sometida a la autoridad cartaginesa y en Cartago, un romano puede hacer y vender todo lo que es lícito a un ciudadano cartaginés. Y que los cartagineses hagan lo mismo en Roma".<br />
<br />
En este pacto los cartagineses aumentan sus exigencias con respecto a Africa y Cerdeña, y prohíben a los romanos todo acceso a esos territorios. Y por el contrario en cuanto a Sicilia, aclaran que se trata de la parte que les está sometida.” (III, 24; TRAD. M. Balasch Recort)<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">Cartago en Iberia.</span><br />
En otro contexto, la conocida noticia de Trogo Pompeyo transmitida por el epitomista Justino (44, 5) sugiere la existencia de un territorio de Gadir que pasaría a manos de los cartagineses tras la ayuda de éstos contra un ataque de la población autóctona vecina :<br />
<br />
“En efecto, como los gaditanos, procedentes de Tiro, de donde deriva también el origen de los cartagineses, por una orden dada en el sueño hubiesen trasladado a Hispania el culto de Hércules, y allí hubiesen fundado una ciudad, al envidiar los pueblos vecinos de Hispania el crecimiento de la nueva ciudad y provocar por eso a los gaditanos con la guerra, los cartagineses enviaron ayuda a sus parientes. Entonces con una expedición afortunada no solo vengaron a los gaditanos de la injusticia sino que añadieron la mayor parte de la provincia a su gobierno”.<br />
<br />
Por lo que respecta a la Qarthadast ibérica fundada por Asdrúbal c. 228 a. C. junto al Cabo de Palos he aquí la descripción de Polibio:<br />
<br />
“El casco de la ciudad es cóncavo; en su parte meridional presenta un acceso más plano desde el mar. Unas colinas ocupan el terreno restante, dos de ellas muy montuosas y escarpadas, y tres no tan elevadas, pero abruptas y difíciles de escalar. La colina más alta está al Este de la ciudad y se precipita en el mar; en su cima se levanta un templo a Asclepio. hay otra colina frente a ésta, de disposición similar, en la cual se edificaron magníficos palacios reales, construidos, según se dice, por Asdrubal, quien aspiraba a un poder monárquico. Las otras elevaciones del terreno, simplemente unos altozanos, rodean la parte septentrional de la ciudad. De estos tres, el orientado hacia el Este se llama el de Hefesto, el que viene a continuación el de Altes, personaje que, al parecer, obtuvo honores divinos por haber descubierto unas minas de plata; el tercero de los altozanos lleva el nombre de Cronos. Se ha abierto un cauce artificial entre el estanque y las aguas más próximas, para facilitar el trabajo a los que se ocupan en cosas de la mar. Por encima de este canal que corta el brazo de tierra que separa el lago y el mar se ha tendido un puente para que carros y acémilas puedan pasar por aquí, desde el interior de la región, los suministros necesarios...” Polibio, X, 10, 6.<br />
<br />
<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
<br />
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<br /></div>
Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-68128228987755153392009-01-13T11:06:00.002-08:002012-04-08T05:48:38.333-07:00Cartago. La ciudad y sus instituciones.<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<b>La fundación</b><br />
“Hacia esa época, murió el rey Mattán después de haber instituidos herederos a su hijo Pigamalión y a su hija Elisa, joven virgen de una rara belleza. Pigmalión, a pesar de su extrema juventud fue llevado al trono por el pueblo, y Elisa se casó con Acerbas, su tío materno, sacerdote de Hércules, que ocupaba a este título el segundo rango en el Estado. Poseía inmensos tesoros que, temiendo la avaricia del rey, guardaba en el seno de la tierra y no en su palacio, y aunque el hecho no era conocido la fama de sus riquezas era grande. Impulsado por estos rumores y encendido por un deseo culpable, Pigmalión, a despecho de las leyes humanas y de los sentimientos naturales, asesinó a, quien a la vez era su tío y su cuñado.<br />
Llena de horror por la muerte, Elisa supo sin embargo disimular su odio y, componiendo su semblante, prepararse para la huida. Se asocia en secreto a algunos de los grandes, como ella, enemigos del rey y presurosos por huir. Atacando entonces a su hermano por medio de la astucia, le anuncia el deseo de instalarse cerca de él, queriendo, dice, olvidar a su esposo y abandonar el palacio cuyo aspecto inoportuno, atizando siempre los recuerdos, reanima y perpetua su pesadumbre.<br />
Pigmalión consiente con placer a las proposiciones de su hermana, esperando recibir los tesoros de Acerbas. A la llegada de la noche, ella hizo embarcar con sus tesoros a aquellos que el rey había enviado con el fin de ayudar en los preparativos de la partida, gana el alta mar y les fuerza a arrojar a las olas sacos llenos de arena, que parecen contener los tesoros. Después, derramando lágrimas y conjurando tristemente el nombre de Acerbas, le conjura de tomar las riquezas que abandona, y de aceptar en sacrificio el oro que había causado su pérdida. Dirigiéndose enseguida a los enviados del rey, les dice que la muerte que le es reservada la anhela desde tiempo atrás, más que para ellos, horribles tormentos y crueles suplicios les esperan por haber defraudado la codicia del tirano por las riqueza de Acerbas, que había querido conseguir con un parricidio. Todos, espantados, consienten en exiliarse con ella. Numerosos senadores, cuya huida había sido preparada, vienen a sumarse a ella, e implorando por medio de los sacrificios el apoyo de Hércules, del que Acerbas había sido el pontífice, quieren buscar otra patria.<br />
Llegaron luego a la isla de Chipre, donde el gran sacerdote de Juno, dócil a las órdenes de los dioses, vino, con su esposa y sus hijos, a ofrecer a Elisa compartir su suerte, estipulando para el mismo y su posteridad un sacerdocio eterno. Esta condición pareció un presagio favorable. Era costumbre en Chipre, que en días señalados la jóvenes vírgenes vinieran junto a la orilla del mar para ganar la plata que engrosaría su dote sacrificando a Venus los restos de su virginidad. Alrededor de ochenta de ellas, tomadas por orden de Elisa, son llevadas sobre los navíos para convertirse en las esposas de sus jóvenes y ayudar a poblar su ciudad. No obstante Pigmalión, enterado de la huida de su hermana, se prepara para perseguirla y llevar contra ella sus armas impías, pero al final se deja calmar por las súplicas de su madre y las amenazas de los dioses, pues los adivinos le anuncian que no perturbará impunemente el establecimiento de una ciudad que el favor de los dioses distingue ya del resto del mundo. Los fugitivos debieron su salvación a estos oráculos.<br />
Habiendo arribado a las costas de Africa, Elisa busca la amistad de los habitantes, que veían con gozo en la llegada de los extranjeros, una ocasión de tráfico y de intercambios mutuos. En seguida compra tanto terreno como pueda cubrir una piel de buey, para asegurar hasta su marcha un lugar de reposo a sus compañeros fatigados de una tan larga navegación. Después, haciendo cortar el cuero en bandas muy estrechas, ocupa más espacio que el que no habría podido solicitar. De allí vino más tarde a este lugar el nombre de Byrsa. Atraídos por la esperanza de ganancia, los habitantes de los lugares cercanos acudieron en tropel para vender sus géneros a estos nuevos huéspedes, estableciéndose junto a ellos, y su número creciente daba a la colina el aspecto de una ciudad. Los diputados de Utica, encontrando en aquellos a sus mayores, vinieron a ofrecerles presentes y les animaban a fundar una ciudad en el lugar que la suerte les había dado por asilo. Los africanos querían retener también a estos extranjeros entre ellos. Así, con el consentimiento de todos, Cartago es fundada; un tributo anual es el precio del terreno que ocupa. Comenzando a excavar sus cimientos se encuentra una cabeza de buey que presagia un suelo fecundo pero difícil de cultivar y una servidumbre eterna; se decide entonces levantar la ciudad en otro lugar y al excavar se encuentra una cabeza de caballo, símbolo de valor y de poder, que parecía consagrar el sitio de la nueva ciudad. Atraídos por la fama, numerosas gentes vinieron luego a poblarla y engrandecerla.<br />
Ya Cartago era rica y potente, cuando Hiarbas, rey de los Maxitanos, habiendo llamado junto a él a diez de los principales cartagineses les demanda la mano de Elisa, bajo amenaza de guerra. Los diputados, no osando llevar este mensaje a la reina, recurren, para sorprenderla, a la astucia cartaginesa. El rey, dicen, querría que alguno de ellos viniera a civilizar a los africanos y a su rey, más ¿quién podría consentir alejarse de sus hermanos para llevar la vida salvaje de estos bárbaros?. La reina les respondió por medio de reproches: temían sacrificar los goces de una vida tranquila a la salud de esta patria, a la cual debían, en caso de necesidad, sacrificar su propia vida. Fue entonces cuando la dieron cuenta de los propósitos del rey, añadiendo que, para salvar Cartago, debía seguir ella misma los consejos que acababa de darles. Sorprendida por esta artimaña, bañada de lágrimas y emitiendo sollozos lastimeros, invoca el nombre de su esposo Acerbas; en fin, ella promete ir donde la llamaba el destino de Cartago. Toma un plazo de tres meses, hace llevar a las puertas de la ciudad una gran pira, inmola numerosas víctimas destinadas, dice, a aplacar los manes de su esposo y a expiar su nuevo matrimonio. Después, armada de un puñal, se alza sobre la pira y, volviéndose hacia el pueblo, "dócil a vuestros deseos -dice- voy a reunirme con mi esposo", se arroja a su seno”.<br />
Justino, (XVIII, 4-5)<br />
<br />
“En los tiempos pasados, Dido atraviesa las enormes olas para huir del país de Pigmalión, y abandonando un reino mancillado por el crimen de su hermano, llega a las riveras de Libia donde la empuja el destino. Allí compra tierras y construye una nueva ciudad sobre la porción de suelo que le fue permitida delimitar con una piel de buey que había cortado en tiras”<br />
Silio Itálico, <span style="font-style: italic;">Púnica</span>, I, 21-26.<br />
<br />
“Llevar aljaba es costumbre de las muchachas de Tiro<br />
y anudar en alto sus piernas a coturnos de púrpura.<br />
Tierra de púnicos es la que ves, tirios y la ciudad de Agénor,<br />
y las fronteras con los libios, pueblo terrible en la guerra.<br />
Tiene el mando Dido, de su ciudad tiria escapada<br />
huyendo de su hermano. Larga es la ofensa, largos<br />
los avatares; más seguiré lo más sobresaliente de la historia.<br />
De ésta el esposo era Siqueo, el hombre más rico en oro<br />
de los fenicios, y lo amó la infeliz con amor sin medida,<br />
desde que su padre la entregara sin mancha y la uniera con el en primeros<br />
auspicios. Pero el poder de Tiro lo ostentaba su hermano<br />
Pigmalión, terrible más que todos los otros por sus crímenes.<br />
Y vino a ponerse entre ambos la locura. Este a Siqueo,<br />
impío ante las aras y ciego de pasión por el oro,<br />
sorprende a escondidas con su espada, sin cuidarse<br />
del amor de su hermana; su ación ocultó por mucho tiempo<br />
y con mentiras y esperanzas vanas engañó a la amante afligida.<br />
Pero en sueños se le presentó el propio fantasma de su insepulto<br />
esposo, con los rasgos asombrosamente pálidos;<br />
las aras crueles descubrió y el pecho por el hierro<br />
atravesado, y desveló todo el crimen secreto de su casa.<br />
La anima luego a disponer la huida y salir de su patria,<br />
y saca de la tierra antiguos tesoros escondidos,<br />
ayuda para el camino, gran cantidad de oro y plata.<br />
Conmovida por ésto preparaba Dido su partida y a los compañeros.<br />
Acuden aquellos que más odiaban al cruel tirano,<br />
o que más le temían; de unas naves que dispuestas estaban<br />
se apoderan y las cargan de oro. Se van por el mar<br />
las riquezas del avaro Pigmalión; una mujer dirige la empresa.<br />
Llegaron a estos lugares, donde ahora ves enormes murallas<br />
y nace el alcázar de una joven Cartago,<br />
y compraron el suelo, que por esto llamaron Birsa,<br />
cuanto pudieron rodear con una piel de toro”.<br />
Virgilio, <span style="font-style: italic;">Eneida</span>, I, 336-368.<br />
<br />
“Elisa arriba finalmente a Libia, donde ella fue llamada Dido por los autóctonos, a causa de sus numerosas peregrinaciones”.<br />
Timeo, <span style="font-style: italic;">frag</span>. 23.<br />
<br />
“Desde hace muchísimos años existen entre los tirios crónicas redactadas y guardadas por el Estado con sumo cuidado que relatan los hechos dignos de memoria ocurridos entre ellos o en sus relaciones con los extranjeros. Allí se dice que el templo de Jerusalén fue construido por Salomón ciento cuarenta y tres y ocho meses antes de que los tirios fundaran Cartago... Díos nos ha aportado su testimonio sobre lo que acabo de decir y a continuación voy a citar a Menandro de Efeso. Este autor ha relatado los acontecimientos de cada reino, hayan tenido lugar entre los griegos o entre los bárbaros, después de esforzarse por aprender la historia de las crónicas nacionales de cada pueblo...'Se computa el tiempo transcurrido desde este rey hasta la fundación de Cartago de la siguiente manera.: muerto Hiram recibió el trono su hijo, Balbacel, que vivió cuarenta y tres años de los que reinó diecisiete. Tras él, Abdastrato, su hijo vivió veintinueve años y reinó nueve. Los cuatro hijos de su nodriza conspiraron contra él y le mataron. Reinó el mayor, Melcastarto, hijo de Leastrato, quien vivió cincuenta y cuatro años y reinó catorce. Después de éste, su hermano Astarimo, que reinó cincuenta y cuatro años de los que reinó nueve. Este fue asesinado por su hermano Feles, quién se apoderó del trono y reinó ocho meses de los cincuenta años que vivió. Le asesinó Ithobaal, el sacerdote de Astarté, quién vivió sesenta y ocho años y reinó treinta y dos. Le sucedió su hijo Balezor, que vivió cuarenta y cinco años y reinó seis. Fue su sucesor su hijo Mattan, que vivió treinta y dos años y reinó veintinueve. Su sucesor fue Pigmalión, que vivió cincuenta y seis años y reinó cuarenta y siete. En el séptimo año de su reinado, su hermana huyó a Libia y edificó una ciudad llamada Cartago.<br />
Así pues, todo el tiempo que separa el reinando de Hirám de la fundación de Cartago hace un total de ciento cincuenta y cinco años y ocho meses Puesto que el templo de Jerusalén fue construido en el doceavo año de reinado de aquel rey, resultan desde la construcción del templo hasta la fundación de Cartago ciento cuarenta y tres años y ocho meses”.<br />
Flavio Josefo,<span style="font-style: italic;"> Contra Apión</span>, I, XVII, 106 ss.<br />
<br />
“En medio de la ciudad, dedicado a los Manes de Elisa, la fundadora, rodeada tradicionalmente por los tirios de una piedad respetuosa, cercado por un cinturón de tejos y pinos que, con su sombra lúgubre, esconden la luz del día, había un santuario. Es allí, dice la leyenda, que la reina habría dicho adios a los desvelos de la vida terernal”.<br />
Silio Itálico, <span style="font-style: italic;">Púnica</span>, I, 82-87.<br />
<br />
“...en medio de la ciudad se encontraba la acrópolis, a la que llamaban Byrsa”.<br />
Estrabón, XVII, 3, 4.<br />
<br />
“Cartago tenía el aspecto de una ciudad doble, la parte interior era llamada Byrsa, la parte exterior que rodeaba a la otra Magalia ”.<br />
Servio, <span style="font-style: italic;">In Aeneid</span>., I, 368.<br />
<br />
“La parte de la ciudad que daba al mar, junto a un escarpado acantilado, estaba protegida por una muralla simple. La parte que miraba hacia el sur, hacia el continente, donde estaba la ciudad de Byrsa, estaba protegida en el istmo por una triple muralla... el objetivo principal de Escipión se centraba en Byrsa, puesto que era la zona más fortificada de la ciudad y la mayor parte de sus habitantes se habían refugiado en ella. Había tres calles que subían desde la plaza pública hacia ella, flanqueadas por casas de seis pisos, casi pegadas unas a otras...”.<br />
Apiano, <span style="font-style: italic;">Libica</span>, ., 88; 128.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-weight: bold;">BIBLIOGRAFÍA.</span></div>
<br />
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<br />
<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">El sitio.</span><br />
He aquí la descripción del lugar que proporciona Polibio (I, 73-75), que la conoció personalmente en el curso de la última guerra contra Roma:<br />
<br />
“La ciudad de Cartago está emplazada en un golfo. Por su posición tiene forma alargada, como una península, rodeada de mar en su mayor parte, y también por un lago. El istmo que la uno al continente africano tiene unos veinticinco estadios de anchura. No lejos de este sitio y por el lado que da al mar, está la ciudad de Utica, por el otro lado, el del lago está Túnez...el istmo que une Cartago al Africa está flanqueada por colinas de difícil tránsito, cuyos pasos hacia la región están tallados en la roca”.<br />
<br />
La descripción de Apiano (<span style="font-style: italic;">Lib.,</span> 95), autor griego del siglo II nacido en Alejandría, aunque más sucinta, es similar:<br />
<br />
“La ciudad se encontraba en el seno de un gran golfo y se asemejaba mucho a una península, pues la separaba del continente un istmo de veinticinco estadios de ancho. Desde este istmo, una lengua de tierra estrecha y alargada, de medio estadio de ancho, avanzaba hacia el oeste entre la laguna y el mar”.<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">La ciudad.</span><br />
A medida que la aglomeración urbana se fue ampliando con el paso de los siglos, el primitivo asentamiento arcaico en la colina de Byrsa quedo convertido en la acrópolis o ciudadela de la ciudad, tal y como mencionan una serie de textos. Así, Estrabón (XVII, 3,4) “...en medio de la ciudad se encontraba la acrópolis, a la que llamaban Byrsa”<br />
<br />
y Servio (In Aeneid., I, 368), gramático latino de finales del siglo IV en su comentario a la Eneida de Virgilio: “Cartago tenía el aspecto de una ciudad doble, la parte interior era llamada Byrsa, la parte exterior que rodeaba a la otra Magalia”.<br />
<br />
Apiano (Lyb., 117) menciona también Mégara, un lugar de huertos bien irrigados al abrigo de las murallas de la ciudad, al norte de las colinas de la ciudad: “Mégara era un suburbio muy extenso de la ciudad adyacente a la muralla...estaba plantada de huertos y llena de árboles frutales separados por cercados de piedra y setos de zarzas y espinos, además de canales profundos de agua que corrían en todas direcciones....”.<br />
<br />
El mismo autor (Lyb., 95) nos habla sobre el sistema de fortificaciones de la ciudad, semejante al que se ha encontrado en Kerkouane y Cartagena: “La parte de la ciudad que daba al mar, al borde de un precipicio, estaba protegida por una muralla simple. La parte que miraba hacia el sur, hacia el continente, donde estaba la ciudad de Birsa, estaba guarnecida en el istmo por una triple muralla. La altura de cada una de estas murallas era de treinta codos, sin contar las almenas y las torres, que estaban colocadas por toda la muralla a intervalos de dos pletros; cada uno tenía cuatro pisos y su profundidad era de treinta pies. Cada lienzo de muralla estaba dividido en dos pisos. En las parte inferior, cóncava y estrecha, había establos para trescientos elefantes y, a lo largo de ellos, estaban los abrevaderos; encima había establos con capacidad para cuatrocientos caballos y almacenes para el forraje y el grano. También había barracas para veinte mil soldados de infantería y cuatro mil jinetes. Tan gran preparativo para la guerra estaba distribuido para albergarse solo en el interior de la muralla. El ángulo que se curva desde esta muralla hasta el puerto, a lo largo de la lengua de tierra mencionada, era el único punto débil y bajo...” .<br />
<br />
También nos informa sobre los puertos (Lib., 96): “Los puertos comunicaban entre ellos y tenían una entrada común desde el mar, de setenta pies de ancho, que podían cerrar con cadenas de hierro. El primer puerto era para barcos mercantes y había en él gran cantidad y variedad de aparejos; en el interior del segundo puerto, en su parte central, había una isla, y la isla y el puerto estaban interceptados a intervalos por grandes diques, los cuales albergaban astilleros con capacidad para doscientas naves, y adosados a los astilleros, había almacenes para los aparejos de las trirremes. Delante de cada astillero había dos columnas jónicas que daban el aspecto de un pórtico continuo al puerto y a la isla. En la isla estaba la residencia del almirante, desde la cual el trompetero daba las señales y el almirante los inspeccionaba todo. La isla estaba situada a ala entrada del puerto y tenía gran altura, de manera que el almirante veía todo lo que sucedía en mar abierto y, a su vez, los que penetraban en el puerto no podían tener una visión clara del interior. Ni siquiera eran visibles, en su conjunto, los astilleros para los barcos mercantes cuando entraban en el puerto, pues los rodeaba una muralla doble con puertas que llevaban a los barcos desde el primer puerto a la ciudad sin atravesar los astilleros”.<br />
<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">Los Altares de los Filenos.</span><br />
Los llamados “Altares de los Filenos”, situados en un lugar indeterminado en el fondo de la Gran Sirte, el golfo de Sidras, señalaban el límite de la expansión de Cartago en esta parte del litoral norteafricano. He aquí la narración de Salustio (Jur., LXXIX) al respecto:“En el tiempo en que los cartagineses extendían su dominio por la mayor parte de Africa, también los de Cirene fueron poderosos y opulentos. En medio de ambos había un terreno arenoso de aspecto uniforme. No existía río ni monte alguno que señalase las fronteras. Este hecho provocó entre ellos una guerra grande y prolongada. Pero después que ejércitos y armadas de uno y otro bando fueron deshechos y puestos en fuga en numerosas ocasiones y que se habían causado unos a otros considerables pérdidas, temiendo que un tercero viniese a continuación a atacar a vencidos y vencedores, estando ya agotados todos, durante una tregua hacen un pacto para que un día determinado salgan emisarios de las ciudades respectivas. El lugar en el que se encontrasen quedaría reconocido como la frontera de ambos pueblos. Así pues, de Cartago son enviados dos hermanos llamados Filenos que hicieron el recorrido con gran rapidez. Los cireneos marcharon más lentamente... Cuando los cireneos se ven un tanto retrasados y con el miedo de ser castigados en su país por haber echado a perder sus intereses, acusan a los cartagineses de haber salido de su ciudad antes de tiempo, complican el asunto y en definitiva prefieren cualquier cosa a marcharse derrotados. Pero como los púnicos pidiesen otra condición siempre que fuese equitativa, los griegos ofrecen a los cartagineses la posibilidad entre ser enterrados vivos en ese lugar que reclamaban como frontera para su pueblo o permitirles a ellos continuar hasta donde quisiesen bajo la misma condición. Los Filenos, aceptada esa condición, ofrecieron a su patria el sacrificio de sus personas y sus vidas y fueron enterrados vivos. Los cartagineses consagraron en aquel lugar unos altares a los hermanos Filenos y les dedicaron otros honores en su propia ciudad”.<br />
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<span style="font-weight: bold;">La Constitución de Cartago.</span><br />
La constitución cartaginesa no permaneció inmutable, sino que experimentó cambios con el transcurso del tiempo, como sucedió en otras ciudades del entorno mediterráneo y parece conocer el propio Aristóteles (Pol., V, 7, 1307a) cuando da noticia del intento de establecer una “tiranía” por parte de Hanón: “En las aristocracias surgen las sublevaciones unas veces porque pocos disfrutan de las dignidades -lo que se ha dicho que remueve también las oligarquías- ya que es la aristocracia en cierto modo una oligarquía (pues en ambas pocos son los que mandan, aunque no por la misma razón pocos)...Y, por último, si alguno es poderoso y aún puede ser mayor, para reinar solo, como al parecer en Lacedemonia, Pausanias, el que fue general en las guerras médicas, y en Cartago, Hanón”.<br />
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Un episodio similar fue protagonizado por un tal Bomilcar en tiempos de la invasión de Agatocles (310/307 a. C.) según cuenta Diodoro de Sicilia (XX, 44): “En Cartago Bomilcar, que había planeado durante mucho tiempo instaurar la tiranía, buscaba una ocasión apropiada para sus planes.....Cuando Bomilcar había pasado revista a los soldados en la que se llamaba Ciudad Nueva, que se encuentra a poca distancia de la vieja Cartago, despidió al resto, más cogiendo a aquellos que estaban unidos en conspiración, quinientos ciudadanos y unos mil mercenarios, se autoproclamó tirano. Disponiendo a sus hombres en cinco columnas atacó matando a todos aquellos que se le oponían en las calles. Ya que un extraordinario tumulto estalló en la ciudad, los cartagineses supusieron en un principio que el enemigo había penetrado y la ciudad estaba siendo traicionada, cuando, no obstante se conoció la verdadera situación los jóvenes se reunieron, formaron compañías, y avanzaron contra el tirano. Pero Bomilcar, matándolos en las calles, se dirigió con rapidez al ágora, y encontrando allí muchos de los ciudadanos desarmados los masacró. Sin embargo, los cartagineses, después de ocupar los edificios en torno al ágora, que eran altos, lanzaron grandes y pesados proyectiles, y los participantes en el levantamiento comenzaron a ser abatidos, ya que la plaza estaba dentro de su alcance. Sin embargo, puesto que estaban sufriendo severamente, cerraron filas y forzaron la salida a través de estrechas calles hacia la Ciudad Nueva, siendo continuamente golpeados con los proyectiles desde todas las casas a las que se acercaban”.<br />
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Un pasaje de Aristóteles (Pol., II, 11, 1273b) puede resultar esclarecedor: “Aunque este es un gobierno oligárquico, los cartagineses rehuyen muy bien sus inconvenientes gracias a sus riquezas, haciendo emigrar una y otra vez a una parte del pueblo a sus colonias, y con este procedimiento se remedían y aseguran la estabilidad de su regimen”.<br />
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Más tarde, será el propio Aníbal, nombrado sufete, el protagonista de una importante reforma política según nos informa Tito Livio (XXXIIII, 45): “El aquel tiempo dominaba en Cartago el orden de los jueces, debiendo sin duda su poder a que la magistratura era vitalicia. Fortuna, reputación, hasta la misma existencia de los ciudadanos estaba a merced suya; tener por enemigo a un sólo juez era exponerse a la enemistad de todo el orden; y no faltaban acusadores dispuestos a denunciar a los jueces a aquellos que les habían ofendido. Era aquel despotismo real, ya que, en el uso que hacían de su exorbitante poder, olvidaban que eran magistrados de una república. En este estado de cosas, Aníbal, nombrado pretor (sufete), llamó ante sí al cuestor, que no obedeció la orden, pues pertenecía a la facción contraria, y como se pasaba de la cuestura al omnipotente orden de los jueces, se ensayaba ya en los rasgos de orgullo de su futura dignidad. Irritado, Aníbal envió un viator para que prendiese al cuestor y le llevó ante la asamblea del pueblo, en la que habló enérgicamente contra el rebelde y contra todo el orden de los jueces, cuyo orgullo e influencia despojaban de toda fuerza a las leyes y a los magistrados. Viendo que recibían favorablemente sus palabras, y que el pueblo consideraba el orgullo de los jueces como amenazador para su libertad, propuso e hizo adoptar en el acto una ley que declaraba anual la judicatura y prohibía nombrar juez dos años seguidos al mismo ciudadano. Pero tanto como le atrajo esta medida el favor popular, otro tanto le indispuso contra la mayor parte de los grandes. Otra reforma que emprendió en interés público le hizo objeto de odios personales. Las rentas del Estado, o se despilfarraban por mala administración, o las dilapidaban cierto número de nobles y de magistrados que se las repartían, hasta el punto que no había dinero para pagar el tributo anual que se debía a los romanos, estando amenazados los ciudadanos de oneroso impuesto”.<br />
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<br /></div>Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-32821964414196641722009-01-13T10:59:00.001-08:002012-04-06T10:01:54.770-07:00Fuentes literarias: las tradiciones clásicas<div style="text-align: justify;">Pomponio Mela (I, 12), a mediados del siglo I, afirmaba que: “Los fenicios fueron una raza inteligente, que prosperó en paz y en guerra. Fueron excelentes en escritura y literatura, y en otras artes; en marinería, en el arte de la guerra naval y en el dominio de un imperio”.<br />
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<span style="font-weight: bold;">Mitos y leyendas.</span><br />
Apolodoro (II, 1, 4; III, 1, 1) cuenta que: “...de Libia y Posidón nacieron gemelos, Agénor y Belo. Agénor marchó a Fenicia donde reinó y fue origen de la gran estirpe; por ello diferiremos hablar de él. Belo permaneció en Egipto y fue rey; se casó con Anquíno, hija de Nilo, y tuvo hijos gemelos, Egipto y Dánao, y según Eurípides además Cefeo y Fineo...Agénor marchó a Fenicia, donde, casado con Telefasa, procreó una hija, Europa, e hijos Cadmo, Fénix y Cílix; algunos dicen que Europa no era hija de Agénor sino de Fénix. Zeus, enamorado de ella, se transformó en un toro manso y sobre su lomo la llevó por mar hasta Creta. Unida allí a Zeus engendró a Minos, Sarpedón y Radamantis; pero según Homero Sarpedón era hijo de Zeus y Laodamía, hija de Belerofontes. Cuando Europa despareció, su padre, Agénor envió a los hijos en su busca, prohibiéndoles regresar sin ella. También fueron con ellos su madre Telefasa, y Taso, hijo de Posidón, o, según Ferecides, de Cílix. Incapaces de encontrarla tras intensa búsqueda, determinaron no volver a su hogar y se establecieron en diferentes regiones; Fénix en Fenicia, y Cílix cerca, y toda la zona bajo su dominio, cerca del río Píramo, la llamó Cilicia. Cadmo y Telefasa vivieron en Tracia; igualmente Taso, tras fundar la ciudad de Tasos en un isla cerca de Tracia, la habitó”.<br />
<br />
Pausanias (V, 25, 12), por su parte, dice que: “Los de Tasos, que proceden de los fenicios que con Taso hijo de Agénor partieron de Tiro y de toda Fenicia en busca de Europa, ofrecieron en Olimpia un Hércules cuya base es, como la misma estatua, de bronce. La altura de la estatua es de diez codos, tiene la clava en la mano derecha y en la izquierda el arco. He oído que en Tasos veneraban al mismo Heracles que los tirios (Melkart), pero que al unirse a los griegos rindieron también culto a Heracles hijo de Anfitrión”. Y en otra ocasión (VII, 5, 5) : “Gozarías también en el Heracleión de Eritras y en el templo de Atenea de Priene, en este último lugar por su imagen, en aquel por su antigüedad. La imagen aludida no se parece ni a las llamadas Eginéticas ni a las atenienses antiguas, sino que en todo caso es precisamente egipcia. Arribó una almadia que trajo al dios desde Tiro de Fenicia”.<br />
<br />
Del mismo autor (IX, 27, 6-8) es la siguiente información: “También hay en Tespias un santuario de Heracles cuya sacerdotisa hasta su muerte es una doncella...Además este templo me pareció más antiguo que la época de Heracles hijo de Anfitrión, y más bien de Heracles, uno de los dáctilos de Ida, del que vi que tenían santuarios los de Eritras en Jonia y los tirios. Sin embargo, los beocios tampoco desconocían el nombre de este Heracles, puesto que dicen que el templo de Deméter Micalesia fue fundado por Heracles Ideo”.<br />
<br />
Heródoto, que escribía en el siglo V a. C., recoge también el eco de tales leyendas y de las tempranas navegaciones de los fenicios. A propósito del santuario de Afrodita urania en Ascalón (I, 105, 3) comenta: “...por cierto que este santuario, según he podido saber por mis averiguaciones, es el más antiguo de todos los santuarios consagrados a esa diosa, pues incluso el de Chipre, a decir de los propios chipriotas, tuvo en él su origen y fueron unos fenicios procedentes de esa parte de Siria quienes fundaron el de Citera”. Más adelante, con ocasión de contar su viaje a Tiro (II, 44) cuenta: “Y, con ánimo de obtener sobre el particular alguna información precisa de quienes podían proporcionármela, navegue también hasta Tiro de Fenicia, al enterarme de que allí había un santuario consagrado a Heracles. Lo vi ricamente adornado y, entre muchas otras ofrendas, en él había dos estelas, la una de oro puro y la otra de esmeralda que de noche refulgía extraordinariamente. Y, al entrar en conversaciones con los sacerdotes del dios, les pregunté cuanto tiempo hacia que habían erigido el santuario y comprobé que ellos tampoco coincidían con los griegos, pues sostenían que el santuario del dios había sido erigido al tiempo de fundarse Tiro y que hacía dos mil trescientos años que habitaban la ciudad. En Tiro, por cierto, vi también otro santuario dedicado a Heracles bajo la advocación de Tasio. Y me llegué, así mismo, a Tasos, en donde encontré un santuario de Heracles erigido por los fenicios que zarparon en busca de Europa y fundaron Tasos; y estos hechos son anteriores, por lo menos en cinco generaciones, al nacimiento de Heracles, hijo de Anfitrión, en Grecia”.<br />
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Esta información se complementa con esta otra del mismo autor en relación a las minas de Tasos (VI, 47): “Yo he visto con mis propios ojos dichas minas y, entre ellas, eran particularmente curiosísismas las que descubrieron los fenicios que acompañaron a Taso en la colonización de esa isla (que recibe su actual nombre en memoria de Taso, el citado fenicio). Esas minas que se remontan a los fenicios se hallan en Tasos entre dos parajes denominados Enira y Cenira, frente a Samotracia; consisten en un gran monte que, en el curso de las prospecciones, ha quedado derruido ”.<br />
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En otros muchos pasajes menciona Heródoto la presencia de fenicios llegados a Grecia. Asi con ocasión de discutir la influencia egipcia en los dioses griegos, y a propósito de Dionisos (II, 49, 3) dice: “Más bien, se me antoja que Melampo debió aprender el ritual dionisíaco de Cadmo de Tiro y de los que con él llegaron, procedentes de Fenicia, a la región que en la actualidad se llama Beocia”. Y en otro lugar(V, 58) de su obra añade: “ Y por cierto que, al instalarse en la región que he citado, esos fenicios que llegaron con Cadmo -entre quienes se encontraban los Gefireos- introdujeron en Grecia muy diversos conocimientos, entre los que hay que destacar el alfabeto, ya que, en mi opinión, los griegos hasta entonces no disponían de él...”<br />
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Respecto a la fundación del oráculo de Dodona dice también Herodoto (II, 54): “Y a propósito de los oráculos de Zeus de Grecia y Libia, los egipcios cuentan la siguiente historia. Los sacerdotes de Zeus tebano me dijeron que dos mujeres consagradas a la divinidad fueron raptadas de Tebas por unos fenicios, y que tuvieron noticia de que la una fue vendida en Libia y la otra en territorio griego; pues bien, estas mujeres fueron las primeras que fundaron los oráculos en los susodichos pueblos ”.<br />
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<span style="font-weight: bold;">La expansión marítima.</span><br />
Tucídides (I, 8), por su parte cuenta como los fenicios fueron precursores de los griegos en las navegaciones por el Mediterráneo y en la fundación de colonias. Al comienzo de su obra, hablando de las ciudades antiguas, construidas lejos del mar por temor a los piratas, dice: “Y no menos piratas eran los isleños que eran carios y fenicios. Habitaban la mayor parte de las islas y la prueba de ello héla aquí: cuando Delos fue purificada por los atenienses en el transcurso de la guerra que nos ocupa, y fueron abiertas las tumbas de los muertos que había en la isla, se encontaron con que más de la mistad eran carias, según fueron reconocidas por el atuendo de las armas que allí había enterradas y por la manera en que hoy aún entierran. Más una vez construida la escuadra de Minos, fue más fácil la navegación entre ellos, ya que éste desalojó de la isla a los piratas, al tiempo que establecía colonias en la mayoría de ellas...”.<br />
<br />
Y, más adelante, el mismo Tucídides (VI, 2, 6) hablando de Sicilia afirma: “También los fenicios tenían asentamientos en todo el contorno de Sicilia, ya que se habían adueñado de los promontorios que dominan el mar, así como de las pequeñas islas vecinas a la costa, con vistas a sus intercambios comerciales con los sículos. Sin embargo, cuando los griegos comenzaron a arribar por mar en gran número, abandonaron aquellos la mayor parte de sus posesiones y se limitaron a habitar, en las cercanías de los élimos, Motia, Solunte y Panormo. Y ello tanto porque confiaban en la alianza de los élimos, como porque desde allí es más corta la travesía desde Cartago a Sicilia.”<br />
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Diodoro de Sicilia (V, 20) cuenta que: “Los fenicios, que, desde una época lejana, navegaban sin cesar para hacer comercio, habían fundado muchas colonias sobre las costas de Libia y un cierto número de otras en las regiones occidentales de Europa. Habiendo triunfado en sus empresas, acumularon grandes riquezas y resolvieron navegar hacia el mar que se extiende fuera de las Columnas de Hércules, y que es llamado Océano. En primer lugar fundaron en Europa, cerca del paso de las Columnas, una ciudad a la que, por ser una península, dieron el nombre de Gadeira, y en ella dispusieron todo como convenía a la naturaleza del lugar, así como un suntuoso templo dedicado a Heracles, e introdujeron magníficos sacrificios celebrados a la manera fenicia “.<br />
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<span style="font-weight: bold;">La fundación de Gadir, Lixus y Utica.</span><br />
Según el testimonio de Veleyo Patérculo (1,2,3): “Por aquella época la flota tiria que dominaba el mar fundó Gades en el extremo de Hispania, y en el término del mundo, en una isla rodeada por el Océano, separada del continente por un estrecho muy breve. Pocos años más tarde, en Africa fue fundada por los mismos Utica.”, quien fecha el acontecimiento en tiempos del retorno de los Heráclidas, unos ochenta años después de la caída de Troya. Como este último suceso era tradicionalmente situado en el año 1184 a. C., la fundación de la colonia tiria se remontaría, por lo tanto al 1104 a. C.<br />
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Plinio (N.H., XVI, 40; XIX) afirma que el templo de Melkart en Lixus era en algún tiempo anterior a aquel de Gadir: “...Hay también una malva arbórea en Mauritania, en el opidum de Lixus, sito sobre un estero, lugar donde antes estuvieron, según se cuenta, los huertos de las Hespérides, a 200 pasos del Océano, junto al templo de Hércules, que dicen es más antiguo que el gaditano ”, y que Utica se remontaba en su antigüedad a mil ciento setenta y ocho años antes de aquel en que él mismo escribía: “Memorable también es el templo de Apolo en Utica donde aún se encuentran las vigas de cedro puestas cuando la fundación de la ciudad, hace 1178 años ”, Como quiera que éste era el 77 d.C., la fecha de la fundación de Utica se remontaría hasta el 1101 a.C.<br />
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Por su parte, Estrabón (I, 3, 2.) dice que la fundación de Gadir aconteció poco después de la Guerra de Troya: “Los fenicios navegaron por fuera de las Columnas de Hércules y fundaron ciudades, no sólo allí, sino también en medio de las costas de Libia, poco después de la guerra troyana”. Y en otro pasaje (III, 2, 14) añade: “Pero las primeras noticias fueron debidas a los fenicios, que dueños de la mayor parte de Iberia y de Libia desde antes de la época de Homero, quedaron en posesión de estas regiones hasta la destrucción de su hegemonía por los romanos ”. Asi mismo afirma (III, 2, 13) que: “la expedición de Heracles y la de los fenicios a estos parajes le dieron ( a Homero), de sus habitantes la idea de un pueblo rico y de buena condición...”<br />
<br />
Pomponio Mela (III, 6, 46) atribuye aunque de una manera muy vaga la fundación de Gadir a las mismas fechas que Plinio y Patérculo: “Cerca de litoral que acabamos de costear en el ángulo de la Bética, se hallan muchas islas poco conocidas y hasta sin nombre; pero, entre ellas, la que no conviene olvidar es la de Gades, que confina con el Estrecho y se halla separada del continente por un pequeño brazo de mar semejante a un río. Del lado de la tierra firme es casi recta; del lado que mira al mar se eleva y forma, en medio de la costa, una curva, terminada por dos promontorios, en uno de los cuales hay una ciudad floreciente del mismo nombre que la isla, y en el otro, un templo de Hércules Egipcio, célebre por sus fundadores, por su veneración, por su antigüedad y por sus riquezas. Fue construido por los tirios; su santidad estriba en guardar las cenizas (de Hércules); los años que tiene se cuentan desde la guerra de Troya”.<br />
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El propio Estrabón (III, 5,5) recoge, al respecto, una noticia de Posidonio: “Sobre la fundación de Gadir he aquí lo que dicen recordar sus habitantes: que un cierto oráculo mandó fundar a los tirios un establecimiento en las Columnas de Hércules; los enviados para hacer la exploración llegaron hasta el estrecho que hay junto a Kalpe (Gibraltar), y creyeron que los promontorios que forman el estrecho eran los confines de la tierra habitada y el término de las empresas de Hércules; suponiendo entonces que allí estaban las Columnas de las que había hablado el oráculo, echaron el ancla en cierto lugar de más acá de las Columnas, allí donde hoy se levanta la ciudad de los exitanos. Más como en este punto de la costa ofreciesen un sacrificio a los dioses y las víctimas no fueran propicias, entonces se volvieron. Tiempo después, los enviados atravesaron el estrecho, llegando hasta una isla consagrada a Hércules, situada junto a Onoba, ciudad de Iberia, y a unos mil quinientos estadios fuera del estrecho; como creyeron que estaban allí las Columnas, sacrificaron de nuevo a los dioses; más otra vez fueron adversas las víctimas y regresaron a la patria. En la tercera expedición fundaron Gadir, y alzaron el santuario en la parte oriental de la isla, y la ciudad en la occidental ”.<br />
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<span style="font-weight: bold;">Las causas de la expansión fenicia.</span><br />
Diodoro de Sicilia (V, 35, 4-5) la atribuye a la búsqueda de metales y hace hincapié en el intercambio desigual que proporcionó a los fenicios grandes ganancias: “Siendo desconocido este uso (de la plata) entre los naturales del país, los fenicios lo utilizaban para sus ganancias comerciales, y cuando se dieron cuenta de ello adquirieron la plata a cambio de pequeñas mercancías. Así, los fenicios que la llevaron hasta Grecia y Asia, y todos los otros pueblos, adquirieron grandes riquezas. Hasta tal punto se esforzaron los mercaderes en su afán de lucro que cuando sobraba mucha plata porque los barcos estaban llenos de carga, sustituían el plomo de las anclas por plata ”.<br />
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El Pseudo Aristóteles (mir., 135) insiste en este mismo carácter: “Se dice que los primeros fenicios que navegaron hacia Tartessos obtuvieron tal cantidad de plata a cambio de aceite y otras mercancías que habían traído, que no podían aceptara ni tomar más, por lo que se vieron obligados al regresar de estos lugares, a fabricar de plata todos los objetos de uso corriente, incluidas todas las anclas ”.<br />
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Salustio (Bel. Yug., 19), por su parte, da una explicación totalmente distinta al afirmar que: “Más tarde los fenicios, unos para disminuir el exceso de probación en su país, otros por ansias de poder, captándose a la plebe y a otras gentes ávidas de aventuras, fundaron en la costa Hipona, Hadrumentum, Leptis y otras ciudades, que, habiendo prosperado mucho en poco tiempo, se convirtieron en defensa o motivo de gloria para sus metrópolis ”.<br />
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El mismo autor (Bel. Yug., 78, 1 ) dice en otro pasaje de su obra que: “La ciudad de Leptis fue fundada por los sidonios que, según lo que sabemos, llegaron en naves a estos lugares, huyendo de las discordias civiles...”<br />
Tampoco habla de la búsqueda de metales Q. Curcio Rufo (IV, 4, 20) cuando dice: “Creo que en sus incursiones por mar libre y en sus continuos viajes a tierras desconocidas por otros pueblos, los tirios escogieron, o lugares donde colocar a su juventud, abundante en exceso por aquel tiempo, o quizá, por que cansados de los continuos terremotos, los cultivadores de la tierra se vieron obligados, arma al brazo, a buscar nuevos hogares lejos de la patria”.<br />
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Por su parte Flavio Josefo (Ant. Iud., VIII, 13, 2) dice lo siguiente: “Y esta ausencia de lluvias la menciona también Menandro a propósito de los hechos llevados a cabo por Itobaal, rey de Tiro en los siguientes términos <>. Menandro con esta indicación refiere la falta de lluvias ocurrida durante el reinado de Acab (ya que Itobaal, rey de Tiro, reinó en tiempos de Acab) ”.<br />
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En el año 5, el cuarto mes del verano, el 16, día en que Wenamón, deán de la sala del templo de Amón [Señor de los Tronos] del Doble País, salió para ir a buscar la madera para la gran y augusta barca de AmónnRe, Rey de los dioses, que está sobre [el río de nombre] User-hetAmón.<br />
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El día en que llegué a Tanis, a la [residencia de Smen]des y de Tentamón, les entregué las cartas de AmónRe, Rey de los dioses. Ellos las hicieron leer ante ellos y dijeron: Yo actuaré, yo actuaré como AmónRe Rey de los dioses, nuestro [señor] lo ha dicho. Ocupé el tiempo hasta el cuarto mes del verano permaneciendo en Tanis. Luego Smendes y Tentamón me enviaron con el capitán de navío Mengebet y descendí sobre el poderoso mar de Siria el primer día del primer mes de la inundación. Llegué a Dor, una ciudad de los cheker, y Beder, su príncipe, me hizo traer cincuenta panes, una medida de vino y una pierna de buey.<br />
<br />
Entonces un hombre de mi barco huyó después de robar un [vaso] de oro de cinco <i>deben</i>, cuatro vasijas de plata de veinte <i>deben</i> y un pequeño saco con once <i>deben</i> de plata. [Total de lo que ha robadol: cinco <i>deben</i> de oro y treinta y uno de plata. Por la mañana me puse en camino y fui allí donde estaba el príncipe. Le dije: "He sido robado en tu puerto; tú eres el príncipe de este país y, por tanto, eres su juez. Busca mi dinero. En verdad este dinero pertenece a AmónRe, el Rey de los dioses, el Señor del Doble País; pertenece a Smendes, pertenece a Herihor, mi señor, y a los otros grandes de Egipto. Te pertenece, pertenece a Uaret, pertenece a Mekmer y pertenece a Chakarbaal, príncipe de Biblos". Luego él me respondió: "¿Hablas en serio o inventas? Mira, yo no sé nada de este asunto que me has contado. Si el ladrón que ha subido a tu barco y ha robado tu dinero perteneciese a mi país, yo te lo habría restituido de mi tesoro hasta que se hubiera descubierto al ladrón, cualquiera que sea su nombre. Pero, en verdad, el ladrón que te ha robado te pertenece y pertenece a tu barco. Pasa algunos días aquí cerca de mí para que yo le busque". Entonces yo pasé nueve días aquí atracado en su puerto, luego fui a buscarle y le dije: "Y bien, no has encontrado mi dinero. [Permíteme partir] con el capitán del barco y con aquellos que viajan por mar". El me respondió: "Cállate... escucha [mis palabras y actúa como] yo te [he dicho]... allí donde tú estés, tú te apoderarás de su... y te apoderarás también... hasta que ellos hayan ido a buscar al ladrón que [te ha robado]... Mira, [tú actuarás de esta manera]" .<br />
<br />
[Llegamos a Tiro]. Salí de Tiro al alba [para ir a casa de] Chakarbaal, príncipe de Biblos... En el barco encontré treinta <i>deben</i> de plata y me apoderé de ellos. [Luego dije a las gentes del barco: "[Yo tengo] vuestro dinero y me lo quedaré hasta que vosotros hayáis encontrado [mi dinero] o a aquel que lo ha robado. Yo no os he robado, lo confiscaré [mientras espero]. En cuanto a vosotros..." Entonces ellos huyeron.<br />
<br />
Yo disfrutaba de mi triunfo en una tienda al borde del [mar] en el puerto de Biblos; entonces [encontré un escondrijo para la estatua] de AmóndelCamino y coloqué en su interior sus pertenencias. Entonces el [príncipe] de Biblos me envió (un mensajero) para decir: [Aléjate de mi] puerto. Y yo le envié (un mensajero) para decir: [A dónde debo ir?]. Si [encuentras] un barco para transportarme, llévame a Egipto. Pasé veintinueve días en su [puerto, mientras] él no cesaba de enviarme (un mensajero) para decirme: Aléjate de mi puerto.<br />
<br />
Mientras él hacía sacrificios a sus dioses, el dios (Amón) se apoderó de un sacerdote entre sus sacerdotes, le hizo entrar en éxtasis, y le dijo: "Trae al dios en alto. Trae al mensajero que está con él. Es Amón quien le ha enviado. Es él quien le ha hecho venir". Mientras que el extático estaba en éxtasis aquella noche, yo había encontrado un barco con destino a Egipto y en él había cargado todas mis pertenencias. Yo fijaba mis ojos en el crepúsculo diciendo: Tan pronto como (la oscuridad) descienda, cargaré al dios, para que ningún otro ojo lo vea. Entonces el jefe del puerto vino a mí y me dijo: "Orden del príncipe, quédate hasta mañana". Yo le respondí: "No eres tú aquel que no cesaba de venir cada día diciendo aléjate de mi puerto? No (me) digas (ahora) quédate esta noche para dejar salir el barco que he encontrado y volver de nuevo a decirme vete". Entonces él se marchó y contó esto al príncipe. El príncipe envió al capitán del barco a decir: Quédate hasta mañana. Orden del príncipe.<br />
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Cuando fue de día me envió (a buscar) y me hizo conducir mientras el dios reposaba en la tienda en que se encontraba al borde del mar. Le encontré sentado en su gabinete, la espalda vuelta hacia una ventana mientras que las olas de la gran mar de Siria ondulaban a la altura de la nuca. Le dije: "Que Amón te bendiga!" El me dijo: "Cuánto tiempo ha pasado hasta este día desde que abandonaste la residencia de Amón?". Yo le contesté: "Cinco meses hasta hoy". El me dijo: "Veamos, ¿dices la verdad?, dónde está el documento de Amón que (debería) estar en tus manos?, dónde está la carta del Gran Sacerdote de Amón que (debería) estar en tus manos?". Y yo le respondí: "Se los he dado a Smendes y Tentamón". El se indignó mucho y me dijo: "Así, pues, el documento y la carta no están en tus manos. ¿Dónde está el barco de madera de pino que te ha dado Smendes?, dónde está su tripulación siria?. ¿No te ha entregado a este capitán extranjero para que te mate y te arroje al mar?, ¿cerca de quién habríamos buscado entonces al dios, y a ti mismo, cerca de quién te habríamos buscado?". Así me habló y yo le respondí: "¿No es un barco egipcio? Los que reman para Smendes constituyen una tripulación egipcia; no hay tripulación siria". El me dijo: ¿No hay aquí en mi puerto veinte barcos que mantienen relaciones con Smendes? Y en Sidón, donde tú vas también, ¿no hay allí igualmente cincuenta navíos que mantienen relaciones con Uarkater y que se dirigen hacia su casa?". Yo me callé un largo rato, luego él respondió y me dijo: "¿Con qué misión has venido?". Entonces yo le dije: "He venido por madera para la grande y augusta barca de AmónRe, Rey de los dioses. Tu padre la ha suministrado, tu abuelo la ha suministrado y tú la suministrarás igualmente". Así habié y él me dijo: "Ellos la han suministrado, es verdad, y si me das algo para que la suministre, yo la suministraré. Ciertamente los míos han ejecutado esta orden, pero el faraón, Vida, Salud, Fuerza, había enviado seis barcos que estaban cargados de bienes de Egipto que se descargaron en sus almacenes. Pero tú, ¿qué me traes a mí?".<br />
<br />
El envió a buscar el registro diario de su padre y lo hizo leer ante mí. Encontramos mil <i>deben</i> de plata de diferentes cosas (que estaban inscritas) en su registro. Me dijo: "Si el soberano de Egipto fuese el amo de mis bienes y yo su vasallo, él no habría enviado plata y oro diciendo ejecuta la orden de Amón. No eran regalos lo que ellos traían a mi padre. En cuanto a mí, yo no soy tu vasallo y no soy el vasallo de aquel que te ha enviado. Cuando yo hablo con voz fuerte en el Líbano, el cielo se abre y los árboles se acuestan aquí, al borde del mar. Dame las velas que has traído para conducir (a Egipto) tus barcos cargados de tus maderas. Dame los cables que has traído [para unir los cedros] que debo cortar y proporcionarte... las velas de tus barcos (serán insuficientes), las cabezas (de proa y de popa) serán muy pesadas, se partirán y perecerás en medio del mar. Mira, Amón ruge en el cielo después de haber dejado a Sutej [dios de la tormenta] desatarse en su momento. Amón ha fundado todos los países, él los ha fundado después de haber fundado el país de Egipto, de donde tú vienes. La perfección ha salido de Egipto hasta alcanzar mi propio país. La sabiduría ha salido de Egipto para alcanzar mi propio país. ¿Qué significan estos locos asuntos que se te hace realizar?. Yo le respondí: "Eso es falso; no son asuntos locos aquellos en los que estoy metido. No existe ningún barco sobre el río que no pertenezca a Amón. De él es el mar, de él es el Líbano del que tú has dicho me pertenece; constituye el dominio de UserhatAmón, la reina de todas las barcas sagradas. En verdad, así ha hablado AmónRe, el Rey de los dioses, a Herihor, mi señor: Envíame, y él me ha hecho salir con este gran dios. Pero mira, tú has hecho esperar a este gran dios veintinueve días mientras él estaba en tu puerto aunque sabías que estaba aquí. ¿No es el mismo que ha estado siempre? Sin embargo tú permaneces allí para regatear el Líbano a Amón, su propietario, y cuando dices los antiguos reyes han hecho traer el oro y la plata, (yo te respondería): Si hubieran tenido a su disposición la salud y la vida, no hubieran enviado las mercancías. Ellos han enviado las mercancías a tus padres en lugar de la vida y la salud. AmónRe, Rey de los dioses, es el señor de la vida y la salud y era también el señor de tus padres; durante toda su existencia ellos han hecho sacrificios a Amón. Tú también eres servidor de Amón . Si dices yo actuaré, yo actuaré para Amón, y si ejecutas su orden, entonces vivirás, tendrás salud, serás grato a todo tu país y a tu pueblo. No codicies la propiedad de AmónRe, Rey de los dioses. En verdad, un león ama sus bienes. Tráeme a tu escriba, para que le envíe a Smendes y a Tentamón, los regentes que Amón ha colocado al norte de su país, y ellos harán que se te traiga todo lo que es necesario. Yo le enviaré hacia ellos diciendo: Que se traiga esto hasta que yo vuelva al sur. Entonces te devolveré todo lo que te debo, todo". Así le hablé.<br />
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El puso mi carta en manos de su mensajero y cargó la quilla (?), la cabeza de delante y la cabeza de detrás y también cuatro maderos, en total siete piezas, y los envió a Egipto. Su mensajero que había ido a Egipto volvió a mí en Siria en el primer mes del invierno. Smendes y Tentamón enviaron: cuatro vasijas y un vaso <i>kkmn</i> de oro; cinco vasijas de plata; diez piezas de tejido de lino real; diez paquetes de buen lino del Alto Egipto; quinientos rollos de papiros; quinientas pieles de buey; quinientas cuerdas; veinte sacos de lentejas, treinta cestos de pescado, y ella [Tentamón] me envió: cinco piezas de tejido de buen lino del Alto Egipto, cinco paquetes de buen lino del Alto Egipto, un saco de lentejas, cinco cestos de pescado.<br />
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Entonces el príncipe se alegró y puso a trabajar a trescientos hombres y a trescientos bueyes y colocó vigilantes al frente para derribar los árboles. Se derribaron y pasaron el invierno extendidos en el lugar. En el tercer mes del verano se les arrastró hacia el borde del mar. El príncipe salió y se colocó cerca de ellos. Entonces envió a decirme: Ven. Cuando yo hube avanzado hacia él, la sombra de su parasol cayó sobre mí. Entonces Penamón, un servidor suyo, se colocó entre nosotros y dijo: "La sombra del faraón, Vida, Salud, Fuerza tu señor, ha caído sobre ti". El príncipe se enfadó con él y dijo: "Déjale". Yo volví cerca de él. El tomó la palabra y me dijo: "Ves, la misión que mis padres habían ejecutado antes yo la he ejecutado, aunque tú no has hecho por mí lo que tus padres hicieron (por los míos). Mira, el resto de la madera ha llegado y está aquí. Actúa como yo deseo y ven para cargarla. Pero no vengas a contemplar el terror del mar. Si miras el terror del mar, tendrás que contemplar también el mío. En verdad, no te he hecho lo que se hizo a los mensajeros de Jamuaset cuando pasaron diecisiete años en este país; ellos murieron allí donde estaban". Luego dijo a su servidor: "Tómale y muéstrale su tumba, en la que ellos reposan". Yo le dije: "No me la enseñes. En cuanto a Jamuaset, estos son hombres que él te había enviado como mensajeros, y él también era un hombre; pero tú no tienes (ante ti) a uno de sus mensajeros y sin embargo dices Ve y mira a tus compañeros. No deberías alegrarte y hacerte hacer una estela e inscribir en ella: Amón-Re, Rey de los dioses, me ha enviado (la estatua) de Amóndelcamino (como) su mensajero, Vida, Salud, Fuerza, y a Unamón como a su embajador humano para buscar la madera destinada a la gran y augusta barca de AmónRe, Rey de los dioses. Yo la he derribado [la madera], yo la he cargado y he prestado mis barcos y mi tripulación y los he dejado alcanzar Egipto para pedir en mi favor a Amón cincuenta años de vida, además de lo que había sido fijado por el destino. Y quizá pueda producirse esto: si alguna vez en el futuro viene del país de Egipto un mensajero que conozca la escritura y lea tu nombre en la estela, entonces recibas agua del occidente, como los dioses que están allí". Entonces él me dijo: "Lo que me acabas de decir es un buen consejo", y yo le respondí: "En cuanto a las numerosas cosas que me has dicho, si llego al lugar donde se encuentra el Primer Profeta de Amón, y si él ve (de qué modo tú te has ocupado de tu misión, será tu misión la que te hará recibir algo".<br />
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Me fui al borde del mar, al lugar donde las maderas estaban amontonadas y vi once barcos que llegaban del mar. Pertenecían a los cheker y tenían esta consigna: Aprisionadle y no dejéis ir al país de Egipto a ninguno de sus barcos. Entonces me senté y me puse a llorar. El escriba del príncipe vino hacia mí y me dijo: "¿Qué te pasa?". Yo le respondí: "¿No ves los pájaros migratorios que por segunda vez van a Egipto?; míralos, ellos parten hacia las aguas frescas. ¿Cuánto tiempo debo permanecer aquí?, ¿no ves a aquellos que vienen para aprisionarme?". El fue a contárselo al príncipe y el príncipe se puso a llorar a causa de las palabras que se le decían, pues eran tristes. Me envió a su secretario y éste me trajo dos vasijas de vino y un carnero. Me hizo traer a Tanetet, una cantora egipcia que estaba con él, con esta misión: Canta para él, no permitas que su corazón se llene de pesares. Y él me mandó decir: Come, bebe, no permitas que tu corazón se llene de pesares; mañana oirás lo que tengo que decir.<br />
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Cuando llegó la mañana, convocó el consejo, se colocó en medio de ellos y dijo a los cheker: ¿Qué habéis venido a hacer aquí?. Ellos le respondieron: Hemos venido en persecución de estos miserables barcos que tú envías a Egipto con nuestros adversarios. Entonces él les dijo: No puedo detener al mensajero de Amón en mi propio país. Dejadme despacharle, luego vosotros le perseguiréis para detenerle.<br />
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El me embarcó y me envió desde aquí al puerto de mar. El viento me empujó al país de Alashia [Chipre]. Los de esta ciudad salieron contra mí para matarme, pero yo me abrí camino entre ellos hasta el lugar donde estaba Hateb, la princesa de la ciudad. Yo la encontré cuando ella salía de una de sus casas y entraba en otra. La saludé y dije a las gentes que se hallaban cerca de ella: ¿No hay ninguno entre vosotros que comprenda la lengua egipcia?. Uno de ellos respondió: Yo la comprendo. Entonces le dije: "Di a mi Dama que yo he oído decir desde la ciudad (de Tebas), la ciudad donde se encuentra Amón, que la injusticia se cometía en toda ciudad pero que la justicia se practicaba en la ciudad de Alashia. Sin embargo, la injusticia se comete aquí cada día" Ella me dijo: "¿Qué quieres decir?". Yo le respondí: "Ahora que está el mar enfurecido y que el viento me ha empujado hacia el país en el cual tú te encuentras, no dejarás que me prendan para matarme, pues soy un mensajero de Amón. Presta atención: A mí se me buscará hasta el final de los tiempos. En cuanto a esta tripulación del príncipe de Biblos que ellos quieren matar, si su señor encuentra a diez de tus tripulantes, ¿no los matará también?. Entonces ella hizo llamar a las gentes, las acusó y me dijo: "Pasa la noche...".<br />
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<span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;"><span style="font-style: italic;">ANET</span> 25-29</span><br />
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<b><span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;">BIBLIOGRAFÍA</span></b><br />
<span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;">GOEDICKE, H., <i>The report of Wenamun</i>, Baltimore, 1975 ( Johns Hopkins University Press) </span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;">PEREZ-ACINNO, J. R, "Unamón revisado", I<i>ntercambio y comercio preclásico en el Mediterráneo: I Coloquio del CEFYP</i>, Madrid, 2000, pp. 1-7.</span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;">- <a href="http://revistas.ucm.es/index.php/GERI/article/view/GERI0808120023A/13918" target="_blank">"Estelas en el aire, palabras sobre el mar: Wenamón y el monarca fenicio"</a>, <i>Gerión</i>, 26, 1, 2008, pp. 23-34,</span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;">SASS, B. "<a href="http://www.academia.edu/928041/2002._B._Sass._Wenamun_and_his_Levant_-_1075_B.C._or_925_B.C._Egypt_and_the_Levant_12_247-255" target="_blank">Wenamun and his Levant-1075 B.C. or 925 B.C.?"</a> <i>Egypt and the Levant</i>, 12, 2002, pp. 247-255. </span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;"><span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;">STIEGLITZ, </span>Robert R., "The Geopolitics of the Phoenician Littoral in the Early Iron Age", <i>BASOR,</i> 279, 1990, pp. 9-12.</span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "; font-size: 100%;">VIDAL, J., "Violencia fenicia en el Mediterráneo Oriental", <i>Antiguo Oriente</i>, 6, 2008, pp. 213-228. </span><!--EndFragment--></div>
Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-77339991647894744002009-01-13T06:12:00.000-08:002012-09-09T11:52:37.416-07:00Fuentes literarias: Oriente<div style="text-align: justify;">
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<span style="font-weight: bold;">Sobre Tarsis:</span><br />
"Los reyes de Tarsis y de las islas le ofrecerán sus dones, y los soberanos de Seba y de Saba la pagaran tributo" <span style="font-style: italic;">Salmos</span>, 72, 10.<br />
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"Los de Tarsis traficaban contigo en gran abundancia de productos de toda suerte; en plata, hierro, estaño y plomo te pagaban tus mercancías" <span style="font-style: italic;">Ezequiel</span>, 27, 12.<br />
<br />
"Yo les daré una señal, y mandaré sobrevivientes de ellos a Tarsis, a las naciones de Put, de Lud, de Mosoc, de Ros, de Tubal y de Yaván, de las islas lejanas que no han oído nunca mi nombre y no han visto mi gloria..." <span style="font-style: italic;">Isaías</span>, 66, 19.<br />
<br />
"Pero Jonás se levantó para huir de la presencia de Yavé a Tarsis, y bajó a Jope, donde halló un navío que se dirigía a Tarsis. Pagado el pasaje, embarcó en él para marchar con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Yavé" <span style="font-style: italic;">Jonás</span>, 1, 3.<br />
<br />
"No había nada de plata, no se hacía caso alguno de esta en tiempos de Salomón, porque el rey tenía en el mar naves de Tarsis con las de Hiram, y cada tres años llegaban las naves de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales" 1 <span style="font-style: italic;">Reyes</span>, 10, 21-22.<br />
<br />
"Josafat construyó naves de Tarsis para ir a Ofir en busca de oro; pero no fue- ron porque las naves se destrozaron en Asiongaber" 1 <span style="font-style: italic;">Reyes</span>, 22, 49.<br />
<br />
"Gemid naves de Tarsis; vuestro puerto está destruido", <span style="font-style: italic;">Isaías</span>, 23, 1.<br />
<br />
"Las naves de Tarsis eran las caravanas que traían tus mercancías", <span style="font-style: italic;">Ezequie</span>l, 27, 25.<br />
<br />
"... contra toda encumbrada torre, contra toda muralla fortificada, contra todas las naves de Tarsis y contra los navíos de mercancías preciosas", <span style="font-style: italic;">Isaías</span>, 2, 15-16.<br />
<br />
"...plata laminada venida de Tarsis", <span style="font-style: italic;">Jeremías</span>, 10, 9.<br />
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<span style="font-weight: bold;">Hiram de Tiro y Salomón:</span><br />
“Hiram, rey de Tiro, al llegar a sus oídos que Salomón había heredado el trono de su padre, se alegró extraordinariamente, ya que había sido amigo de David, y a través de embajadores que envió a él lo saludó y se congratuló por su presente bonanza. Y Salomón le remitió una carta que manifestaba lo siguiente: «El rey Salomón a Hiram también rey. Sábete que a mi padre, que quiso construir un templo a Dios, se le prohibió hacerlo a causa de las guerras y sus continuas expediciones militares, ya que no paró de abatir a sus enemigos hasta que los hubo obligado a todos ellos al pago de tributos. Y yo, por mi parte, agradezco a Dios la presente paz y, como gracias a ello dispongo de tiempo libre, quiero edificar la casa en cuestión a Dios, ya que además Dios predijo a mi padre que ella seria obra mía. Por ello te ruego que envíes con los míos algunos súbditos tuyos al Monte Libano a cortar troncos de árboles, ya que en la corta de madera tienen más maestría los sidonios que nuestros hombres. Por otro lado, yo pagaré a los leñadores el sueldo que les fijes».<br />
Hiram leyó la carta de Salomón y, alegrándose por su contenido, le contestó lo siguiente: «El rey Hiram al rey Salomón. Es justo bendecir a Dios por haberte concedido a ti el poder paterno, tú que eres un varón sabio y estás dotado de toda suerte de virtudes. Yo, por mi parte, contento por ello te prestaré todo el concurso a que te refieres en la carta. En efecto, cortaré numerosos y grandes troncos de cedro y ciprés, que por medio de mi gente bajaré al mar y, con una balsa que construyan los míos, les ordenaré que te los lleven por mar y los depositen en el lugar que quieras de tu país. Luego los tuyos los transportarán a Jerusalén. A cambio preocúpate tú de proporcionarnos trigo, del que estamos necesitados por habitar una isla».<br />
Copias de estas cartas permanecen hasta el día de hoy, conservadas no sólo en nuestros libros, sino también en los de Tiro, de suerte que, si alguien quiere conocer los detalles precisos de ellos, no tiene más que pedir a los funcionarios encargados de los archivos tirios y encontrará que lo que allí consta concuerda con lo dicho por mí. Pues bien, digo esto porque quiero que mis lectores sepan que no decimos nada más que la verdad y que no pretendemos, intercalando en nuestra historia algunos elementos plausibles y atractivos que por su deleite lleven al engaño, escapar a toda verificación ni, por el contrario, exigimos de ellos una inmediata aquiescencia, mientras tampoco nos permitimos el derecho de resultar indemnes cometiendo el delito de eludir las reglas propias de la investigación histórica, sino que los invitamos a que no nos concedan aceptación alguna si no podemos evidenciar la verdad con una demostración y pruebas sólidas».<br />
Y el rey Salomón, cuando le fue llevada la carta del rey de Tiro, aplaudió no sólo su entusiasmo, sino también su afecto, y le correspondió con la aportación del producto que aquél le había solicitado, suministrándole cada año veinte mil coros de trigo y otros tantos batos de aceite (el bato equivale a setenta y dos sextarios), y también de vino aportaba la misma cantidad. Y naturalmente con esto la amistad entre Hiram y Salomón aumentó todavía más y juraron que duraría durante toda la vida. Y el rey Salomón impuso al común de su pueblo una leva de treinta mil operarios, a quienes les hizo cómoda la tarea repartiéndola sagazmente. En efecto, hizo que una tanda de diez mil de ellos estuviera cortando maderas durante un mes en el Monte Líbano y que luego regresara a sus casas, donde descansaban durante dos meses, hasta volver a empezar las tandas una vez que los veinte mil habían cumplido la tarea durante el período de tiempo fijado. Luego ya la tanda de los primeros diez mil operarios volvía al trabajo al cuarto mes. El encargado de esta leva fue Adoram. Y de los extranjeros afincados en tierras hebreas dejados preparados por David a su muerte, eran setenta mil los que transportaban la piedra y los otros materiales, ochenta mil los talladores de piedra, y tres mil trescientos los que estaban al cargo de ellos. Y les había ordenado que tallaran piedras grandes para los cimientos del Templo, y que, ajustándolas y entrelazándolas primero en la montaña, luego ya las bajaran a la ciudad. Y esta era una tarea llevada a cabo no solamente por los constructores del lugar, sino también por los artesanos enviados por Hiram...<br />
Salomón dejó listos estos edificios en una veintena de años, y como Hiram, rey de Tiro, le había aportado para su construcción mucho oro y más plata, y además también madera de cedro y de pino, también le correspondió con grandes regalos, enviándole todos los años trigo, vino y aceite, productos de los que Hiram estaba siempre más necesitado por habitar una especie de isla, como ya dijimos anteriormente.<br />
Y, además de esto, le regaló también ciudades de Galilea en número de veinte, situadas no lejos de Tiro. Pero como Hiram las hubiera visitado y analizado y le desagradara este regalo, por unos emisarios que envió a Salomón le dijo que no necesitaba ciudades. Y desde entonces este conjunto de ciudades fueron llamadas la Tierra de Cabalón, ya que la forma Cabalón traducida del fenicio significa no grato. Y el rey de Tiro transmitió a Salomón sofisterías y expresiones enigmáticas, rogándole que se las aclarara y lo librara de la incomprensión del sentido oculto en ellas. Y nada de ello se sustrajo a su habilidad y perspicacia, sino que, venciendo todas las dificultades con su inteligencia y captando la idea ínsita en ellas, se la manifestó”. Flavio Josefo, <span style="font-style: italic;">Ant. Jud</span>., VIII, 50 ss.<br />
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<span style="font-weight: bold;">Los Anales de Tiro:</span><br />
“A estos dos reyes los menciona también Menandro, quien tradujo los archivos tirios del fenicio al griego, expresándose al respecto así: «A la muerte de Abibal le sucedió en el trono su hijo Hiram, quien de los cincuenta y tres años que vivió, reinó treinta y cuatro. Este levantó el Campoancho y erigió la columna de oro que hay en el templo de Zeus y, además, fue y cortó madera de los troncos del monte de nombre Líbano para los techos de los templos. Y, tras derribar los templos originales, construyó en su lugar otros nuevos dedicados a Heracles y Astarté, y fue el primero en celebrar la recuperación de Heracles en el mes de Peritio. Y emprendió una expedición militar contra los iticeos por no pagarle los tributos y regresó a su tierra tras imponérselos de nuevo. Durante su reinado vivió Abdemón, un niño demasiado joven, quien resolvía siempre los problemas que le propuso Salomón, rey de Jerusalén». Pero lo menciona también Dio expresándose en los siguientes términos: «Muerto Abibal, reinó su hijo Hiram. Este rellenó la parte de la ciudad que caía al Este y, así, agrandó la ciudad, y el templo de Zeus, que estaba aislado, lo enlazó con la ciudad tras rellenar el espacio intermedio, y lo embelleció con ofrendas de oro. Y, subiendo al Líbano, cortó madera para la construcción de los templos. Y se cuenta que Salomón, soberano de Jerusalén, propuso a Hiram enviarle y recibir de él enigmas, con la condición de que quien no fuera capaz de acertarlos debía pagar dinero al que los resolviera, y que Hiram estuvo de acuerdo en la propuesta, pero como no consiguiera resolver los enigmas se vio obligado a gastar una cuantiosa cantidad de dinero como pago, y que luego, gracias a un tal Abdemón, de Tiro, no sólo había conseguido resolver los enigmas propuestos, sino que él le presentó a Salomón otros más, y que éste, al no poder resolverlos, tuvo que pagar a Hiram, a su vez, cuantiosas sumas de dinero». Esto es lo que dice Dio”. Flavio Josefo,<span style="font-style: italic;"> Ant. Jud</span>., VIII, 144 ss.<br />
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<span style="font-weight: bold;">El comercio de Tiro:</span><br />
“Y se me dirigió la palabra de Yahvé, diciendo: Y tú, hijo de hombre, entona una elegía sobre Tiro, y di a Tiro: Oh tú, la asentada a la entrada del mar, que traficas con los pueblos por numerosas islas, así dice Adonai Yahvé: Tiro, tú te has dicho: Yo soy de perfecta belleza. En el corazón de los mares estaban tus confines; tus constructores hicieron perfecta tu belleza. Con cipreses de Senir te construyeron todas tus planchas; un cedro cogieron del Líbano para alzar en ti el mástil; de encinas de Basan hicieron tus remos. Tu cubierta fabricaron de marfil [incrustado] en boj de las islas Kittim. De lino finísimo recamado procedente de Egipto era tu vela para servirte de enseña, púrpura violeta y escarlata de las islas de Elisah formaba tu toldo. Los habitantes de Sidón y Arwad eran tus remeros; los más expertos, ¡oh Tiro!, que había en ti, eran tus timoneles. Los ancianos de Gebal y sus peritos actuaban en ti para reparar tus averías. Todas las naves del mar y sus marineros hallábanse en ti para importarte mercancías extranjeras. Gentes de Persia, Lidia y Put servían en tu ejército como guerreros tuyos; suspendían en ti escudo y yelmo; y te daban esplendor.<br />
Los hijos de Arwad y de Helek guarecían tus murallas todo en tomo, y los gammadíes, tus torres: suspendían sus escudos alrededor de tus muros; ellos completaban tu hermosura. Tarsis comerciaba contigo en abundancia de toda riqueza: plata, hierro, estaño y plomo daban por tus mercaderías. Yawán, Tubal y Mesek traficaban contigo: esclavos y objetos de bronce entregaban por tus mercancías. De la región de Togammah entregaban por tus mercaderías caballos, corceles de silla y mulos. Los hijos de Dedán comerciaban contigo; muchas islas se hallaban bajo la dependencia de tu comercio, portándote como tributo colmillos de marfil, maderas de ébano. Edom comerciaba contigo por la abundancia de tus productos: rubíes, púrpura roja, recamados, lino fino, corales y carbunclos daban por tus mercaderías. Judá y el país de Israel traficaban también contigo: trigo de Minnit, perfumes, miel, óleo y bálsamo daban por tus mercancías. Damasco comerciaba contigo, por la abundancia en toda riqueza, con vino de Helbón y lana de Sahar.<br />
Wedán y Yawán, desde Uzal, entregaban por tus mercaderías hierro forjado; canela y caña aromática figuraban en sus transacciones. Dedán traficaba contigo en sillas de montar. Arabia y todos los príncipes de Qedar se hallaban bajo la dependencia de tu comercio, traficando en corderos, cameros y machos cabríos. Los mercaderes de Sebá y Ra'mah comerciaban contigo: el más calificado bálsamo y toda clase de piedras preciosas y oro daban por tus mercaderías. Harán, Kanneh y Eden, así como los mercaderes de Sebá, Assur y Jilmad, comerciaban contigo, traficaban contigo en vestidos de lujo, mantos de púrpura violetas y bordados abigarrados, tapices multicolores, cuerdas sólidamente trenzadas. Las naves de Tarsis en tu mercado constituían tus caravanas comerciales.<br />
Te hiciste así rica y opulenta en extremo en el corazón de los mares. Por medio de vastas aguas te condujeron tus remeros, el viento de levante te ha destrozado en el corazón de los mares. Tu fortuna y tus mercancías, tus artículos de importación, tus marineros, tus pilotos, tus calafates, tus importadores de artículos importados y todos tus guerreros que había en ti y toda la comunidad que existía en medio de ti caerán en el corazón de los mares el día de tu ruina...<br />
Cuando se desembarcaban tus mercaderías saciabas a pueblos numerosos; con la abundancia de tus riquezas y mercancías enriquecías a los monarcas de la tierra”, <span style="font-style: italic;">Ezequiel</span>, XXVII, 1, 27-33.<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">El asedio de Tiro por Nabucodonosor:</span><br />
“He aquí que yo traigo contra Tiro, por el norte a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos, carros, jinetes y un gran número de tropas. A tus hijas que están tierra adentro, las matará a espada. Construirá contra ti trincheras, levantará contra ti un terraplén, alzará contra ti un baluarte, lanzará los golpes de su ariete contra tus murallas, demolerá tus torres con sus máquinas. Sus caballos son tan numerosos que su polvo te cubrirá. Al estrépito de su caballería, de sus carros y carretas, vacilarán tus murallas cuando entre él en por tus puertas, como se entra en una ciudad, brecha abierta. Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles, a tu pueblo pasará a cuchillo, y tus grandiosas estelas se desplomarán en tierra. Se llevarán como botín tus riquezas, saquearán tus mercancías, destruirán tus murallas demolerán tus casas suntuosas. Tus piedras, tus vigas y tus escombros los hundirán en el fondo del mar. Yo dejaré en silencio la armonía de tus canciones, no se volverá a oír el son de tus cítaras. Te convertiré en roca pelada, quedarás como secadero de redes. No volverás a ser reconstruida, porque yo, Yahvé, he hablado, oráculo del Señor Yahvé.<br />
Así dice el Señor Yahvé a Tiro: Al estruendo de tu caída, cuando giman las víctimas, cuando hiena la carnicería en medio de ti ¿no temblarán las islas? Bajarán de sus tronos todos los príncipes del mar, se quitarán sus mantos, dejarán sus vestidos recamados Se vestirán de duelo, se sentarán en tierra, sin tregua temblarán y estarán consternados por ti”, <span style="font-style: italic;">Ezequiel</span>, XXVI, 7-16.<br />
<br />
<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">BIBLIOGRAFIA.</span><br />
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Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-29338998177649116302009-01-12T11:23:00.000-08:002015-01-14T09:21:09.615-08:00La organización política<div style="text-align: justify;">
Las ciudades cananeo-fenicias no constituyeron una entidad política unitaria. Cada ciudad albergaba un palacio, sede de la realeza local y núcleo en torno al que se articulaba el Estado, y sólo en época de los persas se estableció en Trípoli un consejo federal al que las distintas ciudades enviaban sus representantes. El contorno urbano se encontraba dominado por las grandes construcciones de los palacios y los templos, éstos últimos de menor tamaño que en Mesopotamia, dada su menor importancia económica. La acrópolis amurallada se alzaba sobre el paisaje de la ciudad protegida por un recinto exterior. Las fortificaciones, en un principio de tierra apisonada, fueron sustituidas luego por muros de piedra, como en Siquem o Jericó, levantados sobre cimientos ciclópeos. La ciudad formaba una unidad política, económica y social con un territorio circundante que administraba.<br />
<br />
<b>La monarquía.</b><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEil8uuW64BS9ibscRLLR_9yGi_JVGcBmZv-kDZehutFul5qjiUceYt7VtXHyxLceZzF6cMoFpXEAgKpc6QLLWnw0fbUi9oDIrLs3Dou2o6iYqUx4rHEmCvFRqJnswD-JPf6hQ-ThgG73MV-/s1600/bronze6.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEil8uuW64BS9ibscRLLR_9yGi_JVGcBmZv-kDZehutFul5qjiUceYt7VtXHyxLceZzF6cMoFpXEAgKpc6QLLWnw0fbUi9oDIrLs3Dou2o6iYqUx4rHEmCvFRqJnswD-JPf6hQ-ThgG73MV-/s1600/bronze6.jpg" /></a></div>
Al igual que en el resto de Oriente la forma de gobierno era la monarquía. La realeza era hereditaria y estaba protegida por los dioses. Estos reyes, que, al igual que otros soberanos orientales, desplegaron una gran actividad en la construcción de templos y la erección y dedicación de estatuas, son caracterizados por la propaganda palatina de "justos" y "virtuosos" como puede apreciarse en sus inscripciones:<br />
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 1px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">“<i>Una casa construida por Yehimilk, rey de Biblos,</i></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 1px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>que restauró también aquí todas las casas arruinadas. </i></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 1px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Ba‘al-Shamin y la Señora de Biblos y la Asamblea</i></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 1px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>de los sagrados dioses de Biblos prolonguen los días y años</i></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 1px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>de Yehimilk en Biblos, porque es un rey justo</i></span></div>
<i style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">y un soberano recto en presencia de los sagrados dioses de Biblo</i><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">s”.</span><br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 1px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 1px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">(</span><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino; font-size: 12px;"><b>Inscripción procedente de Biblos (s. X. a. C.) que conmemora la consagración de un templo: <i>ANET</i>, 499</b></span><b style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino; font-size: 12px;">)</b><br />
<b style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino; font-size: 12px;"><br /></b>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 1px;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La imagen del rey cananeo-fenicio como gobernante capacitado y justo requiere, sin embargo, una matización relativa a un periodo histórico concreto. Durante el Bronce Tardío el monarca parece más preocupado por capturar a los fugitivos de su reino que por hacer imperar la justicia. El poder del rey, descansaba en buena medida, en una elite aristocrática de guerreros y funcionarios que eran recompensados con tierras a expensas del progresivo empobrecimiento de los campesinos. Su poder era absoluto en cuestiones de política interior, pero de cara a la administración egipcia no era más que un subalterno del gobernador de Canaán con residencia en Gaza, por lo que frecuentemente recibía el titulo de <i>hazanu </i> o alcalde. <span style="-webkit-text-stroke-width: initial;">Tras la conmoción que supuso el fin de la Edad del Bronce, los reyes de las ciudades fenicias volvieron a tener presente la necesidad de establecer un equilibrio social por medio de su capacidad para establecer la justicia.</span><span style="-webkit-text-stroke-width: initial;"> </span></span></div>
<div>
<br /></div>
</div>
<div>
Especial importancia tenían las funciones sacerdotales que desempeñaban el rey y la reina respecto de la mas importante divinidad agrícola local, <b>Baalat</b> en Biblos y Beirut, <b>Astarté</b> en Tiro y Sidón. La reina no estaba desprovista de facultades. Podía actuar como regente y compartir las altas funciones sacerdotales con el rey, si bien seguramente debía desposarse para poder acceder a tales prerrogativas. Según una teoría bastante difundida, la peculiaridad de la realeza fenicia radicaba en que hubo de ejercer su poder, a partir de cierto momento, en un contexto caracterizado por el auge una oligarquía que obtenía su riqueza del comercio en ultramar. Su presencia en la asamblea de notables de la ciudad la dotaba de voz e influencia, convirtiéndola en copartícipe de determinados asuntos políticos, como parecen haber sido ciertos episodios de conflicto en la sucesión dinástica, mediante la tutela de la regencia. De esta forma, contrapesaba en cierta medida, el poder del rey.</div>
<br />
<b>Gobierno y administración.</b><br />
Junto al monarca, y al frente de la administración de la ciudad se encontraba, desde los tiempos de Ugarit, un gobernador, así como un comandante militar. Pero el monarca se acontraba además asistido por una samblea de nobles que más tarde se convertiría en una asamblea de notables.<br />
<br />
<i><b>La asamblea de los notables.</b></i><br />
El rey era asistido en sus funciones por una asamblea de la nobleza integrada por "los ancianos del país reunidos en consejo", que se remonta a muchos siglos atrás y que tomaba decisiones durante su ausencia. Es interesante que una inscripción fenicia hace referencia a los
“ancianos de Biblos” que constituían un órgano de gobierno originario
del Bronce Antiguo; y que podía tomar decisiones durante la ausencia del
monarca. Esta asamblea, aparece citada en el relato conocido como el “Viaje de Wenamón a Fenicia en el que vemos que la asamblea nobiliaria era presidida por el rey que podía convocarla y dirigirla, pero que le era necesario contar con su anuencia antes de tomar una decisión o siquiera comunicar un mensaje. De modo paralelo a las fuentes anteriores los “Anales asirios” del rey Asarhadón señalaban a la existencia de un consejo de ancianos en la ciudad de Tiro. Y Quinto Curcio refiere también que el “senado” tirio detentaba la autoridad de la ciudad en su época. Los escritores greco-romanos otorgaron diferentes nombres a la
asamblea de nobles tales como “gerusía” (Polibio), “consejo” (Tito
Livio), “colegio” o “tribunal” (Aristóteles) “boulé” y otros.<br />
<br />
En origen estaba compuesta por los miembros de la aristocracia de sangre, pero a medida que la expansión de las actividades comerciales llegó a favorecer la aparición de una oligarquía de carácter mercantil, su composición fue alterándose. Los ricos y poderosos comerciantes dejaron sentir así su voz en las cuestiones políticas, que no siempre coincidía con los intereses de la realeza y la nobleza tradicional. Los representantes de las principales familias que controlaban el comercio intervenían en la administración de sus ciudades mediante la elección de sufetes, magistrados civiles que desempeñaban su función por el periodo de uno o varios años y actuaban de forma colegiada. Hay algunas razones que permiten sospechar que en los últimos momentos de la época helenística, en algunas ciudades, como Tiro, la asamblea de notables, también conocida como los «Ciento Uno» se había hecho con el control absoluto del poder, a través de los <b>sufetes</b>, eliminando definitivamente a la realeza. Este tipo de administración encajará perfectamente con el sistema impuesto finalmente por Roma, fundamentado en las asambleas locales y en las autoridades municipales.<br />
<span style="text-indent: 35.400001525878906px;"><br /></span>
<span style="text-indent: 35.400001525878906px;">En Cartago la magistratura de los Ciento Cuatro actuaba como u</span><span style="text-indent: 35.4px;"><span style="font-family: Times New Roman;"><span style="-webkit-text-stroke-width: initial;">n tribunal con atribuciones jurídicas especiales cuyos miembros eran elegidos de por vida por los pentarcas, grupos de cinco magistrados con capacidad soberana de decidir sobre múltiples e importantes asuntos, de entre aquellos que pertenecían a los Ancianos de Cartago, nombre que allí adquirió la </span>asamblea<span style="-webkit-text-stroke-width: initial;"> de los notables.</span></span></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; text-indent: 35.4px;"> Su creación se remonta a algún momento en el siglo V a. C., como consecuencia de la ampliación de poderes de la aristocracia frente a las pocas familias que, como la de los Magónidas, habían monopolizado el poder. La transformación de Cartago en un estado agrario</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; text-indent: 35.4px;"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; text-indent: 35.4px;"> había ampliado la base económica y social de la aristocracia, poco dispuesta desde entonces a aceptar el predominio de aqellos pocos que monopolizaban los cargos públicos. Una de las funciones más importantes de este tribunal consistía en vigilar la actividad de los jefes militares, que en el pasado habían gozado de un poder excesivo.</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; text-indent: 35.4px;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div>
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; font-size: 12px; text-indent: 35.4px;"><br /></span></div>
<b><i>La asamblea del pueblo.</i></b><br />
Por lo general el pueblo estaba integradeo por pequeños campesinos y modestos mercaderes y artesanos que poseían alguna propiedad, y cuyos oficios aparecen mencionados frecuentemente en numerosas inscripciones votivas o funerarias, como aquellaas de Cartago. Semejante uso documenta de por sí la existencia de una cierta capacidad económica, y parece probable que algunos de estos pequeños propietarios pudieran llegar a utilizar la la mano de obra de algunos pocos esclavos. Existen, en efecto, documentos en los que se mencionan nombres de esclavos cuyos dueños no ejercen ningún cargo ni oficio sobresaliente. Trabajando en la agricultura, el comercio y las manufacturas, parece que podían permitirse una vida un tanto desahogada. En la propia Cartago este cuerpo de ciudadanos se organizaba en agrupaciones que Aristóteles denomina hetairias en las que compartían comidas comunes, gozaba de suprema soberanía y autoridad que se ejercía en el seno de la Asamblea del Pueblo, si bien en la práctica la elite gobernante controlaba los resortes del poder y resultaba prácticamente imposible para un ciudadano de a pie acceder a los cargos y rangos de más prestigio. Como en otros lugares del Mediterráneo es posible que no existiera ningún impedimento jurídico sino, más bien, trabas de tipo práctico. Aristóteles nos informa de que en Cartago la riqueza personal era tenida en cuenta, tanto como la competencia, en la elección de los cargos, que no estaban retribuidos.<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOHnwCAXn4uXkGkjVNuiRrN0Huy4LI2pocuMch4pvjzJBd35HTPbDt9jzMEl_VvAtTEge5uAX3H4sSc6xHIDDIiAAjPVU79CprIQCGdaqh9QF-xB2nYxD37vzaeQt0UZjsHYWXTK1Sm-jg/s1600/Stele+Yehawmilk+KAI+10.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOHnwCAXn4uXkGkjVNuiRrN0Huy4LI2pocuMch4pvjzJBd35HTPbDt9jzMEl_VvAtTEge5uAX3H4sSc6xHIDDIiAAjPVU79CprIQCGdaqh9QF-xB2nYxD37vzaeQt0UZjsHYWXTK1Sm-jg/s320/Stele+Yehawmilk+KAI+10.JPG" height="320" width="184" /></a>También había asambleas populares en las demás ciudades fenicias, aunque su margen de actuación política parece haber sido bastante reducido y sus decisiones escasamente vinculantes, salvo en la Cartago de los últimos tiempos. Durante el dominio persa la inscripción del rey <b>Yehawmilk</b> de Biblos hace referencia al “pueblo del país”, expresión que podría corresponder a la de un grupo de ciudadanos con plenos derechos. También en las inscripciones púnicas se utilizaban denominaciones genéricas como “el pueblo de Leptis” o el “pueblo de Cartago” para designar a las asambleas populares. La asamblea de los ciudadanos existía también en la Sicilia fenicio-púnica, donde algunas leyendas monetales se refieren “al pueblo del ejército”. Asimismo está documentada a partir del siglo IV a. C., en inscripciones o monedas, y hasta época neopúnica, en sitios como, Gozo, Pantellaria, Caralis, Sulcis, Bitia, Tharros, Leptis Magna, Gadir, Ibiza y Lixus.<br />
<br />
Estas asambleas populares, sobre cuyo funcionamiento tampoco sabemos gran cosa, aparecen también por consiguiente en el ámbito de la colonización mediterránea, que se distingue por la ausencia de la monarquía como sistema de gobierno, mientras que ésta se perpetúa en Oriente hasta alcanzar casi el periodo romano. En las ciudades fundadas por los fenicios en el Mediterráneo, que políticamente eran independientes de sus metrópolis, el sufetato fue la forma característica de gobierno. La aristocracia colonial, convertida también con el tiempo en una clase de propietarios de tierras, ejerce todo el control político mediante esta antigua institución.<br />
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">En un principio las atribuciones de la Asamblea del Pueblo parecen haber sido limitadas, pues carecía de la capacidad de autoconvocarse y los asuntos le eran presentados por los magistrados o los Ancianos, si bien parece que no se limitaba a escuchar las decisiones del gobierno, ya que cualquier ciudadano podía tomar la palabra y oponerse a la propuesta presentada. Esto al menos es lo que indican algunos testimonios, como los de Aristóteles o Apiano</span><sup style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"></sup><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">, lo que permite suponer que era un derecho consolidado al menos desde mediados del siglo IV a. C. En todo caso, tal cosa sólo sucedía, al menos en un principio, cuando los Ancianos y los sufetes no lograban ponerse de acuerdo. En ese momento la asamblea de los ciudadanos era soberana y como tal podía pronunciarse. </span><br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; text-indent: 35.4px;">
<span style="-webkit-text-stroke-width: initial;"><br /></span>
<span style="-webkit-text-stroke-width: initial;">Más tarde fue adquiriendo poderes más amplios, al </span><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif; text-indent: 35.4px;">menos</span><span style="-webkit-text-stroke-width: initial;"> en Cartago, como el de reunirse espontáneamente cuando las circunstancias, particularmente graves, así lo exigían<sup></sup> o encargarse de establecer la legalidad de una manumisión y de llevar el registro de los libertos<sup></sup>. Luego, a partir del siglo III a. C., pasará a elegir a los generales<sup></sup> y por fin también a los sufetes, si bien esto último fue una de las consecuencia de las reformas introducidas a principios del periodo bárquida<sup></sup>, tras el primer conflicto bélico con Roma. Para aquel entonces las atribuciones de la asamblea del pueblo son ya mayores, destacando la capacidad de deliberar y proponer resoluciones. Algo que no le gustaba mucho a Polibio<sup></sup>, como se desprende de su crítica al sistema político cartaginés:</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; min-height: 15px; text-indent: 35.4px;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>“<i>Por entonces en Cartago la voz del pueblo era predominante en las deliberaciones; en Roma era el Senado quien detentaba la autoridad suprema. En Cartago, pues, era el pueblo el que resolvía y entre los romanos la aristocracia; en las disputas mutuas prevaleció esta última. En efecto, Roma sufrió un desastre militar total, pero acabó ganando la guerra a los cartagineses porque las deliberaciones del senado romano fueron muy atinadas</i>”.</span></div>
<br />
<i><b>Los sufetes. </b></i><br />
La existencia de los <a href="http://interclassica.um.es/var/plain/storage/original/application/b89b6471bee8bef36d7f58c03d426f87.pdf" target="_blank">sufetes</a>, o mejor de sus antecedentes históricos, es conocida en Oriente, en donde ejercían una importante autoridad en nombre del rey. Tal ocurre, por ejemplo en Emar y también en Mari, lugares en los que el sapitum ejerce una autoridad delegada del poder regio. El término spt suele traducirse por "juez" y son bien conocidos los “jueces” en el ambiente veterotestamentario. La fuente de esta opción es el término hebreo bíblico <i>sófet,</i> que la versión Septuaginta traduce normalmente <i>krítés, </i>y menos frecuentemente (en cuatro ocasiones) <i>dikastés.</i> Sólo en un lugar (Is 40:23) se traduce por <i>árkhon</i>. En la Biblia, los usos específicos de la base /s-p-t/ son los de "dirigir", "gobernar", "ejercer una autoridad", "decidir" entre una cosa y otra, y "decidir judicialmente" entre un acusador y un acusado, es decir: "establecer o restablecer un orden justo". Estos dos significados de la palabra, “ejercer la función judicial” y “ejercer alguna forma de autoridad o gobierno” se documentan asímismo en Ugarit, mientras que en Mari predomina más el segundo.<br />
<br />
Siguiendo en Oriente, tenemos documentada la existencia de sufetes en la propia Tiro a comienzos del siglo VI a. C, según el testimonio de Flavio Josefo (<i>Contra Apion</i>, I, 21, 156-157.):<br />
<br />
“<span style="color: #6aa84f;">Bajo el rey Itobaal, Nabucodonosor asedió Tiro durante trece años. Después reinó Baal diez años. Tras éste, se instituyeron jueces (sufetes). Ejercieron esta magistratura Ecnibaal, hijo de Baslec, durante dos meses, Quelbes, hijo de Abdeo, diez meses, el sumo sacerdote Abar, tres meses; los jueces Mitino y Gerástrato, seis años. Tras ellos reinó Balator durante un año</span>”.<br />
<br />
Si como se sabe, volviendo al significado de la palabra sófet, se trata en especial de "hacer justicia al oprimido", es decir al <i>dak</i> "molido", al dal "minúsculo", al <i>yatóm</i> "huérfano" y al <i>canî </i>"humilde", en la más pura tradición oriental representada asimismo durante siglos por los monarcas fenicios, tal vez, entonces, los sufetes de Tiro sean los responsables del gobierno de la ciudad en nombre del rey de Babilonia, una vez extinguida la dinastía anterior y ante los problemas que pudo presentar la entronización de una nueva. Superada la cisis la monarquía volovió a ser la forma de gobierno en Tiro.<br />
<br />
En el <i>Salmo</i> 75:3, <i>sapàt mésarím</i> designa la "acción del gobernante que establece el orden justo". Todo ello sucede en continuidad con las tradiciones extrabilílicas: el sapitum de la Mari paleobabilónica, como el süpitu de la Emar babilónica media, es un prefecto encargado de mantener el orden social en virtud de una autoridad delegada. Es mucho más que un juez, aunque esta pueda ser una más entre sus funciones. Nos encontramos pues ante la antigua tradición oriental de concebir el gobierno como el mantenimiento de un orden justo, en virtud de lo cual los reyes han sido, en no pocas ocasiones, promotores de leyes y velado por la justicia. Está claro que en la trasmisión de su autoridad a gobernadores y prefectos, es esta una consideración que se situa muchas veces en un plano destacado.<br />
<br />
Ahora bien, en Oriente, en el contexto de los estados palatinos, cualquier forma de gobierno se jerce siempre en nombre del rey. Por otra parte, como todo parece indicar, la base /s-p-t/ es la de un <i>verbun dicendi</i> de la familia /s-w-d/, /s-pd/ cuyo sentido original sería el de "discernir" mediante una sentencia; "decidir" entre dos opciones. De ahí su derivación casi obvia hacia el ámbito legal. Los paralelismos con vocablos de las bases /m-l-k/ o /z-b-1/ indican que nos encontramos en un ámbito de autoridad. Juzgar entre varios es decidir algo, es gobernar. Así pues, estos jueces (<i>sofets</i>) ostentaban una autoridad que iba mucho más allá que la simple asministración de justicia por lo que en la práctica podían llegar a actuar como un prefecto real o un gobernador. <br />
<br />
En el estado palatino, donde el rey ha reemplazado políticamente a la comunidad y aparece como su representante ante los dioses, toda autoridad deriva de él, por lo que, ante la ausencia temporal del monarca, como ocurrió en Tiro, no pueden reemplazarlo ni suplantarlo, como revela el hecho de que no llegen a jugar papel alguno en los mecanismos de sucesión, ni aquí ni en ningún otro sitio, por lo que la autoridad y el poder que ejercen en su nombre, como el <i>sapitum</i> de Mari o Emar, hace muy poco probable que actuen como los representantes políticos de una oligarquía comercial en ascenso político en el marco de una reforma constitucional, y más bien parece que su autoridad proceda de otra fuente de poder real, en este caso el monarca babilonio.<br />
<br />
De acuerdo con otra teoría, la monarquía no ha resultado visible en el ámbito de la expansión colonial fenicia, a pesar de que tanto la fundación de Kitión, en Chipre, como las de Auza y Cartago en el N. de Africa habían sido directamente promovidas por miembros de la realeza tiria. No obstante, la administración palatina no habría desaparecido de los enclaves fundados por los fenicios, sino que habría permanecido oculta ante nuestros ojos debido, en lo fundamental, a que no hemos sabido reconocer su presencia. Esto sería válido para la colonización fenicia arcaica, en la que los templos de Merkart actuarían en la práctica como dependencias del palacio tirio. Así “la articulación de las fundaciones en torno a un santuario dedicado a Melkart, delimitas por un recinto amurallado y mediante un proceso claramente ritualizado, sugiere que la operación fundacional está organizada desde la estructura político-administrativa de la metrópoli y dirigida por su clase dirigente aristocrática-sacerdotal”. Siglos después, las <a href="http://cat.inist.fr/?aModele=afficheN&cpsidt=17749037" target="_blank">emergentes aristocracias fenicias</a> locales crearán sus propios sistemas políticos desligados de la metropolis. Y es entonces cuando el sufetato aparecería como forma de gobierno, tal y como lo tenemos documentado.<br />
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"><br /></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">En Cartago, la desaparición de la “tiranía” de los Magónidas</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino;"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"> trajo, de forma paulatina, la instauración de un régimen aritocrático moderado a cuya frente se encontraban los sufetes</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino;"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">, magistrados supremos, similares en este sentido a los arcontes griegos o a los cónsules romanos</span><i style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">.</i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"> El cargo era electivo, y se tenían en cuenta tanto la riqueza como los méritos personales</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino;"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">. Los sufetes, que desde el siglo V a. C. parece que fueron dos, desempeñaban su cargo por un año, poseían un amplio poder judicial y administrativo y eran los encargados de convocar a las dos asambleas de la ciudad -el Consejo de los Ancianos y la Asamblea del Pueblo, de las que presidían sus debates y les presentaban los asuntos a tratar</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino;"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">. Parece que originariamente se ocupaban también de la dirección del ejército y de las campañas militares, pero luego, desde finales del siglo V a. C., esta atribución pasó a ser específica de los generales</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino;"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">. Al parecer su dignidad era puramente laica, ya que en la propia Cartago se señala cuando alguién es demás de sufete, sacerdote o “sacrificador”</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Palatino;"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">.</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"> </span><br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; min-height: 15px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es opinión generalizada que los sufetes<i> </i>eran elegidos entre los miembros de la asamblea de ciudadanos, aunque ignoramos el procedimiento. No obstante una inscripción latina procedente de la ciudad de Thugga menciona que los sufetes han sido escogidos y recibido sus ornamentos <i>omnium portarum sententiis, </i>lo que se podría interpretar como la pervivencia de una vieja institución semítica y oriental según la cual las puertas de la ciudad son los lugares comunes de reunión y expresión de la opinión del pueblo<span style="font-family: Palatino;"><sup></sup></span>. En tal caso, cabría la posibilidad de que los sufetes fueran elegidos y aclamados por los ciudadanos agrupados por secciones o distritos a las puertas de la ciudad<span style="font-family: Palatino;"><sup></sup></span>. “Lo que encontramos en Cartago no es una monarquía descabezada, sino la subversión misma del principio monárquico de matriz vetero oriental y su sustitución por una constitución aristocrática u oligárquica que supo mantener el equilibrio, con oscilaciones, entre la tiranía y las revoluciones radicales.”<sup></sup></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; min-height: 15px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estos magistrados no gobernaban por derecho propio. Sus facultades giraban, sobre todo en un principio, en torno a la esfera militar y, probablemente, a la religiosa. Y parece probable que la propia magistratura de sufetato haya experimentado una evolución y cambios con el tiempo y es bastante posible que en época de los Magónidas hubiera un solo sufete para pasar posteriormente a ser dos y perder el mando militar a raíz de los cambios políticos que se produjeron en Cartago tras la desaparición de esta poderosa familia<sup></sup>. En lo que concierne a su poder político, si bien es cierto que debieron gozar de gran preeminencia, no parecen haberlo detentarlo de forma exclusiva, por lo menos para cuando nuestras fuentes comienzan a ser más explícitas. Así, cuando, por ejemplo, en los últimos años del siglo V a. C. Dionisio de Siracusa decidió declarar la guerra a Cartago, lo anunció ante la asamblea, -<i>gerusia </i>- es la palabra empleada por Diodoro<sup></sup>, de la ciudad. Los Ancianos de Cartago decidían, en determinadas cuestiones, por encima de los sufetes que encarnaban el poder ejecutivo pero supeditado, en última instancia, a sus decisiones. Hasta el sufetato de Aníbal en el 209 a. C. la aristocracia cartaginesa contó con poderosos resortes constitucionales para ejercer su control sobre los sufetes elegidos cada año.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; min-height: 15px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">Otras inscripciones procedentes del territorio norteafricano documentan también la presencia de los sufetes incluso en época romana, por lo que la institución tuvo un importante arraigo y una larga pervivencia en estas comunidades sometidas a la influencia cartaginesa. Así en Maktar se constata la presencia de magistrados municipales denominados sufetes en una inscripción de la segunda mitad del siglo. I d.C.</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">. Sufetes también aparecen en la epigrafía de Thinissut</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"> y también en Althiburos</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"> así como en la ciudad de Thugga</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">. Tambien los encontramos en Volubilis, lugar con un </span><i style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">tofet </i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">ubicado más al occidente, bajo la forma romanizada de los </span><i style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">duumviri,</i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"><i><sup></sup></i></span><i style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"> </i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">lo que se advierte asimismo en Limisa</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"><sup></sup></span><i style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">. </i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">De acuerdo con las inscripciones latinas es el jefe de los magistrados de las ciudades africanas</span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';"><sup></sup></span><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">. </span>Algunas inscripciones procedentes de Sulcis, Caralis y Tharros, en Cerdeña, mencionan la presencia de <i>sufetes, </i>al menos desde el siglo IV a. C<sup></sup>. En Gadir, la presencia de sufetes está asimismo documentada por los textos antiguos<sup></sup>. </div>
<div>
<br /></div>
<br />
<i><b>Otras magistraturas. </b></i><br />
Otros cargos importantes de la administración y el gobierno, que conocemos no tanto por los textos antiguos cuanto por las propias inscripciones, sobre todo las que proceden de Cartago, más escuetas sin embargo en su contenido, eran los de cuestor según la terminología latina, tal vez el <i>mhsbm </i>(“contable”) de algunas inscripciones púnicas, el de “jefe de estimaciones”, una especie de censor, los de “inspectores de los mercados”, semejantes a los ediles romanos, el de “heraldo”, “interprete”, “intendente”, así como otros cargos subalternos, como “escriba” o “secretario”. Mas dudosa es la figura del <b>rab</b>, literalmente “jefe”, cuando figura como un título (¿notable?, ¿dignatario?) en las inscripciones, y no va seguida de un predicado (“jefe de los escribas”). Según una hipótesis de W. Hus, el <b>rab</b> habría sido el jefe de las autoridades financieras de Cartago, encargado de supervisar todo aquello, proyectos o instituciones, que era financiado con dinero público. A su cargo se encontrarían los “inspectores” o “contables” que desempañaban una función civil que les permitía imponer multas.<br />
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman';">
<b><br /></b>
<b><br /></b>
<b>BIBLIOGRAFIA<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></b></div>
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<div style="text-align: justify;">
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Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-56092097630296134872008-11-04T11:38:00.000-08:002012-10-12T04:26:19.711-07:00Las actividades de subsistencia<div style="text-align: justify;">
A continuación se exponen los datos referentes a las actividades económicas primarias en los yacimientos fenicios en que mejor se han documentado en la Península Ibérica, como son Cerro del Villar (Málaga), La Fonteta (Guardamar del Segura, Alicante), Castillo de Doña Blanca (Puerto de Santamaría, Cádiz) y también Villaricos (Almería). Tanto la situación, como el entorno de estos asentamientos, difiere mucho de cómo fue en tiempos de la ocupación fenicia arcaica. El Cerro del Villar está situado a 1 Km. de la costa, en el margen derecho del río Guadalhorce, el cual tiene un cauce estrecho en su desembocadura, pero en la época en que fue ocupado por los fenicios era una isla situada en el estuario del río que tenía un cauce final en forma de embudo. El Castillo de Doña Blanca, ahora en la orilla derecha del cauce final del Guadalete, estaba situado en la línea costera del amplio estuario del río. Sobre La Fonteta no hay estudios que determinen la paleotopografía del asentamiento, por lo que no podemos asegurar nada sobre su situación en la antigüedad, pero sí podemos hipotetizar sobre que el asentamiento se situara en una isla en el delta del Segura. La gran masa de arena dunar en el yacimiento y alrededores, inducen a pensar que esta arena es producto de la sedimentación del río, por lo tanto las características serían similares a las del Cerro del Villar, y la localización del Cabezo del estaño, ya en tierra firme, sería equiparable con el Castillo de Doña Blanca en su relación con la ciudad-ínsula. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<b>AGRICULTURA.</b><br />
La agricultura, basada mayoritariamente en el cultivo del cereal, parece ser la base subsistencial en los yacimientos. La cebada era el cereal predominante, aunque los distintos trigos tuvieron una gran importancia. Los fenicios debieron en algunos lugares seguir tradiciones locales, como parece atestiguar el cultivo de mijo en La Fonteta. La base cerealística estaría secundada por una importante arboricultura y el cultivo de legumbres. La introducción del cultivo de la vid, y otros frutales como los granados, la higuera etc., ratifican este hecho. Las legumbres han sido documentadas en casi todos los yacimientos y con una relativa diversidad, pero bien es cierto, que no en mucha cantidad. La introducción del garbanzo da muestra de que aunque escasa, las legumbres tuvieron su importancia en la dieta alimenticia.<b><br /> </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Cerro del Villar.</b><br />
En este yacimiento se han realizado una serie de muestreos en las distintas campañas dirigidas por Maria Eugenia Aubet. Con las muestras se han realizado los análisis carpológicos pertinentes, para saber qué tipo de vegetales había en los distintos cortes. Los resultados de las muestras corresponden a distintos momentos de ocupación del asentamiento, por lo que, aunque ofrecen resultados similares, también tienen sustanciosas divergencias. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Los cortes 5 y 7 pertenecen a la segunda mitad del s. VIII a. C. y VI a. C., es decir, al principio de la ocupación y al final de la misma. Podemos observar cómo el 33% de los restos pertenecían a plantas cultivadas, el 62% a plantas asociadas a campos de cultivo, el 4% eran plantas asociadas a entornos antrópicos y un 1% a otro tipo de vegetales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
De las plantas cultivadas el 64% eran cereales entre los que la cebada vestida destaca sobre el resto, también se constata la presencia de dos tipos de trigo, el <i>aestivum y </i>en menor medida el <i>dicoccum</i>. Las leguminosas ocupan un 20% de las muestras predominando el guisante, también con la presencia aunque pequeña, de la lenteja. La uva da un 16% del total entre las plantas cultivadas, tanto en semilla como en forma de peciolo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Entre las plantas asociadas a campos de cultivo las que abundan son las denominadas malas hierbas. Tres especies se atestiguan en estos cortes 5 y 7, son : <i>Bromus sp., Lolium sp.</i> y <i>Euphorbia sp. </i>El 4% que representan las plantas asociadas a entornos antrópicos está representado únicamente por el bledo. Estas plantas se hallan en los bordes de caminos, cerca de los campos de cultivo y en los alrededores de las viviendas. El 1% restante nos muestra una serie de plantas diversas, que no se pueden englobar dentro de los otros tres grupos. Hallamos restos de trébol, característico de llanuras húmedas mediterráneas; también <i>cladium mariscus</i> que abundan en las zonas húmedas como los deltas de los ríos, como es este caso, y también se han encontrado restos de esparto. Éste, sin duda, viene de regiones interiores más áridas, donde se daba con abundancia.</div>
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<br />
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Cortes 5 y 7. Representación por grupos de plantas.</div>
<br />
Los cortes 2, 2B, 6A y 6B pertenecen a finales del s. VII a. C. Para esta época se comprueba cómo las plantas cultivadas subían a un 38% del total de la muestra, las plantas asociadas a campos de cultivo descendían a un 30%, las plantas asociadas a entornos antrópicos ascendían a un 28% y por último había un 5% de otro tipo de vegetales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
De las plantas de cultivo solo hay un 39% de cereales, entre los que destaca la cebada vestida. También hay trigo, pero no se ha podido identificar de qué tipo se trata debido al mal estado de los restos. Hay un 4% de leguminosas, representadas en esta muestra solo por el guisante. La uva tanto en forma de semilla como de peciolo asciende en esta muestra hasta el 57% de las plantas cultivadas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Del 30% de plantas asociadas a los campos de cultivo, tenemos que hablar de tres tipos distintos de gramíneas: <i>Avena sp., bromus sp.</i> y <i>lolium sp</i>. Entre las plantas asociadas a los entornos antrópicos hay que hablar de otras especies relacionadas con los bordes de caminos y campos de cultivo, así como del entorno de las viviendas como son: <i>Polygonum sp, chenopodium sp y rumex sp.</i> El 5% de plantas que no pertenecen a ninguno de los otros tres grupos está representando mayoritariamente por <i>cladium mariscus</i>, aunque es posible que haya algún prunus, pero que aún está por corfirmar.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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Cortes 2, 2B, 6A y 6B. Representación por grupos de plantas.</div>
<br />
Los cortes 3 y 3 / 4 corresponden a principios del s. VI a. C. Para esta muestra se observa un descenso de las plantas cultivadas al 19%, mientras que las plantas asociadas a los campos de cultivo suben al 41%, y las asociadas a los entornos antrópicos bajan al 14%. En esta toma se comprueba un fuerte aumento, hasta el 26%, de las plantas que no pertenecen a ninguno de los tres tipos anteriores.</div>
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<br />
Los cereales ocupan el 72% de las plantas de cultivo. Entre ellos destaca nuevamente la cebada vestida, mientras que el trigo representado por el tipo <i>aestivum</i>, está en menor proporción. Las leguminosas solo están representadas por un 2%, de las cuales, todas son guisantes. La uva vuelve a unos niveles más bajos, al 26% de la muestra; al igual que en las dos anteriores, está representada tanto en semilla como en peciolo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Entre las plantas asociadas a los campos de cultivos, debemos destacar una serie de malas hierbas, algunas de ellas gramíneas como son: <i>Avena sp., bromus sp., lolium sp y medicago sp.</i> Entre las plantas asociadas a los entornos antrópicos o ruderales destacan: <i>Malva sp., rumex., silene sp., chenopodium sp. y polygonum sp.</i> Las otras plantas que en esta ocasión son el 26% del total, están divididas en tres grupos. Las plantas de entornos húmedos están representadas por <i>carex sp.</i> y <i>cladium mariscus</i>, mientras que las habituales de prados húmedos mediterráneos lo estarían por el trébol, <i>plantago lanceolata</i> y <i>fentusca sp</i>., y por último, vuelve a haber restos de esparto, que sin duda estaría relacionado con actividades antrópicas.<br />
<br />
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Cortes 3 y 3/4. Representación por grupos de plantas</div>
<br />
Hasta aquí, los resultados de los análisis carpológicos del Cerro del Villar. En ellos podemos observar que la gran mayoría de producción agrícola está centrada en el cereal, puesto que tanto los cereales, como las distintas plantas asociadas a su cultivo (malas hierbas), son mayoría en la muestra. Hablando todavía del alto número de plantas asociadas al cultivo, podríamos sospechar que los trabajos de trilla se realizaban en el asentamiento. Del análisis también se deduce el entorno húmedo (delta-marisma), donde se hallaba.<br />
<br />
<b>Castillo de Doña Blanca.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
En este asentamiento fenicio se ha llevado a cabo un muestreo en un vertedero hallado debajo de un gran edificio. Este vertedero contiene materiales que están entre el año 700 y el 500 a. C. De él se han sacado resultados muy clarificadores sobre el tipo de agricultura que se debió de realizar en el enclave. Aunque hay que decir que en estos resultados solo se incluyen las plantas de cultivo, dividiremos los resultados en dos distintas épocas: una que abarcaría el s. VII a. C. y la otra que haría lo propio con el VI a. C.</div>
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<br />
La Fase IV y III (675-600 a. C.). Dentro de los cereales el cultivo de la cebada vestida parece ser el mayoritario, aunque también está documentado el trigo desnudo y aunque no se puede afirmar su cultivo por las muestras, es posible que también se utilizara la avena. En contraposición al Cerro del Villar, en el Castillo de Doña Blanca encontramos una gran variedad de leguminosas como los garbanzos, lentejas, habas y guisantes. Finalmente, hemos de destacar la importante presencia de vid en estos niveles tan tempranos del yacimiento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
La Fase II y I (600-550 a. C.). En este nivel podemos observar cómo el trigo desnudo está más documentado que la cebada vestida, y no hay indicios de otro tipo de cereal. Las leguminosas siguen estando de forma variada, garbanzos, habas y lentejas forman este grupo en el que no se han hallado restos de guisantes. La vid aumenta su cantidad y se empieza a documentar el olivo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
En Doña Blanca podemos observar la base cerealística al igual que en el Cerro del Villar, pero aquí la dieta parece ser más variada, hay más tipos de legumbres y parece utilizarse también las aceitunas, que para estas fechas serían del acebuche y no del olivo cultivado con fines oleicos, como suplementos alimenticios. Aquí también vemos el consumo de vid, que en este caso parece ser ya cultivada, por lo que se utilizaría tanto como fruto (uva), como en forma de zumo (vino).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<b>La Fonteta.</b> </div>
<div style="text-align: justify;">
Los niveles más antiguos del yacimiento que corresponden a los siglos VIII-VII a. C., nos muestran cómo los cereales son los restos más frecuentes dentro de la muestra con un 66%. Dentro de éstos destaca la cebada, aunque también esta representado el trigo desnudo y el mijo. Las leguminosas son bastante escasas en el registro, y podemos observar cómo entre los frutales destaca la presencia frecuente de la higuera , así como también destaca la poca representatividad de la vid.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
En los niveles correspondientes al s. VI a. C., comprobamos cómo se mantienen la misma línea que en los niveles anteriores, aunque en esta ocasión las leguminosas no llegan a estar presentes en el muestreo. Cabe destacar nuevamente los frutales, entre los cuales aparece por primera vez el granado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
En La Fonteta se aprecia cómo la base cerealística es la principal dentro de la agricultura del yacimiento. De entre los cereales, cabe destacar la presencia por primera vez, en yacimientos fenicios, del mijo, aunque ya se documenta en asentamientos indígenas de la zona. De los resultados también podemos extraer que en este yacimiento el cultivo de árboles frutales tuvo una relativa importancia y diversidad, debido al variado tipo de árboles utilizados. La complementación de la alimentación en este yacimiento debió de realizarse mediante los frutos de estos árboles, lo que justificaría en cierta medida la escasez de leguminosas en este asentamiento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<b>Villaricos.</b><br />
Sobre este yacimiento se ha realizado un análisis carpológico de los estratos correspondientes al s. VII a. C., también hay muestras polínicas y antracológicas. Como resultado comprobamos cómo los cereales ocupan el 49,98% de la muestra. De este porcentaje el 2,63% corresponde a trigo, el 15,78% a cebada y el 31,57% restante, son restos de <i>cerealia</i>, pero en tan mal estado que no se ha podido estimar a qué especie pertenecen. En la muestra también han salido restos de <i>ficus carica</i> (higuera-higos), al igual que restos de otros árboles frutales como <i>olea europaea</i> y <i>prunus</i>, que podría atestiguar el cultivo de cerezos, ciruelos o almendros.</div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Representación de cereales en Villaricos</div>
<br />
En los análisis se han rescatado un 23,67% de malas hierbas y plantas ruderales, también en la muestra se ha documentado un 15,78% de plantas silvestres. Los análisis polínicos nos desvelan que solo el 1,79% de los pólenes corresponden a cereales con mayor proporción de cebada que de trigo, el grueso de la muestra (86,73%) corresponde a las malas hierbas y plantas ruderales asociadas a bordes de caminos y campos de cultivo, como a los alrededores de las casas. El 11,46% se identifican con especies silvestres, entre las que destacan las juncaceae, también hay restos de especies arbustivas y pinos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Del total de las muestras halladas en Villaricos podemos observar cómo nuevamente la agricultura fenicia parece basarse en los cereales, combinando la base alimenticia vegetal estarían los árboles frutales. </div>
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</div>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div style="text-align: justify;">
Para complementar el cultivo de cereales los fenicios utilizaron una gran variedad de leguminosas, que al igual que se hacía en Oriente, probablemente se plantarían entre las vides, en los huertos, aprovechando los sitios libres y en las zonas en barbecho. Los guisantes son los más abundantes, aunque se documentan también la lenteja, el haba, y el garbanzo; éste último, por primera vez en la península (Doña Blanca), por lo que tal vez fuera una introducción fenicia. A pesar de la relativa diversidad de leguminosas hay que decir que estas se han hallado en porcentajes muy pequeños.<br />
</div>
</div>
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</div>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<b>GANADERÍA.</b><br />
Para aproximarnos a cómo debió ser la ganadería en este ámbito colonial, hemos de remitirnos a los exiguos estudios que sobre esta rama de las actividades primarias se han realizado en el yacimiento del Cerro del Villar, La Fonteta, Castillo de Doña Blanca y Toscanos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
La muestra utilizada en el Cerro del Villar para el estudio fue extraída de los cortes 3 y 4 y del corte 5. El estado de los restos era bastante malo debido a la erosión y a los efectos del agua, como las marismas y desbordamientos del Guadalhorce. Esto ha hecho que de los 1217 restos analizados, sólo hayan podido ser identificados 485. También hay que decir que el área de estudio ha sido reconocida como una zona de taller cerámico, por lo que los restos óseos seguramente tuvieran que ver con la alimentación de los trabajadores del taller. De estos restos podemos resumir que los ovicápridos y los bóvidos eran las dos cabañas más abundantes en el yacimiento, seguramente con una mayor abundancia de ovicápridos. Los suidos también están representados en tres ejemplares infantiles casi completos. Seguramente debido a las características del corte (taller cerámico), no se han hallado restos identificados de caballo o asno. También se ha documentado en el Cerro del Villar restos de gallina, uno de los primeros de la península y también aunque escasos hay restos de cánidos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
En la Fonteta observamos como en el s. VII a. C. los ovicápridos son los más abundantes, y entre ellos abunda más la oveja que la cabra. El ganado bovino le sigue en cantidad y a éste el de los cerdos. En el s. VI a. C., la cosa cambia aumentando los suidos y ovicápridos y bajando la cantidad de bovinos. Parece observarse entre los restos que la dieta cárnica estaría formada por individuos de ganado vacuno subadultos y ovicápridos tanto subadultos como adultos, así como de otras especies silvestres.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
En Toscanos y el Castillo de Doña Blanca se documenta una ganadería bastante parecida. Se caracteriza por la preeminencia del ganado ovicaprino sobre el vacuno, con escasa presencia del cerdo. Parece que la aportación cárnica a la dieta en estos yacimientos provenía casi exclusivamente del ganado bovino. En estos asentamientos se han documentado por primera vez en la península dos nuevas especies animales: El asno y la gallina.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<b>LA CAZA.</b><br />
En los registros arqueofaunísticos la evidencia de recursos cinegéticos, aunque muy escasa, es evidente, por lo que hay que abordar su estudio para ver qué grado de importancia tenía la caza en la sociedad colonial. Debido a la escasez de muestras, abordaremos el tema de forma muy general.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
En las colonias fenicias se puede atestiguar el consumo de ciervo, liebre y conejo, así como han sido hallados algún resto de aves como el albatros, la gaviota y la paloma. La escasez de los restos, muestra que la caza no tuvo que desempeñar ningún papel importante en la economía fenicia occidental, seguramente se tratara de hechos esporádicos. La poca importancia de la caza con total seguridad tuviera que ver con la suficiencia alimenticia generada por la agricultura, y por los aportes cárnicos originarios del ganado y la pesca.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<b>LA PESCA Y EL MARISQUEO.</b><br />
Para estas importantes actividades primarias sólo contamos con el estudio realizado con el yacimiento del Cerro del Villar y los escasos resultados obtenidos en Toscanos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Los cortes, 5, 6A, 6B y 7 son donde se ha realizado el estudio de las arqueoictiofaunas, fechadas a finales del s. VII a. C., de donde se han extraído 821 restos, de los cuales 564 han logrado ser identificados. Cabe destacar el escaso tamaño de los ejemplares que han sido identificados en la muestra. En la mayoría de los casos las especies documentadas son de litoral, características de entornos arenosos y rocosos, pero llama la atención la escasez de especies deltaicas. El resultado de estas muestras hace pensar que las labores pesqueras se desarrollarían en lugares cercanos al yacimiento, y que se utilizarían para capturar a las especies mallas o redes de reducidas dimensiones, las únicas capaces de asegurar la captura de estas pequeñas especies. Entre las especies documentadas cabe destacar la presencia de la boga, la sardina y el boquerón como especies principales. A éstas hay que añadir al registro íctico la lubina, las salemas, la pandora, pargos, dentones y por último la escasez de una especie deltaica como la dorada. El hallazgo de un resto de atún, podría dar indicios de industria de salazón en la isla del Villar, pero este resto es posterior al conjunto de la muestra, ya del s. VI a. C. En Toscanos también se atestiguan restos de vertebras de peces, muy difíciles de identificar, ya que las espinas no se han conservado por el estado del yacimiento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Para conocer las actividades de marisqueo, se realizó un estudio malacológico en el que se han logrado identificar 766 individuos de 16 taxones diferentes de moluscos terrestres y 34 individuos de 17 taxones distintos entre los moluscos marinos. Entre las especies terrestres la recogida pertenece a dos épocas distintas, el s. VIII y el VII a. C. En el primero hay poca diversidad de especies, mientras que en el segundo la diversidad se dispara. La diferencia entre los dos siglos no solo está en la diversidad de especies, en el VIII a .C. las especies representadas son de agua dulce, lo que refleja una situación de acumulación de aguas, como charcos o lugares inundados, mientras que en el s. VII a. C., el panorama cambia radicalmente con una casi absoluta preeminencia de especies terrestres de paisajes abiertos mediterráneos. Una de ellas suele estar asociadas a zonas de vertedero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
De los moluscos marinos apenas se pueden sacar conclusiones debido a la escasez de muestra. El hecho de que no evidencien restos de actividades antrópicas y que sean especies características del litoral, induce a pensar que llegaron de manera natural al yacimiento. <br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>BIBLIOGRAFÍA</b> </div>
<div style="text-align: justify;">
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-ROS, M.T. y BURJACHS, F. (1999):”Paleovegetación del Cerro del Villar”, <i>Cerro del Villar I. El asentamiento fenicio de la desembocadura del río Guadalhorce y su interacción con el hinterland,</i> Arqueología Monografías 5, Junta de Andalucía, pp. 65-71<br />
-RUÍZ MATA, D., (1993): “Los fenicios en época arcaica –siglos VIII/VII a. C.- en la bahía de Cádiz. Estado de la cuestión”, <i>Estudos Orientais,</i> IV, pp. 23-71.<br />
-SCHUBART, H, NIEMEYER, H.G., PELLICER, M., (1969): <i>Toscanos: La factoría paleopúnica en la desembocadura del río Vélez</i>, Excavaciones Arqueológicas en España, 66.<br />
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<br /></div>
Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-44248505521815535732008-09-28T09:54:00.000-07:002015-03-26T16:15:57.581-07:00Las ciudades fenicias de época arcaica<div style="text-align: justify;">
<b>Ciudad y comunidad cívica. </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Como también se ha señalado acertadamente, una de las características fundamentales de la ciudad es la manifestación pública de la comunidad cívica que la integra. Pero en este caso tenemos un problema, ya que los espacios públicos de las ciudades fenicias arcaicas, ante la falta de restos arqueológicos de edificaciones de este caracter, pueden resultar díficiles de detectar. En un urbanismo arcaico de tradición oriental, aún no sometido a procesos de “helenización” ni dependiente de una planificación “hipodámica” el espacio destinado a la reunión de los ciudadanos no será tanto una amplia plaza, a la manera grecorromana, cuanto los aledaños de la puerta principal de la ciudad. Es en este sentido, junto con la planificación urbanística que implica, además, por supuesto, de su caracter defensivo, más que a la propaganda, que debemos interpretar la presencia de murallas con torres y bastiones en Castillo de Doña Blanca y la Fonteta. En esta ultima existen además algunos indicios que nos permitirían sospechar la existencia de un santuario. Otra característica interesante es la presencia de una fortificación avanzada en el Cabezo del Estaño, con foso de sección triangular y muralla de casernas, igualmente presentes en Doña Blanca, con lo que supone de interés por el control del territor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Gadir.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOMqK-JPiG32GNETKnqCiHv_3sZOxotz2a5mCALUWulEdO2vuPnd0dePK399Z_fjwnQmyxpUCUmTjt_gDaQ7f2TedS7CLcP2BLg-uXvHW2McGc66_NrxwXy3NovPhwSHp292WwSV1M8sKM/s1600/la+foto+copia.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOMqK-JPiG32GNETKnqCiHv_3sZOxotz2a5mCALUWulEdO2vuPnd0dePK399Z_fjwnQmyxpUCUmTjt_gDaQ7f2TedS7CLcP2BLg-uXvHW2McGc66_NrxwXy3NovPhwSHp292WwSV1M8sKM/s1600/la+foto+copia.JPG" height="239" width="320" /></span></a><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> Por otra parte, la relación de Castillo de Doña Blanca con Gadir, aunque polémica en su función, parece clara. Gadir, cuya fundación en fechas remotas y discutidas conocemos por los testimonios de Veleyo Patérculo (1,2,3), Mela (III, 6, 46) Plinio (N.H., XVI, 40; XIX) o Diodoro (V, 20) no ha proporcionado aún evidencias arqueológicas similares a las de Doña Blanca o La Fonteta, si bien los recientes descubrimientos arqueológicos en el solar de El Cómico suponen un avance más que considerable. Alli han aparecido restos de la ciudad del siglo IX a. C. con ocho casas organizadas en torno a dos calles en lo que por aquel entonces era la isla de Eretheia, separada por un estrecho brazo de mar de Koutinoussa. La huella fenicia también ha quedado patente en el yacimiento de la Casa del Obispo, otro de los referentes arqueológicos de la ciudad, y que fue un espacio sacralizado al meos desde el siglo VI a. C. en el que se ha documentado un monumento funerario de época púnica. Las excavaciones arqueológicas de urgencia en el solar de los
antiguos Cuarteles de Varela han dejado al descubierto
abundantes restos de una gran
necrópolis púnica y romana. Las estructuras funerarias están fechadas entre el siglo V a. C. y el siglo II, cuando floreció el Gades romano. La mayoría de las tumbas
se corresponde con inhumaciones individuales y sólo el 20% es de
incineraciones. Este descubrimiento viene a sumarse al conocimiento que se tenía de las necrópolis de la Gadir fenicia desde los años 20 del pasado siglo y a los famosos sarcófagos antropoides.</span><br />
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<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Como se ha dicho, la posición geográfica de Gadir es bastante singular y un tanto excéntrica, por lo que se ha interpretado que no parece haber nacido del mismo movimiento responsable de la aparición de los restantes asentamientos fenicios arcaicos en Andalucía. “Desde una visión de patrones de asentamientos fenicios, la situación supuesta de la ciudad de Gadir en Cádiz no deja de resultar extraña, irregular y apartada de los asentamientos conocidos en el Mediterráneo y costa española, que son ya numerosos”. No obstante, también se ha señalado como fuera de Andalucía “... i colloni di La Fonteta si installarono nel Castillo de Guardamar. Sul sitio, collocato in posizione strategica a controllo del territorio e della navegazione costiera, eressero in breve tempo un edificio sacro, dedicato molto verosimilmente ad Astarte. I datti raccolti permettono affermare che la fondazione di la Fonteta presenta caratteristiche molto simili a quelle documentate nell´Andalusia occidentale per la colonie di Gadir- Castillo de Doña Blanca e di Spal-El Carambolo”. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXZZl9WDMi9XWOX0DalJgaKXaHN4eBHTTvcdQT4PJ29syCiz0wxt9mmuP7e1Xv9cDXoDFr3hEcMLX4l4OyvT0udEblPs8BP3ojoNy6mq0BQSUDgBU1hugs3jFbeVBOuvbdBSGMM3Trg46f/s1600/Paleotop.Cadiz.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXZZl9WDMi9XWOX0DalJgaKXaHN4eBHTTvcdQT4PJ29syCiz0wxt9mmuP7e1Xv9cDXoDFr3hEcMLX4l4OyvT0udEblPs8BP3ojoNy6mq0BQSUDgBU1hugs3jFbeVBOuvbdBSGMM3Trg46f/s1600/Paleotop.Cadiz.jpg" height="400" width="281" /></span></a><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La singularidad de la posición de Cádiz es, por consiguiente, aparente y desaparece cuando se amplía la zona geográfica que nos sirve de referencia. Los descubrimientos realizados en lss últimas décadas de una notoria presencia fenicia en las costas atlánticas portuguesas en las que el estuario del Tajo con sitios como Santarém o Almaraz se muestra pionero, han venido a romper la imagen de su aislamiento atlántico. Por otro lado, su insularidad encuentra correspondencia en sitios como Cerro del Villar, aunque a una escala bien distinta.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">No deja, por otro lado, de ser curioso que Gadir haya sido la única colonia fenicia en la Península de la que se conserva un relato de fundación (Estrabón, III, 5,5) que si bien helenizado, contiene elementos claramente fenicios, como la procedencia tiria de los fundadores, el carácter oficial de la empresa y la función preeminente del oráculo de Melkart. La elección del sitio que tantas dudas a vuelto a suscitar recientemente, obedecería tanto a consideraciones estratégicas y económicas como políticas. En el extremo del mundo, junto al Océano, el surgimiento de una réplica occidental de Tiro, como es Gadir, con su centro monumental, templo de Melkart incluido, en el entonces archipiélago y la ciudad en tierra firme al otro lado de la bahía así parecen confirmarlo. Por otra parte, aunque la investigación arqueológica no ha proporcionado aún fechas de tan concreta antigüedad hay razones de peso para sospechar que precedió en el tiempo a la aparición de los enclaves coloniales de finales del s. XI y comienzos del VIII a. C. La cuidadosa elección del lugar para la ubicación de estos asentamientos, junto a la detallada planificación del habitat inicial presente en muchos casos, suponen un conocimiento previo de las condiciones y oportunidades locales que difícilmente se ha podido adquirir en Oriente o en cualquier otro lugar del Mediterráneo, por lo que suponen un claro indicio de la existencia de algún enclave occidental anterior, probablemente el centro monumental del archipiélago gadeirita.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Ebussus</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Por lo que respecta a Ebussus, otra fundación arcaica, según Diodoro de Sicilia (V, 16, 2-3) los cartagineses habían fundado una colonia en Ibiza en el año 653 a. C. Durante mucho tiempo se consideró cierta esta noticia. Es preciso destacar que en su libro sobre las islas, Diodoro apenas da datos cronológicos concretos y en este caso constituye una de las pocas excepciones que han hecho pensar que su narración depende en este punto de una fuente bien informada, que podría ser Timeo. Como ha observado muy bien P. Barceló en este texto de Diodoro hay referencias a dos situaciones distintas en el tiempo, y así dice que es una colonia de los cartagineses, pero que estaba habitada por los fenicios originalmente, lo que precisamente han venido a confirmar los datos arqueológicos. Efectivamente, hallazgos y excavaciones, así como una nueva valoración de los datos procedentes de las más antiguas han venido a confirman la antigüedad de la fundación, aunque no su carácter cartaginés. Los descubrimientos arqueológicos han confirmado la existencia de una temprana presencia arcaica fenicia en Ibiza, en sitios como Sa Caleta, la bahía de Ibiza, y en la necrópolis de Puig des Molins, que por el tipo de materiales encontrados parece más vinculada a la población de los asentamientos fenicios occidentales que a la propia Cartago.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtcidLZsyYQBqVgvvujJOQwPcJQcYBMZxd8ax5AK1KUjJKfan3u-we02pqtXAi5ko_8CR7KSSQtTMaVg_rva51ln3o4qfT0fwudF4uycKx5LVlLoO7xCyPmi9PCXfneQWkMGhMoa3HQHkF/s1600/Sa+Caleta+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtcidLZsyYQBqVgvvujJOQwPcJQcYBMZxd8ax5AK1KUjJKfan3u-we02pqtXAi5ko_8CR7KSSQtTMaVg_rva51ln3o4qfT0fwudF4uycKx5LVlLoO7xCyPmi9PCXfneQWkMGhMoa3HQHkF/s1600/Sa+Caleta+2.jpg" height="255" width="400" /></span></a><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> De mediados del siglo VII a. C. o un poco más tardíos, hacia el 630 a. C., son los materiales fenicios más antiguos descubiertos en Sa Caleta y en la bahía de Ibiza, que sugieren un asentamiento de fenicios occidentales procedentes de la zona del Estrecho de Gibraltar. Sa Caleta, un asentamiento dedicado a la extracción de galena argentifera, sorprende por su urbanística improvisada y arcaizante con un sistema basado en la yuxtaposición de estancias sin ningún genero de orden en cuanto a la orientación con respecto a sí mismas y a los puntos cardinales, separadas entre sí por espacios, en ocasiones exiguos, comprendidos entre las distintas construcciones, dando lugar a estrechas calles de orientación variada y pequeñas plazas de plan irregular y superficies variables. Este asentamiento tuvo una corta vida, lo que algunos interpretan como un abandono en favor de la mejor posición que presentaba Ebussus, mientras que otros consideran a ambas coetáneas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> En el primer cuarto del siglo VI a. C. Sa Caleta se abandona y se produce una restructuración integral de la población, con el consiguiente crecimiento del asentamiento del Puig de Vila, dominando la bahía de Ibiza y donde no sólo disponían del mejor puerto de la isla, sino de un entorno cercano propicio para la explotación agrícola. En el Puig des Molins se manifiestan durante la primera mitad del siglo VI a. C. diferencias significativas que atañen tanto al tipo de sepultura, con la aparición cada vez más numerosa de fosas, como los rituales, con prácticas más elaboradas que incluyen la ofrenda de un animal, la colocación de una lucerna sobre las brasas ardientes, rotura ritual de vajilla y libaciones. También hay diferencias en los ajuares, desde las tumbas más pobres, sin ningún ajuar o con una sola ampolla de aceite perfumado a las más ricas que pueden contener un kantharos de buchero etrusco. Todo parece indicar que se está produciendo una cierta diferenciación social en el seno de la comunidad originaria. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Tavira</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">En Tavira, en la margen derecha del río Gilao (Portugal), se han documentado igualmente las dos fases de construcción de una muralla fenicia arcaica con muros que se yuxtaponen y datan de la segunda mitad/finales del siglo VIII a. C. En su primer momento constructivo esta muralla tenía cerca de cuatro metros de anchura, mientras que en su segunda fase oscila entre los 3,5 y 5, 5 metros de espesor y adopta la técnica de casernas, construida con piedra calcárea someramente desbastada. Su cara exterior se reviste de un paramento de piedra que se organiza en una línea inclinada siguiendo un ángulo de 70-80º. Tampoco se trata de una obra defensiva insignificante como podría ser el foso que en un principio protegía el asentamiento de Toscanos, y que “marca el límite del asentamiento e impide cualquier tipo de acción por sorpresa, pero no estaría en condiciones de rechazar un ataque bien organizado por parte de la población indígena”. Otros hallazgos en esta misma localidad procedentes del Palacio da Galeria sugieren la existencia de algún tipo de santuario.</span><br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La Fonteta</span></b><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> Un panorama similar, aunque de fecha más tardía, nos encontramos en La Fonteta (Guardamar del Segura, Alicante), donde dada la reutilización de diversos materiales, como restos de molduras arquitectónicas formando gola y casi una decena de estelas-betilo en la muralla que comienza a construirse hacia el 630 a. C. se advierte claramente la premura de los trabajos y la existencia de una amenaza inminente. Cabe la posibilidad de la existencia en algún otro punto de una muralla más antigua, cuyo perímetro no coincide con el más reciente, en el que se puede contemplar un cuerpo central de 4,5 a 5 m. de ancho con paramentos verticales construidos con piedras de diverso tamaño. Ese cuerpo central está ceñido, en los puntos mejor conservados por dos cuerpos en talud de una anchura en torno a 1 m. en su base, lo que conferiría a ésta una anchura total cercana a los 7 metros.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghS_wWADQsGz1zRLK0isTcDgcIwv8l009oy6Jzkjqp4NDLGR736zXlgxvaPow8BdvgFc1MisoV1WFR3qYbOo498Db93Wr1l13q4MEjyhrBXzJQRqxkqqCrn6YDK7dQm3CiDYEm-YtfDrWJ/s1600/Fonteta+01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghS_wWADQsGz1zRLK0isTcDgcIwv8l009oy6Jzkjqp4NDLGR736zXlgxvaPow8BdvgFc1MisoV1WFR3qYbOo498Db93Wr1l13q4MEjyhrBXzJQRqxkqqCrn6YDK7dQm3CiDYEm-YtfDrWJ/s1600/Fonteta+01.jpg" height="434" width="640" /></span></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Al igual que en Doña Blanca y en el Cabezo del Estaño, el flanco exterior de la fortaleza presentaba a 4 m. de distancia un impedimento complementario contra posibles asaltos: un foso de sección triangular de 2,5 m. de ancho. Es seguro incluso, a juzgar por los restos observados en algunos puntos, la existencia de un glacis de barro entre el forro en talud externo y el borde del foso, lo que impedía aún más el acceso y el minado de las murallas, a la vez que protegía de las fuertes lluvias la estructura defensiva. En cualquier caso la reutilización de materiales antiguos en la construcción de esta muralla, algunos de ellos procedentes sin ninguna duda de algún recinto sacro, sugiere un trabajo realizado con prisas, lo que explicaría que su base, en la que se clausura un floreciente taller metalúrgico, no fuera la suficientemente compacta y firme por lo que se emplearon tirantes de amortiguación, y una situación de alarma ante una amenaza considerable, pues hizo falta reforzarla con un foso y un terraplén.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La ciudad, que se funda en la segunda mitad del siglo VIII en un paleoestuario muy distinto de la línea de costa actual, es abandonada a finales del VII a. C. probablemente como consecuencia del avance de las dunas propias del entorno.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Adra</span></b><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> Abdera (Adra), Almería, equivale a la población citada por Strabón. III, 4, 3: Ábdera, quién destaca su carácter de fundación fenicia. Otras fuentes antiguas (Plin. <i>nat</i>. III, 8: Abdara, y Mela II, 94), la mencionan en su descripción de la costa bética mediterránea. Por su parte, Ptolomeo (II, 4, 7) que la menciona como Ábdara, la sitúa en el territorio de los <i>bastoúloi poinoí.</i> El <i>Ravenn</i>. 305, 3. 343, 10: Aderia, y el<i> Lib. Guid</i>. 515, 16, la nombran como una civitas situada entre Carthago Nova y Baelo.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El Cerro de Montecristo está situado en la desembocadura del antiguo río Adra a 49,38 metros el nivel del mar. Sobre él se sitúa la antigua ciudad fenicia de Abdera. Su modelo de asentamiento responde al modelo peninsular: con un fondeadero natural y un área circundante de posibilidades agrícolas y mineras. Las escorias y toberas halladas en las intervenciones arqueológicas así lo demuestran. Además también explotaron recursos marinos y de comercio. Tenemos referencias de ambas actividades en los motivos de las monedas, procedentes de su propia ceca que empezó a emitir entrado ya el s. II a.C.</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVQv-61uKGOas39fcDxT2H2lf7qDJbfLxKcxBIKYQ9qZ14CEpGCJPpiFHt6AJUonuVfoFMyUTB1lqK6NJZzmuJm21T8-dQUiaOFS1oQOgBF3XPkqVyRSagjKOIXIo8GlX_jAeJMiHDL8nX/s1600/plano+topogra%CC%81fico+del+Cerro+de+Montecristo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVQv-61uKGOas39fcDxT2H2lf7qDJbfLxKcxBIKYQ9qZ14CEpGCJPpiFHt6AJUonuVfoFMyUTB1lqK6NJZzmuJm21T8-dQUiaOFS1oQOgBF3XPkqVyRSagjKOIXIo8GlX_jAeJMiHDL8nX/s1600/plano+topogra%CC%81fico+del+Cerro+de+Montecristo.jpg" height="282" width="400" /></span></a></div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La situación de la necrópolis es todavía una incógnita, aunque tenemos noticias de ella por el hallazgo de un vaso de alabastro en el mismo cerro. Está fechado entre los siglos VIII y VII a.C.. Se conocían en esta localidad los restos de muros fenicios encontrados en el Cerro de Montecristo y recientemente se ha excavado parte del paramento de una muralla que parece corresponder a finales del siglo VII y comienzos del IV a. C.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La técnica constructiva de la muralla consiste en hiladas de grandes bloques de piedra caliza
dispuestos sobre una fuerte capa de mortero y
grava. En algunos casos estos bloques presentan
agujeros de los que realizaban los canteros para
facilitar su extracción y transporte. Este tipo de
aparejo se combina con mortero y piedras de
menor tamaño con el fin de rellenar los espacios entre los bloques. A su vez sobre los grandes
bloques calizos se dispusieron hiladas de mampuestos de menor tamaño con los que la muralla
alcanzaría el total de su altura. Estamos ante el lienzo externo de la muralla,
que presenta una anchura de aproximadamente
1 m o dos codos púnicos (2 x 0,52 m), sin evi-
dencias de la existencia de foso. También ha sido
documentada la presencia de muros transversa-
les o tirantes con una anchura en torno a los 0,50
m (1 codo aproximadamente), conservándose
uno de forma completa y el posible arranque de
otro, dando lugar, así, a una muralla de cajones
reforzada mediante el rellenado de los cajones
con arcilla compactada.
</span><br />
<div class="column">
</div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> Las últimas campañas de excavaciones arqueológicas han podido documentar la fase más antigua en el asentamiento que consiste en una habitación con una superficie de 2 por 3 m aproximadamente formada por dos muros, dispuestos en ángulo recto al noroeste del corte. Dicha habitación se encuentra parcialmente destruida como consecuencia de una
zanja moderna para la conducción de agua. A
través de los materiales cerámicos más representativos hallados en dicha fase ha podido datarse
a mediados del siglo VII a.C. </span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">
</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El hallazgo de un nuevo asentamiento fortificado cercano a <span style="font-style: italic;">Abdera </span>ha aportado nuevos
datos sobre <span style="font-style: italic;">Abdera </span>y su territorio. Este yacimiento no es relacionable con nin-
gún topónimo que aparezca en los textos clásicos,
ni conocemos otros yacimientos similares que
hayan sido publicados y se encuentra en el paraje denominado La Sierrecilla
en el término municipal de Dalías (Almería),
ubicado en las estribaciones meridionales de la
Sierra de Gádor (Fig. 5). Con una superficie de
5,3 hectáreas, ocupa dos colinas separadas por
una vaguada o barranquera cuya altitud máxima
es de 389,5 metros sobre el nivel del mar. Consiste en un recinto amurallado con un
perímetro de 1.027 m formado por una muralla
de doble paramento con compartimentaciones
interiores16, o muralla de casamatas. Se han
localizado tres bastiones, uno en la muralla norte,
el segundo en la muralla noroeste y un tercer bas-
tión que presenta una mayor complejidad, loca-
lizado en la muralla sur. En el interior del recinto amurallado se han
documentado 11 edificios exentos, de planta rectangular, compartimentados en su interior, de los
que apenas se conservan una o dos hiladas de pie-dra en sus muros. La mayoría de los edificios se
concentran cerca de la muralla sur, y algunos en
la parte noroeste de la colina más occidental. Los materiales cerámicos indican una cronología desde la segunda mitad del siglo VI a principios del IV a. C.
</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br />
</span><br />
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Villaricos. </span></b><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Corresponde an la antigua ciudad de Baria que conocemos por las fuentes antiguas: Plutarco, <i>Apopth.</i> <i>Scipio Maioris</i> 3, Valerio Máximo (II, 6, I; III,6), Aulo Gelio (IV, I,8), Cicerón <i>add Att</i>. 16,4,2, Plinio III, 19, Ptolomeo, 2,4,8 y Anónimo de Rávena, 305,2.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El yacimiento arqueológico de Villaricos está situado en el extremo Noroeste de la Depresión de Vera, junto a la desembocadura del río Almanzora. En época arcaica la faz del cauce del Almanzora era distinta, formaba una amplia bahía protegida por el suave promontorio dónde se ubicó el asentamiento. El patrón de asentamiento como en Abdera responde al sistema de instalación preferido de los fenicios. El entorno favorecía las actividades agrícolas, y la proximidad a las minas de Herrerías y Sierra Almagrera convertía la minería en una de las actividades principales. seguida de la explotación de los recursos marinos y del comercio. Este último constatado en el amplio repertorio de ánforas del registro arqueológico y en la constatación de la existencia de talleres anfóricos.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">A partir de las secuencias estratigráficas procedentes de las excavaciones realizadas en el casco urbano de Villaricos se han podido documentar intensa y continua superposición de sedimentos arqueológicos, sellados por una capa de escorias de mineral de hierro formada tras la fundición Carmelita. </span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La secuencia de ocupación fenicia abarca desde los últimos años del siglo VII a.C. hasta el II a.C.y ha sido establecida por J. L López Castro en tres fases:</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">VILLARICOS I: fase fenicia urbana inicial (finales VII y siglo VI a.C.)</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">VILLARICOS II: fase fenicia urbana plena (siglos V-III a.C.)</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">VILLARICOS III: fase fenicia tardía (siglos II-I a.C.)</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr37qt14ia8s6m43vWyCjouOvHfd-yh0kjFWAVqDT_fGO3dV0BokUW9KbqCxqNjv-R47WQMP6eRv2iD8e4e0zfsfcJ2VGHDmm60ti5hMmkH21z_kM6dmNWxoGmWxLW_hFkBwPCqOAojFBS/s1600/TOPOGRAFI%CC%81ADELAANTIGUABARIA.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr37qt14ia8s6m43vWyCjouOvHfd-yh0kjFWAVqDT_fGO3dV0BokUW9KbqCxqNjv-R47WQMP6eRv2iD8e4e0zfsfcJ2VGHDmm60ti5hMmkH21z_kM6dmNWxoGmWxLW_hFkBwPCqOAojFBS/s1600/TOPOGRAFI%CC%81ADELAANTIGUABARIA.jpg" height="400" width="328" /></span></a><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La primera fase se viene definida por una serie de construcciones de carácter doméstico que tienen asociados restos de pavimento y de mortero y materiales arqueológicos que constituyen un conjunto bastante homogéneo y que se puede fechas a finales siglo VII a.C. o casi ya a comienzos del VI a.C. Entre los materiales se citados se hallan: cerámicas de cocina a mano, cerámicas grises y ánforas T 10, platos, cuencos carenados y lucernas de barniz rojo. Y entre las importaciones tenemos algún fragmento de copa griega y un asa de ánfora etrusca.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La secuencia del siglo VI a.C. está representada por los siguientes materiales: cerámicas lisas, como los platos de labios grandes y cuencos de borde simple, abundante cerámica decorada e importaciones griegas del este y ánforas de tipo villaricos.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> En la primera mitad del siglo VI a.C. se documenta una fase constructiva de envergadura cuyos muros están efectuados en mampostería de lajas de pizarra trabadas </span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Esta fase se corresponde en la necrópolis con algunas tumbas de incineración que se datan entre el VII y VI a.C. La segunda fase supone la ampliación de la ciudad progresiva de la ciudad que se prolongaría hasta la conquista romana a finales del siglo III a.C., extendiéndose en dirección Suroeste y Noroeste. </span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> </span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">De Villaricos también se conoce su necrópolis de hipogeos asi como el reciente descubrimiento de una serie de datos que apuntan a la existencia de un cercano santuario de Astarté.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Almuñecar</span></b><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Antigua Sexi Strabón (III, 5, 5: <i>Exitanôn pólis</i>), se refiere a ella cuando narra el segundo intento realizado por los tirios en la fundación de una colonia más allá de las Columnas de Hércules. Otras fuentes antiguas (Plin. <i>nat</i>. III, 8, y Mela II, 95: <i>Ex</i>), la citan en la descripción de la costa bética. Ptolomeo (II, 4, 7: <i>Séx</i>), la sitúa en la costa mediterránea, habitada por los <i>bastoúloi poinoí</i>.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Se puede decir que con el descubrimiento de la necrópolis arcaica "Laurita" en el cerro de San Cristobal por M. Pellicer en 1962 se inauguraba una etapa sumamente fecunda de la investigación arqueológica sobre la presencia fenicia en la Península Ibérica. Fechada en el siglo VII a. C. se trata de una necrópolis de tumbas de pozo que han proporcionado un número importante de alabastrones que eran utilizados como urnas cinerarias. Otra necrópolis de época posterior es la de Puente Noy caractereizada por tumbas de fosas e inhumaciones.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgomT7gMHxUfMDtBCpfkeaKWzqoChNlhI5vNBhVb8ZqhWcH4xe_7zclE0-WjN6s5hogJVlDuT0l3L422IMc-Q0G9S3wjB5ipSG6zGubQ7JRxCICrUcnUAL6a8VMLjU5IIpCu22yf4QSBH8w/s1600/Vista.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgomT7gMHxUfMDtBCpfkeaKWzqoChNlhI5vNBhVb8ZqhWcH4xe_7zclE0-WjN6s5hogJVlDuT0l3L422IMc-Q0G9S3wjB5ipSG6zGubQ7JRxCICrUcnUAL6a8VMLjU5IIpCu22yf4QSBH8w/s1600/Vista.jpg" height="424" width="640" /></span></a></div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">De esta localidad se conoce también u la factaria de salazones de epoca púnica de El Majuelo.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> <b>Málaga</b></span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La antigua Malaka es Mencionada por Artemidoro (apud Steph. Byz. 429, Meineke: Maláke) y Strabón (III, 4, 2: Málaka), que destaca su carácter de mercado para los nómadas de la costa africana. Otras fuentes (Plin. <i>nat</i>. III, 8, y Mela II, 94) la nombran como población situada en la costa bética mediterránea. Ptolomeo (II, 4, 7: Málaka), la sitúa en territorio de los <i>bastoúloi poinoí</i>, y Avieno (<i>ora </i>181, 426) afirma que Maenace fue su antiguo nombre. Las leyendas monetales neopúnicas documentan las formas MLK’ y MWLK’. La inscripción CIL VI, 9677, documenta el gentilicio Malacitani. <b></b></span><br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMjWcdUfz2Wdy32zsgU0Ca8BI4q2BijN5Ugf9MDO8siRoc5CUveXEnEHRHqHR4_zfCdZ3YBFwey3jz2mSou-CJpQPJTAgbTAgX_y1BCO4akbY3v9s1hQDtbt8TP7Ji3xQTsxXb9lrIy3XC/s1600/Palacio+de+Buenavista.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMjWcdUfz2Wdy32zsgU0Ca8BI4q2BijN5Ugf9MDO8siRoc5CUveXEnEHRHqHR4_zfCdZ3YBFwey3jz2mSou-CJpQPJTAgbTAgX_y1BCO4akbY3v9s1hQDtbt8TP7Ji3xQTsxXb9lrIy3XC/s1600/Palacio+de+Buenavista.jpg" height="320" width="210" /></span></a><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Según datos obtenidos de las excavaciones, se sabe que el asentamiento se extendía aproximadamente desde la ladera de Gibralfaro hasta los jardines de Ibn Gabirol y la calle Císter, donde quedaba localizado el santuario fenicio, y por el sur hasta el mar, que en la época llegaba hasta el actual edificio del Rectorado de la Universidad.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La trascendencia que adquiere Malaka para los tiempos de la primera mitad del VII a.C. se evidencia con la aparición de este santuario, amortizado en fechas posteriores por la construcción de la muralla en la primera mitad del VI a.C. que ha sido realizada a base de mampuestos irreulares, muy bien careados al exterior, rellenándose los huecos con pequeñas lajas de pizarra que otorgan al conjunto un aspecto de solidez extraordinaria.Esta estructura presentaba torres adosadas. Una de ellas, que no pudo ser excavada en su tota- lidad, muestra un ancho de unos 3,5 m y un largo de más de 5 m, sin conocerse hasta el momento su lon- gitud total. En la avenida de Cervantes situaríamos el cierre meridional de la ciudad. En el antiguo edificio de Correos, actual sede del Rectorado de la Universidad de Málaga, se documenta un tramo de muro fenicio con dirección E-W, paralelo al mar, acomodándose a la orografía del terreno. Es una estructura de casernas, formada por dos cuerpos de muros y un macizado entre ambos compuesto de arcillas y grandes piedras. </span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La aparición de una necrópolis fenicia en la calle Andrés Pérez
ha permitido establecer parte de los límites de la ciudad fenicia, ya
que los pueblos semíticos tenían por costumbre ubicar los cementerios
fuera de las zonas pobladas, por lo que la ciudad de Malaka debió estar
restringida al área mencionada.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El santuario, con un marcado carácter urbano, estaría situado en lugar estratégico, cercano a una de las entradas de la ciudad, formando parte de un barrio, quizás todavía sin consolidar.La fase más antigua localizada en la excavación de Cister 3 - San Agustín 4 se encuentra en los niveles de base de los distintos cortes, apoyándose directamente sobre el sustrato geológico a una cota entre los 6 y 6,50 m.s.n.m. Su localización le permitiría tener una privilegiada visión de su entorno urbano. La ubicación y construcción de los altares tiene claros indicios de servirse de modelos en cuya ejecución predominan los ritos de tipo astral. El altar como forma de piel de toro tiene paralelos en los de Coria del Río, El Carambolo y Cancho Roano, con la particularidad de localizarse en un enclave de clara fundación fenicia. Al este de la capilla se ob-serva un espacio abierto que podría realizar las funciones de patio. Los datos proporcionados por el estudio de los materiales nos apuntan a una datación que podemos adscribir a un momento fenicio arcaico del siglo VII a.C.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El modelo de vivienda oriental, que se exportará a Occidente, se puede documentar a partir de los datos aportados por las excavaciones realizadas en el Museo Picasso y en las calles Císter y San Agustín, donde las viviendas fenicias presentan planta rectangular o cuadrada, con una organización interna que articula sus espacios a partir de un patio central, alrededor del cual se abren las distintas estancias. Tienen pisos superiores con techos planos, lo que permite su uso como almacenes, áreas de tra- bajo y para recogida de agua de lluvia que es conducida a cisternas o pozos. El patio central permite la ventilación e iluminación de las distintas estancias. Este patio no suele conectar directamente con el exterior, sino a través de un pasillo o vestíbulo.</span></div>
Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-49156845597926590792007-04-10T03:38:00.000-07:002015-01-14T10:12:51.693-08:00La sociedad<div style="font-family: inherit; text-align: justify;">
No es mucho lo que sabemos, por falta sobre todo de textos, de la sociedad cananea durante la Edad del Bronce, si exceptuamos los documentos procedentes de Ugarit. En general se advierte, como en el resto del Próximo Oriente, una diferencia entre un sector palatino integrado por la elite y un sector extrapalatino, urbano y rural, que acogía a los restantes grupos de la población. La elite estaba formada por la realeza y los funcionarios de la administración, dependientes del palacio. En las ciudades habitaban los comerciantes, artesanos y algunos campesinos que tenían sus pequeñas explotaciones en las tierras cercanas. En el ámbito rural predominaba el elemento pastoril.<br />
<br />
<b>La sociedad de Ugarit durante el Bronce Tardío.</b><br />
Los archivos de Ugarit nos permiten hacernos una idea aproximada de su organización social y parece lógico suponer que no diferiría mucho de la de otros centros comerciales mencionados en los documentos egipcios como Arvad, Sumur, Biblos, Beirut, Sidón, Tiro y Acre. En lo alto de la jerarquía social se hallaba una aristocracia que constituía el soporte militar y administrativo de la monarquía. Entre estos aristócratas -maryannu- había algunas personas de origen indoario a las que se atribuye la introducción del caballo como animal de tiro de los carros de combate. Los sectores urbanos estaban constituidos por los purina, propietarios de tierras que vivían como campesinos y artesanos, y los tamkaru dedicados a las actividades comerciales. Los sabe name formaban la población campesina sin tierras y podían trabajar en los latifundios o en los palacios reales. Los siervos -<i>hupshe</i>-, los esclavos y los prisioneros de guerra - ashiru- componían los sectores no libres de la población. </div>
<div style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<br />
En las ciudades comerciales el desarrollo del derecho individualista favorecido por el comercio tendió a disolver las viejas formas de la organización familiar extensa con base patrimonial, todavía fuertes en las áreas rurales y en el Canaán meridional, y a equiparar la situación de la mujer con la del hombre. La población libre se encontraba sometida a servicios y prestaciones al palacio, muchas de ellas de carácter militar. Entre la aristocracia el servicio se encontraba determinado por la función administrativa o cortesana que desempeñaban, mientras participaban en el ejército como expertos combatientes en carros. Los artesanos estaban igualmente obligados a un servicio profesional -<i>pilku</i>- según su especialización. En contrapartida unos y otros recibían tierras del monarca sobre cuya explotación debían satisfacer determinadas tasas. En ocasiones estas tierras estaban exentas de servicios y se convertían en bienes patrimoniales con los que se recompensaba el trabajo de funcionarios distinguidos y eficaces. La promoción profesional era un hecho y el mismo rey, que promovía a los más aptos a los puestos de responsabilidad, podía conceder la nobleza hereditaria a uno de sus vasallos como recompensa a sus servicios.<br />
<br />
<b>La sociedad en los asentamientos y ciudades fenicias.</b><br />
En las ciudades fenicias se siguió manteniendo la distinción entre hombres libres y esclavos. La situación de estos últimos no es desconocida, pero sabemos que podían contraer matrimonio que les era reconocido por la ley, por lo que parece que gozaban de alguna clase de personalidad jurídica. Los hombres libres, jerarquizados en una serie de categorías sociales o socio-profesionales, constituían una sociedad dinámica y cosmopolita. Pese a la escasez de documentación podemos distinguir, a grandes rasgos, la existencia de una aristocracia de tipo terrateniente enfrentada en determinados momentos a una oligarquía comerciante. La génesis de esta última no está clara, pero bien se podría tratar de miembros del funcionariado político y religioso que supieron aprovechar las ventajas que emanaban de sus cargos para realizar negocios por cuenta propia. En cualquier caso el alto sacerdocio, que compartía también las responsabilidades políticas, parece haberse situado desde muy pronto, al frente de esta oligarquía de comerciantes y mercaderes, debido seguramente al importante papel desempeñado por sus templos en la expansión comercial por el Mediterráneo. </div>
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<br />
El auge del comercio y las manufacturas provocó el crecimiento de la población urbana, que se dedicaba a este tipo de menesteres. Garantizaba una amplia demanda laboral, junto con la construcción, equipamiento y flete de los barcos, que sirvió de estímulo para el despegue de este sector social característico de la vida de las ciudades. Dentro de esta población, muy heterogénea y notablemente dinámica y emprendedora, destacaba un artesanado muy cualificado. Por debajo, el campesinado rural, integrado en su mayoría por pequeños y medianos propietarios, se debatía entre las prestaciones económicas y militares que le eran requeridas, y el miedo a las devastaciones producidas por los ejércitos extranjeros. Parece, en efecto, que la auténtica dicotomía propia de la sociedad fenicia es la que se estableció entre este ambiente rural y el entorno urbano.</div>
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<br />
<i><b>Marinos, colonos y comerciantes.</b></i></div>
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Tanto las necrópolis como el habitat de algunos asentamientos fenicios arcaicos proporcionan indicios de una composición social heterogénea en la que destaca una élite que se entierra en las lujosas tumbas de cámara de Trayamar o en aquellas otras de Almuñecar y Lagos, y reside en grandes casas en Morro de Mezquitilla y Toscanos. Así, estos elementos han sido interpretados como pruebas de la presencia de una población “aristocrática”. Las tumbas “aristocráticas” de Trayamar, que en cualquier caso no remontan más allá de comienzos del siglo VII a. C. sugieren un modo de organización del pequeño grupo social al que representan que contrasta con las prácticas funerarias presentes en otras necrópolis fenicias. La evidencia arqueológica de acusadas diferencias en el seno de los grupos fenicios de población en los asentamientos coloniales ha sido también señalada también, indicando además la posible diferencia de extracción social de las gentes de sitios como Rachgoum o Can Partit (Ibiza) que encuentra su correlato en las tumbas del Cerro del Mar en claro contraste con los hipogeos familiares de Trayamar. <br />
<br />
En Ibiza, Sa Caleta, probablemente fundada desde la Fonteta, sorprende por su urbanística “improvisada y arcaizante” con un “sistema basado en la yuxtaposición de estancias sin ningún genero de orden en cuanto a la orientación con respecto a sí mismas y a los puntos cardinales”, “separadas entre sí por espacios, en ocasiones exiguos, comprendidos entre las distintas construcciones”, dando lugar a estrechas calles de orientación variada y pequeñas plazas de plan irregular y superficies variables, que contrasta con las grandes y espaciosas casas y calles bien trazadas de Morro de Mezquitilla. <br />
<br />
En el Puig des Molins se manifiestan durante la primera mitad del siglo VI a. C. diferencias significativas que atañen tanto al tipo de sepultura, con la aparición cada vez más numerosa de fosas, como los rituales, con prácticas más elaboradas que incluyen la ofrenda de un animal, la colocación de una lucerna sobre las brasas ardientes, rotura ritual de vajilla y libaciones. También hay diferencias en los ajuares, desde las tumbas más pobres, sin ningún ajuar o con una sola ampolla de aceite perfumado a las más ricas que pueden contener un<i> kantharos </i>de buchero etrusco. Todo parece indicar que se está produciendo una cierta diferenciación social en el seno de la comunidad originaria. </div>
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Otro tanto podría decirse de la necrópolis de Jardín, situada al norte de Toscanos, junto a la orilla occidental del río Vélez, cuyos ajuares funerarios no presentan unas normas fijas, y en la que existe una gran variedad de estructuras y rituales funerarios. Esta variedad comprende fosas simples excavadas en la roca, fosas compuestas con resaltes y bancales laterales y una pequeña fosa excavada a mayor profundidad, cistas de sillares, grandes y profundas fosas que contienen cistas de sillares cuidadosamente trabajados que sostuvieron una cubierta de madera y adobe, y que se hallan precedidas, al menos en un caso, de un dromos horizontal, que recuerdan algunas de las tumbas de cámara de Trayamar. Tanto la incineración como la inhumación están presentes y son muy característicos los pequeños sarcófagos de piedra. Esta necrópolis, que correspondería a la fase final de Toscanos, s. VI a. C., contrasta por su diversidad y por la riqueza de algunos de sus ajuares, aunque la mayor parte de las tumbas habían sido saqueadas antes de las excavaciones, con los enterramientos de Cerro del Mar, a la que se considera una de las antiguas necrópolis, entre finales del s. VIII y s. VII a. C., del mencionado asentamiento. Necrópolis como Jardín y Puig de Molins, con su gran variedad de ajuares funerarios, anuncian la presencia de amplios grupos de población fenicia no aristocrática, como tampoco lo era la que se enterraba en Can Partit o Rachgoum, en el momento previo al desarrollo y consolidación del modelo urbano desde comienzos del siglo VI a. C.</div>
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La presencia de mujeres externas a la comunidad fenicia no sería extraña ya que, como indica Justino (XVIII, 5), entre los primeros colonos de Cartago solo había 5 mujeres. Por lo que las mujeres habían de ser adquiridas externamente al grupo. Entre las sociedades preindustriales, la mujer consiste en un bien que se intercambia no solo por bienes, sino por otras mujeres con el fin de asegurar la pervivencia del grupo, a la vez que sirve para establecer lazos de unión. Así pues, las primeras mujeres pueden adquirirse entre las poblaciones indígenas por medio del intercambio de bienes, pero si no existe un contra don que remunere al grupo con nuevas mujeres, las tensiones pueden aparecer. El rapto de las mismas, incluso de las mujeres fenicias, lo tenemos atestiguado en Homero (<i>Od</i>., 440-453 y 457-470), por lo que entraríamos de lleno en población de tipo sometida, no solo por su condición de mujer, sino por su condición de pérdida de libertad. Evidentemente las mujeres controlan aspectos de la economía familiar, pero la subordinación a los hombres es manifiesta. Los textos literarios claramente lo ratifican, caracterizando además el papel de la mujer como inferior emocional, mental y moralmente, no solo en contextos urbanos, sino, como el que nos ocupa el ámbito agrario. El trabajo y las obligaciones, bien estructuradas en <i>Proverbios </i>31, conllevan además una gran parte de actuación en el ámbito de las tareas agrícolas. Claras son las palabras de Aristóteles, <i>Pol</i>. VI, 8, 23 = 1323a, 5-6, al afirmas que el pobre necesita tener como sirvientes a mujer e hijos a causa de la carencia de esclavos. No debemos olvidar el componente colonial, Salustio, <i>Iug.</i>, XIX, 1, menciona que en la fundación de colonias tomaban parte no solo aquellos que buscaban y ansiaban el poder (la clase gobernante sin poderes en su lugar de origen) sino también la plebe y otros aspirantes al cambio.</div>
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<i><b>Oficios y ocupaciones. </b></i></div>
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A pesar de haberse perdido los textos de la propia civilización fenicia, a través de las inscripciones podemos tener una imagen que nos aproxime al día a día de la vida en una ciudad fenicia occidental. Las inscripciones cartaginesas nos proporcionan la visión de un entramado socialen el que no faltan las menciónes a mercaderes y comerciantes, artesanos de la madera, la piedra o el metal, escribas, intérpretes, un amplio elenco de profesionales tanto políticos como religiosos, esclavos y libertos, que constituyen este tejido social, junto a un papel destacado de la mujer o la presencia de gentes venidas de múltiples puntos del Mediterráneo, no sólo de órbita fenicia, Erice (Sicilia), Tiro, Arwad, Sidón, sino de otras culturas como la vecina númida o aquella griega o egipcia, que se incorporan en ocasiones como miembros de pleno derecho de la ciudad.</div>
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Además de artesanos, la información que se puede deducir de las inscripciones cartaginesas, generalmente se trata de personal dedicado a actividades comerciales. Entre éstos tienen un lugar destacado aquellos que se encargan de la manipulación de los metales sea oro, plata, bronce o hierro. No obstante, las actividades textiles o la construcción son mencionadas en los documentos votivos y funerarios. Los objetos relacionados con una actividad de tipo textil han sido constatados por el hallazgo en las tumbas femeninas de una serie de instrumentos utilizados en el proceso de hilado y la fama de los bordadores de la ciudad de Sidón es reconocida en la poesía épica griega (Homero, <i>Od</i>., XV, 418; Il., VI, 291). Los vestigios arqueológicos aportan información sobre actividades como la producción de tejido, con instrumentos como agujas, bien sean de hueso, marfil o bronce, o las técnicas de hilado con instrumentos de hilandería, en hueso o marfil o fusayolas en tumbas ocupadas por mujeres. Una actividad derivada, pero propia de la manufactura textil, sería aquella de tintador, como se observa en las tablillas de Ugarit. En el mundo púnico, en la localidad de Kram, se puden observar estas instalaciones de tintura de púrpura, datadas en torno al siglo III. Además, tenemos testimonio de esta actividad en Kerkouan o en la isla de Mogador.</div>
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Diferentes ocupaciones, de vital importancia para la vida cotidiana de las ciudades fenicias de Occidente, podemos vislumbrar a raíz de las noticias que nos ofrece la epigrafía. Así, <i>mmlh</i>, “mercader de sal” o “de salazones”, <i>hysr</i>, “alfarero”, <i>m `nn</i>, “fabricante de vasos”, por poner solo unos pocos ejemplos de una lista bastante extensa. En ocasiones, en el campo iconográfico de la estela se representan una serie de instrumentos, en consonancia con la función que se inserta en la inscripción, por ejemplo en <i>RES</i> 795 se menciona el término <i>hqrh</i> que es traducido como el “perfumista”, “perfumero” y en la imagen grabada se representa un frasco que parece tener una función como contenedor de perfume. </div>
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<b>El clero.</b></div>
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Los grandes santuarios contaban con un personal numeroso, como se desprende, por ejemplo, de las cuentas del templo de Ashtarté en Sidón. La estructura del clero estaba organizada en una jerarquía al frente de la cual se hallaban los grandes sacerdotes, título que también ostentaban algunas mujeres. En Occidente las más altas dignidades religiosas fueron desempañadas por familias de la aristocracia que, al igual que los cargos civiles, las trasmitían de padres a hijos como demuestran las inscripciones en las que mencionan su genealogía. Una estela del tofet de Cartago menciona dieciséis generaciones de sacerdotes de Tanit. El resto de los ciudadanos podía acceder al sacerdocio subalterno y a los oficios auxiliares del clero. A su frente había siempre un sumo sacerdote -<i>rb khnm</i>- que ejercía, en cada templo, de jefe del colegio sacerdotal. Las mujeres, tanto sacerdotisas -<i>khnt</i>-, como grandes sacerdotisas -<i>rb khn</i>t- no estaban exentas de las tareas del culto. Al menos en algunas ocasiones está atestiguado el celibato, como en Cartago para las sacerdotisas de la “Ceres africana” o en Gades/Gadir los sacerdotes de Hércules/Melkart. Había una auténtica especialización sacerdotal según conocemos por la existencia de una serie de títulos, como “peluquero del dios”, “despertador del dios”, “iluminador”, “sacrificador”, “portero”, “cantor”, “acólito” etc., cuyas tareas solo en parte están claras. Entre el personal del culto había también esclavos y esclavas de muchas clases, que se encargaban de los menesteres más humildes.</div>
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La división de categorías dentro de la clase sacerdotal y la utlización de personal subalterno tiene sus orígenes en el mundo oriental. El templo es la representación de la metrópoli en las diferentes colonias, y funciona a nivel económico, por lo que necesita para la gestión del culto y de sus propiedades tanto personal especializado como mano de obra sin cualificar. Esta especialización afecta también al personal subalterno, así en el mundo oriental. El <i>shatammu</i>, se encarga de tareas administrativas, el control de rebaños, la recaudación, los censos, así como de la organización de los almacenes. Entre este tipo de personal hallamos en Cartago al <i>glb >lm</i>, (<i>CIS</i> I 257) “barbero de la divinidad”, que en Chipre, sobre la inscripción <i>CIS</i> I 86 A se especifica que presta un servicio para el culto <i>glbm plm l mlkt</i>.No sería de extrañar que parte de su cometido se debiera al aseo de las estatuas de culto, y por tanto su cuidado, puesto que la entrega de pelo como ofrenda, como parece deducirse de la conocida inscripción de Kition (Dupont-Sommer, 1970, 9-28), bien pudiera utilizarse en postizos para la representación de la divinidad. En algunas ocasiones sabemos a que deidad del panteón pertenecían, de ahí: <i>bd bt Smn</i>, “servidor del templo de Eshmun”,<i> bd bt mlqrt, "</i>servidor del templo de Melkart<i>".</i> Como servidores puede haber hombres <i>bd</i> y mujeres <i>mt </i>prestando servicio. No hay elementos suficientes para saber su función específica y su grado de dependencia con el templo. Se puede decir con certeza que se trata de sujetos libres, de los cuales es indicada la genealogía.<i><br /></i></div>
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<br /></div>
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Los sacerdotes recibían los beneficios que les procuraba el servicio religioso, en particular los sacrificios, y se han conservado algunas tarifas que especifican minuciosamente los honorarios debidos por los fieles para tales menesteres. El gobierno se ocupaba, asimismo, de la administración de la vida religiosa. En Leptis Magna esta documentada la existencia de un magistrado que representaba la potestad estatal en el estamento religioso, y es posible que tal cargo existiera también en Cartago. Los Ancianos de Cartago se encargaban de elegir una comisión de diez hombres “los diez que están al frente de lo sagrado”, con atribuciones para inspeccionar la construcción y restauración de los templos y otros monumentos. Otra comisión de treinta hombres, “los treinta varones que están al frente de los tribunales”, actuaba con absoluta independencia en asuntos tales como establecer la relación de las cantidades que había que retener de las ofrendas.</div>
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<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La población no libre. </span></b></div>
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Si bien los textos antiguos mencionan en ocasiones a los esclavos, la epigrafía también se constituye aquí como una importante fuente de información. Asi la partícula <i>"s" </i>(<i>“</i>perteneciente a<i>”</i>)<i> </i>puede situarnos ante una situación de clientela, de protección o de esclavitud por deudas. Además, la expresión <i>`s sdn</i>, “hombre de Sidón” parece designar una posición social análoga a aquella de los libertos en el ámbito romano, y estaarían situados entre los ciudadanos y los extranjeros sin derechos ciudadanos, aunque eran considerados fenicios. Uno de los términos principales es <i>`bd</i>, “esclavo”, asi como<i> bd</i>, "siervo". La palabra "esclavo" en el mundo fenicio puede
designar dos tipos de esclavos, aquel por deudas y el prisionero de guerra,
pero además dependiendo del contexto, puede tener otra serie de acepciones sin
tener necesariamente que indicar una situación de trabajo dependiente o de
esclavitud, así por ejemplo "esclavo de la divinidad". Algunos de estos esclavos podían trabajar en oficios cualificados como denotan algunas inscripciones que dedican a su amos.</span></div>
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<span style="color: black; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Los prisioneros de guerra también fueron abundantes en algunos contextos. Baste recordar la toma de Selinunte por los cartagineses en el 409 donde se hacen 5000 prisioneros entre mujeres y niños, situación símil acaece en Himera. El terror de la guerra cartaginesa provocó un éxodo hacia Siracusa e Italia. La misma suerte sufrieron los garamantes o los habitantes de las Islas Baleares. Estos prisioneros de guerra habrían sido empleados como mano de obra en las labores agrícolas, según sucede a los soldados de Agatocles (Diodoro XX, 69, 2).</span></div>
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<span style="color: black; font-family: Times, Times New Roman, serif;"> En algunos lugares fenicios de la Peninsula Ibérica, ciertos artefactos arqueológicos como algunas cerámicas hechas a mano -ollas, tazas y cazuelas con decoración digitada así como cuencos bruñidos y otras pieza con decoración esgrafiada y de retícula-, además de las fíbulas de doble resorte, podrían estar indicando la presencia de una población local que participaba en los procesos de trabajo en los asentamientos fenicios. En su mayor parte parecen de origen autóctono, con paralelos morfológicos y tecnológicos en yacimientos indígenas cercanos a los asentamientos fenicios. Destaca, sobre todo, la ausencia de grandes contenedores, para lo que se emplearon normalmente ánforas fenicias, así como su amplia atribución a contextos domésticos. Parecen, por tanto, indicios bastante fiables de la presencia de gentes autóctonas en los centros fenicios de la costa, en los que, por otra parte, no se detectan estructuras de habitación de tradición local que permitieran pensar en una instalación voluntaria, ya que no cabe sospechar una gran influencia fenicia patente en la arquitectura doméstica y, en cambio, otra muy escasa o nula en la cerámica de uso cotidiano. </span></div>
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<span style="color: black;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Cerámicas a mano de similar tradición han aparecido también en otros enclaves fenicios más lejanos, como Lixus, Mogador y en la misma Cartago. También están documentadas en algunos lugares frecuentados o habitados por los fenicios en Portugal, como Lisboa, Alcáçova de Santarém, Santa Olaia, Alcácer do Sal y Setubal. Tal dispersión, bastante amplia, sugiere una muy cercana vinculación a los colonos fenicios. Una interpretación contempla la posibilidad de que fueran los mismos fenicios o gentes autóctonas que colaboraran estrechamente con ellos los responsables de su presencia en todos estos lugares. Pero dado su carácter mayoritario de cerámica doméstica, a excepción de algunos cuencos esgrafiados, parece, no obstante, que se pueden excluir las razones de tipo comercial. </span></span></div>
<span style="color: black; font-family: Times, Times New Roman, serif;">
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<div style="text-align: justify;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Desde otra perspectiva, podrían estar indicando por el contrario, ya que casi nunca aparecen en las necrópolis, la presencia de fuerza de trabajo autóctona originaria del sur de la Península Ibérica, que habría sido desplazada a todos estos lugares. Por otro lado, los porcentajes más elevados de todas estas cerámicas en los niveles arqueológicos más antiguos, aquellos que corresponden a los siglos VIII y VII a. C. y su posterior reducción o desaparición en los niveles más recientes, podrían estar indicando una distinta disponibilidad de tal fuerza de trabajo en el ámbito colonial según factores geográficos y cronológicos. Qué tipo de relación concreta les vincularía a los colonizadores fenicios es algo que ignoramos, aunque se puede sospechar alguna forma de dependencia, de tipo oriental más que grecorromana. </span></span></div>
<span style="color: black; font-family: Times, Times New Roman, serif;">
</span></div>
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="color: black;">Aún cuando llegan a habitar en los asentamientos fenicios, en los que por cierto no se encuentra traza alguna de arquitectura doméstica indígena, mantienen sus hábitos alimenticios así como su vajilla cerámica (y probablemente otras muchas costumbres más) lo que invita a considerar su situación como la de trabajadores subordinados a los intereses de los colonizadores. P</span><span style="color: black;">arece
probable que las condiciones de la población autóctona en algunos sitio, no
fueran muy distintas a las de algunos grupos de semidependientes conocidos, por
ejemplo, a través de una inscripción procedente de Mactar y que aparecen
subordinados a la comunidad.</span> <span style="color: black;">En Cartago
los grupos de semidependientes nativos que eran empleados en la explotación de
la “chora” de la ciudad aparecen ligados por alguna especie de lazos de
clientela a los propietarios de la tierra.</span></span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="color: black;"><br /></span>
</span><br />
<div>
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Las comunidades mixtas.</span></b></div>
<div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La presencia de gentes fenicias en el asentamiento de La Peña Negra, la antigua<i> Herma,</i> en la Sierra de Crevillente (Alicante), ha sido bien documentada por la investigación arqueológica y sugiere la instalación de un grupo de colonos procedentes de La Fonteta donde parece bastante probable, a su vez, la presencia de gentes autóctonas. Significativos son también los resultados obtenidos en las excavacione de la cercana necrópolis de Les Moreres, espacio funerario del asentamiento de la Peña Negra, que en su fase II, con una cronología del 750/625 a. C., ha proporcionado varios enterramientos tipo Can Partit/Cruz del Negro, formando un grupo homogéneo presumiblemente de varones, lo que refuerza la sospecha sobre la existencia de un grupo estable de población fenicia en dicha localidad que esstaría bastante integrado en la comunidad autóctona. Más recientemente una presencia fenicia temprana en un contexto poblacional autóctono ha sido detectada arqueológicamente en Alcorrín (Manilva, Málaga) y, en un sentido geográfico opuesto, en el Castro do Ratinhos (Barragen do Alqueva, Moura). Presencia fenicia muy temprana (s. IX a. C.) se localiza también en otros contextos autóctonos, como Huelva ciudad o La Rebanadilla (Málaga).</span></div>
<div style="min-height: 19px;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">En Tejada la Vieja (Huelva) la aparición de construcciones con zócalo de piedra y planta rectangular y un urbanismo planificado en torno a calles de trazado rectilíneo parecen responder al asentamiento de población fenicia en el lugar a partir de finales del siglo VII a. C. También una inscripción funeraria en carácteres cursivos fenicios sobre una lámina de oro con figuración egipcia, perteneciente a un varón y procedente de Moraleda de Zafayona (Granada) vuelve a sugerir la presencia semita en el interior. La iconografía orientalizante de las cerámicas policromas de Montemolín (Marchena, Sevilla) es considerada propia de individuos que, pese a su ascendencia foránea, llevan viviendo largo tiempo en la Península y quizá han nacido en ella, pero que no tienen que ser gentes de las colonias y asentamientos costeros, ni del propio Gadir. En el mismo yacimiento han salido a la luz plantas de edificios que tienen su origen en Siria y Fenicia, con gran desarrollo en los siglos VIII-VII a. C. Hallazgos en Carmona, como el recinto ceremonial excavado en el solar de la casa-palacio del Marqués de Saltillo, ubicado en el barrio más próximo a la necrópolis de la Cruz del Negro, sugiere por la riqueza y profunda simbología de sus materiales, la presencia de una comunidad oriental afincada en el lugar. </span></div>
<div style="min-height: 19px;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El santuario oriental del Carambolo, probablemente consagrado al culto de Astarté, como en ocasiones se ha defendido y los últimos descubrimientos parecen avalar, apunta en la misma dirección “El Carambolo recibe precisamente su nombre del hecho de ser uno de los promontorios mas elevados de la cornisa oriental del Aljarafe, y desde luego el más cercano a Sevilla de dicho otero, en linea recta hacia poniente. Así que, si esta última ciudad es una fundación fenicia como quiere la leyenda y sugiere el propio topónimo <i>Spal</i>, no debería extrañarnos la presencia de un santuario oriental en sus inmediaciones”. Parece, por tanto, que podría tratarse de dos establecimientos complementarios y de fundación coetánea promovida por los fenicios en un lugar que entonces se encontraba muy próximo al litoral. </span></div>
<div style="min-height: 19px;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">En Cástulo se ha detectado posibles evidencias de mestizaje así como un ritual funerario de tradición semita en la selección de los objetos del ajuar para ceremonias de libación, combustión de esencias y ofrendas, que también aparece en muchos enterramientos de las necrópolis “orientalizantes”. Una población meztiza culturalmente, y habría que preguntarse si no lo era también en su composición étnica, puede ser detectada en muchos otros yacimientos orientalizantes, como en la fase V del Cerro de los Infantes en la Vega de Granada, con habitaciones cuadrangulares de nueva planta, cerámicas grises, platos de engobe rojo, ánforas R-1 y Cruz del Negro, materiales que no se diferencian mucho de los de los asentamientos fenicios de la costa. Intervenciones arqueológicas en el Cerro de San Juan en Coria del Río (Sevilla), han sacado a la luz sectores de un santuario y viviendas adyacientes que formarían parte de un barrio fenicio ubicado en la <i>Caura</i> tartésica, por aquel entonces situada junto a la paleodesembocadura del Guadalquivir.</span></div>
<div style="min-height: 19px;">
<br /></div>
<div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Así pues, tanto la formación de comunidades mixtas como los fenómenos de mestizaje debieron ser habituales en algunos asentamientos del interior delmediodia peninsular, como Mesas de Asta, Carmona, Montemolín o la misma Cástulo. La presencia de estas comunidades mixtas, que en el registro funerario podemos observar en necrópolis como la de Cruz del Negro, parece también poder detectarse en Portugal. Muy recientemente se ha sugerido la posible existencia desde época arcaica de una población estable de fenicios en Alcácer do Sal, responsable del conservadurismo orientalizante que se observa ya en la II Edad del Hierro, mientras que la presencia en Quinta de Almaraz de un foso con evidentes semejanzas tipológicas con el del Castillo de Doña Blanca, de un vaso de alabastro y pesos cúbicos de plomo similares a los encontrados en el Cerro del Villar ha sido interpretada, al menos a nivel de hipótesis, en el mismo sentido. Una presencia estable de población fenicia también se sospecha para Lisboa. Finalmente en Santarém, la antigua <i>Scallabis, </i>los materiales orientalizantes que asumen plena y localmente formas, tecnologías y decoraciones que no tienen origen en la región ni tampoco en el S.O. peninsular sugieren la presencia de gentes procedentes de los asentamientos fenicios de la zona del Estrecho. </span></div>
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">BIBLIOGRAFIA</span></b></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; min-height: 16px;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">ARRUDA, A.M., <i>Los fenicios en Portugal. Fenicios y mundo indígena en el centro y sur de Portugal, </i> Cuadernos de Arqueología Mediterránea, 5-6, Barcelona, 1999-2000.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">BELEN, Mª, “Carmona Prerromana: Nuevos datos para la historia de la ciudad durante en I Milenio a. C”, <i> Leyenda y arqueología de las ciudades prerromanas de la Península Ibérica”, </i> Madrid, 1994, vol. III, pp. 20-27.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">BELEN, Mª y ESCACENA, J.L., “Testimonios religiosos de la presencia fenicia en Andalucía Occidental”, <i>Sapanu, Publicaciones en Internet</i> II, 1989 (http://www.labherm.filol.csic.es).</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">- “Interacción cultural fenicios-indígenas en le Bajo Guadalquivir”, <i>Arqueólogos, historiadores y filólogos. Homenaje a F. Gascó: Kolaios, </i> 4, 1995, pp. 67-101.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">BLAZQUEZ, J.M. - ALVAR, J. y WAGNER, C.G., <i>Fenicios y cartagineses en el Mediterráneo, </i> Madrid, 1999.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">BOTTO, <span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Rapporti fra fenici e indigeni nella Penisola Iberica (VIII-VI sec. a. C.)”, </span><i style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Hispania Terris Omnibus Felicior, </i><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> Pisa, 2002.</span></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">COSTA RIBAS, B., <span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Ebesos, colonia de los cartagineses. Algunas consideraciones sonbre la formación de la sociedad púnico-ebusitana”, </span><i style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">VIII Jornadas de Arqueología fenicio-púnica, </i><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> Ibiza, 1994,</span><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> </span><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">pp.</span><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> </span><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">75-130.</span></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: xx-small;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">CHAVES TRISTAN, F. y DE LA BANDERA, MªL., “Aspectos sobre el urbanismo en Andalucía Occidental durante los siglos VII.VI a. C a la luz del yacimiento de Montemolín (Marchena, Sevilla)”, <i>Atti del 2º Congresso Internazionale di Studi Fenici e Punici,</i> Roma, 1991, vol. II, pp. 691-714.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">DE LA BANDERA, MªL. y FERRER ALBEDA, E., “Recostrucción del ajuar de una tumba de Cástulo: ¿Indicios de mestizaje?, <i>Arqueólogos, historiadores y filólogos. Homenaje a F. Gascó: Kolaios, </i> 4, 1995, pp. 53-65.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">ESCACENA, J.L. e IZQUIERDO, R., “Oriente en Occidente: Arquitectura civil y religiosa en un “barrio fenicio” de la <i>Caura </i>tartésica”, <i>Arquitectura oriental y orientalizante en la Península Ibérica, </i>Madrid, 2001, pp. 159-171. </span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">GARCIA PEREIRA, M., “Tavira fenicia. O territòrio pra Occidente do Guadiana nos inicios do I milenio a. C.”, <i>Fenicios y territorio: Actas del II Seminario Internacional sobre temas fenicios, </i>Alicante, 2000, pp. 121-149.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">MARTIN RUIZ, J.A.,“Indicadores arqueológicos de la presencia indígena en las comunidades fenicias de Andalucía”, <i>Mainake, </i> 17-8, 1995-6, pp. 73-90.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">NIEMAYER, H. G., y SCHUBART, H.,<i> Trayamar. Los hipogeos fenicios y el asentamiento en la desembocadura del Algarrobo, EAE </i> 90, Madrid, 1976.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">PELLICER, M., <i>Excavaciones en la necrópolis púnica “Laurita” del Cerro de San Cristobal (Almuñecar, Granada), </i> <i>EAE </i> 17, Madrid, 1962.</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">RAMON, J.,<span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“El yacimiento fenicio de Sa Caleta”, </span><i style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">I-IV Jornadas de arqueología fenicio-púnica,</i><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> Ibiza, 1991, p. 177-187.</span></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">SCHUBART, H., <span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Informe de las excavaciones en la necrópolis de Jardín (Vélez-Malaga, Málaga)”,</span><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> </span><i style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> Cuadernos de arqueología mediterránea, </i><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> I, 1995, pp. 57 ss.</span></span></div>
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">WAGNER, C.G.,<span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Santuarios, territorios y dependencia en la expansión fenicia arcaica en Occidente”, </span><i style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">ARYS, </i><span style="-webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> 3, 2000, pp. 41-58.</span></span></div>
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<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial;">
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<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">ZACCAGNINI, C., “Patterns of mobility among ancient near eastern craftsmen”, <i>Journal of Near Eastern Studies, </i> 42, 3, 1983, p. 264.</span></div>
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Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2625940353707686496.post-14397037394605824642007-04-09T03:00:00.001-07:002015-01-14T08:27:30.244-08:00La religión<div style="text-align: justify;">
Carecemos de muchas de las fuentes fundamentales para el conocimiento de la religión cananeo-fenicia. Faltan, sobre todo, los textos de carácter litúrgico (himnos, plegarias, etc), y los mitológicos, a excepción de los de Ugarit, tampoco son numerosos y responden a versiones y reinterpretaciones muy tardías, como la de Filón de Biblos. <br />
<br />
<b>Los textos orientales.</b><br />
Las tablillas encontradas en Ugarit, que fue una de las principales ciudades cananeas marítimas durante los siglos XV, XIV y XIII a. C. nos permiten conocer el ciclo canónico de Ba‘al, una de las principales divinidades, así como su ciclo menor, también una serie de mitos relacionados con el culto de otras divinidades, como El o Yarhu, rituales de fecundidad, sagas y epopeyas, algunas, como la de Kirta, claramente épicas, y, por último textos relativos a la praxis ritual, entre los que no faltan los conjuros y advocaciones de carácter mágico. Los mitos y las leyendas de Ugarit preludian en muchos puntos y aspectos la mitología fenicia posterior. Así mismo, la mayor parte de los miembros del panteón ugarítico sobrevivieron a la crisis que puso fin a la Edad del Bronce, y los encontramos integrados en los diversos panteones de las ciudades fenicias de la Edad del Hierro.<br />
<br />
<b>Los autores griegos y latinos.</b><br />
Nada semejante se encuentra después, en las ciudades fenicias orientales y en las colonias y asentamientos que surgieron como fruto de la expansión por el Mediterráneo. La documentación se reduce ahora a las inscripciones, que son mucho más abundantes en el Mediterráneo occidental, en donde destacan las más de seis mil halladas en Cartago, documentos arqueológicos de carácter muy desigual, con predominio de los procedentes de las necrópolis y los tofets, y a las alusiones y comentarios en los textos de autores griegos y latinos, que, no obstante, dan a los dioses fenicios nombres de sus propias divinidades, lo que no siempre facilita su identificación. Paradigma de esto último es el famoso texto de Polibio sobre el “juramento de Aníbal” en donde se mencionan las divinidades cartaginesas con nombres griegos. Mientras que algunas, las menos, son fácilmente reconocibles, sobre las restantes se ha producido un largo debate que aún continúa sin conclusiones satisfactorias. Con todo, cabe destacar los elementos mitológicos y los aspectos importantes de una teogonía recogidos por Ferécides en el siglo VI a. C. y que nos han sido transmitidos por el muy posterior Eusebio de Cesarea, así como los trazos de una cosmogonia fenicia recogidos tardíamente por el neoplatónico Damascio y el bizantino Juan de Antioquía. De carácter cosmogónico es asimismo la información que Filón de Biblos, autor de época helenística, tradujo del fenicio al griego y que recoge de la obra de un tal Sanshuniaton, escritor fenicio que habría vivido en época cercana a la Guerra de Troya. También Plutarco en su <i>Tratado de Isis y Osiris </i>recoge elementos de mitos fenicios, y en la Diosa siria, atribuida a Luciano de Samosata se encuentra información sobre algunos dioses, particularmente Adonis, y las formas del culto fenicio. Otros datos se encuentran en la Biblioteca del Pseudo-Apolodoro conocida únicamente por un compendio de época bizantina, y en las Dionisicas de Nonno de Panápolis, del siglo V de nuestra era, de las que el libro XL se refiere a Tiro y contiene el eco de leyendas fenicias.<br />
<br />
<b>Fuentes epigráficas e iconográficas.</b><br />
Las inscripciones procedentes de Oriente, encontradas no solo en Fenicia, sino en Palestina, Chipre, Egipto, Siria, Anatolia y Mesopotamia, proporcionan información abundante, sobre todo, en nombres teóforos. En Occidente, una gran parte de las inscripciones proceden de los tofets por lo que su problemática está indisolublemente unida a la del sacrificio <i><b>molk</b></i>. Las fuentes iconográficas son importantes y abundantes, tanto en Oriente como en Occidente, pero la falta de textos compromete en muchos casos su interpretación y su valor informativo. Aún así, algunas iconografías, como la esfinge, el grifo o el árbol de la vida, por poner algunos ejemplos, resultan claras y conocidas. También las estelas púnicas procedentes del norte de Africa han permitido reconstruir algunos detalles del ceremonial de los sacrificios. Las estatuas de divinidades procedentes de santuarios son escasas, al contrario que las monedas y los ex-votos. Estos últimos, al igual que los amuletos y los pequeños objetos recogidos generalmente en las necrópolis, llevan símbolos rituales y divinos que no siempre resulta sencillo interpretar. Es preciso tener en cuenta, por otra parte, que como sistema de significados los símbolos rituales suelen ser polivalentes, transmitiendo al mismo tiempo normas y valores que rigen la conducta así como significados emocionales, ya que, como es sabido, en el ritual se expresa y regenera el orden social al mismo tiempo que se representan las normas y valores básicos del sistema sociocultural. Todo ello aumenta la complejidad de su interpretación<br />
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<b>Problemática.</b><br />
La religión cananeo-fenicia muestra una serie de afinidades notorias, en los dioses, los mitos y los rituales con las religiones del mundo circundante, particularmente Siria, Mesopotamia y Egipto. Uno de sus rasgos más típicos, que no obstante no debe ser exagerado, es el de un cierto aniconismo presente también en las religiones de otros pueblos semitas. En algunos casos la divinidad no era representada por su estatua o esfinge, sino por un objeto, un betilo, una ashera o un ara, en el que se supone reside el dios. Rituales anicónicos que se realizaban ante altares, sin ninguna otra representación de la divinidad, son bien conocidos en Fenicia así como en Occidente, donde el que se celebraba en el templo de <b>Melkart</b> en Gadir alcanzó una gran fama. En otras ocasiones, sin embargo, dioses y diosas eran representados por sus estatuas que, según la tradición oriental, residían en el templo como “casa de la divinidad” y recibían allí su culto diario que parece haber incluido, además de las ofrendas destinadas a su alimentación, su cuidado y aseo.<br />
<br />
<b>Los dioses.</b><br />
Al igual que en otras muchas partes del mundo antiguo, también entre los cananeos y, luego, entre los fenicios el conjunto de las creencias y sus ritos se definió como un sistema politeísta que representaba la totalidad de los intereses y los deseos del hombre y la sociedad. Tanto en los textos ugaríticos como fenicios se caracteriza con frecuencia a los dioses como “santos”, con el probable significado de “divino”, “excelso” y “totalmente otro”. Había dioses principales y otros menos importantes, jerarquizados al igual que se jerarquizan las funciones en el marco social. <br />
<i><b><br />
El, Athirat y su progenie.</b></i><br />
El dios supremo era, en un principio, <b>El</b>, y como tal aparece en los textos de Ugarit presidiendo la asamblea de los dioses, aunque luego, en las inscripciones fenicias posteriores aparece únicamente en los nombres teóforos como equivalente a la noción genérica de “dios”. Se discute el sentido original de su nombre, aunque puede que esté relacionado etimológicamente con las nociones de “poderoso” o “primero”, sin que ambas tengan que ser excluyentes. Es evidente que la idea que los semitas occidentales tenían de dios iba ligada de forma inseparable a los conceptos de fuerza y poder. “<b>El</b>” era considerado gran creador de las criaturas y se le atribuía un carácter benévolo y misericordioso. Era frecuente designarle como "el Toro El". Su consorte era la diosa <b>Athirat</b> o <b>Asherát</b>, a la que se llamaba "Señora de Asherát del Mar" y "la que crea, o da a luz a los dioses", aunque otras veces se la mencionaba simplemente como "la diosa", para indicar su condición de pareja de <b>El</b>. </div>
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Uno de sus hijos, <b>Ba‘al</b>, “dueño”, “señor”, era, además de una divinidad de la vegetación, el dios de la tormenta que cabalga sobre las nubes, cuya voz es el trueno, y generador de las lluvias, en cuyo honor se ofrecían holocaustos, que incluían sacrificios humanos en los "lugares altos" en demanda de lluvia. En este papel <b>Ba‘al</b> se identificaba con <b>Hadad</b>, nombre arameo del dios de la tormenta. Era también el dios de la guerra, blandiendo un arma y arrojando su lanza, es decir el rayo, hacia la tierra. Su hermana y esposa, la diosa <b>Anat</b>, tenía los mismos contrastes y polivalencias, ya que era a la vez diosa del amor y del combate, y como tal poseía un carácter violento y sanguinario. También se la consideraba la mensajera de los dioses. Mientras que<b> El</b> y <b>Asherát</b> constituían la única pareja divina que había engendrado dioses, la descendencia de <b>Ba‘al</b> y <b>Anat </b>estaba constituida por la vida misma. </div>
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Si bien se produce en el tiempo un proceso de afirmación de <b>Ba‘al </b>como “rey de los dioses” en la literatura épica, sin embargo, El, además de manifestar una decidida intervención en los acontecimientos de los mortales, permanece en Ugarit en un primer plano. También hay un predominio de <b>El</b> en los rituales sacrificiales, seguido de <b>Ba‘al</b> en las advocaciones. En las llamadas “listas canónicas” tras El se sitúa <b>Ba‘al</b> con una serie descriptiva e invocativa que aparece separada con una línea horizontal del resto de las divinidades. No obstante, <b>Ba‘al</b> llega a alcanzar la realeza divina con el beneplácito de los dioses. En el mitema de esta afirmación, <b>Ba‘a</b>l aparece como divinidad soberana que reina como señor del trueno (su voz), el rayo (su arma) y la lluvia (su función), sin enemigo capaz de hacerle frente.</div>
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La diosa <b>Tanit</b>, de origen oriental aunque durante mucho tiempo se creyó que era una divinidad exclusivamente africana, y considerada a veces como una de las manifestaciones de Astarté, alcanzó una gran popularidad en las colonias occidentales, particularmente en Cartago. Se trataba de una divinidad ctónica, protectora de la vida más allá de la muerte. Era la consorte de <b>Ba´al Hammon</b> en el panteón cartaginés. Allí la supremacía absoluta de <b>Ba‘al-Hammón</b>, bien documentada en las inscripciones más antiguas del tofet, comienza a ser desplazada desde finales del siglo V y comienzos del IV a. C., por la de la diosa <b>Tanit</b>. A partir de entonces, la importancia que va adquiriendo es cada vez mayor, apareciendo incluso frecuentemente sola en las inscripciones. Estas le dan el epíteto de “cara de Ba‘al” y por una de ellas sabemos de la existencia de un templo dedicado a Ashtarté y a Tanit del Líbano. Fuera de Cartago aparece asociada a Ashtarté en el templo de Tas es-Silg, en Malta, y en una inscripción de comienzos del siglo VI a. C. procedente de Sarepta. Su nombre aparece también en la atroponimia religiosa de Sidón y Kition, en Chipre. Su iconografía es rica pero de difícil interpretación, destacando sobre todo el famoso “signo de Tanit”, un triángulo coronado en su vértice por una raya horizontal, que en ocasiones tiene los extremos levantados, y rematado por un círculo, en el que se ve una esquematización realista de la imagen oriental de la diosa desnuda o de la hieródula de los brazos extendidos, muy frecuentes en Siria y Canaán a finales de la Edad del Bronce. <br />
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<i><b>Divinidades cananeas en el ámbito fenicio.</b></i><br />
Muchos de estas divinidades eran, como vemos, de una gran antigüedad, remontándose, como <b>Reshef</b>, el dios de la guerra y la peste, al tercer milenio a. C., en que aparece mencionado en los textos de Ebla. Su iconografía le presenta, con un pie adelantado, avanzando contra el enemigo y armado con lanza o hacha y tocado con un gorro cónico. Otro dios muy antiguo era <b>Chusor</b>, divinidad fabril y artesana a la que se le atribuía un papel importante en el origen del mundo y en la historia de las invenciones. Shapash, el dios que posee cierto carácter funerario en Ugarit, se convierte luego en <b>Shamash</b>, el astro solar divinizado. <b>Hadad</b> era el dios semita de la tormenta y como tal parece que llegó a sincretizarse con <b>Ba‘al</b>, aunque puede que se tratase de la misma divinidad que en los textos cananeos aparece denominada de forma genérica con un término que, convertido en nombre propio, también se utilizaba para llamar a diversas divinidades de carácter local, Ba‘al Jasor, Ba‘al Sidón, o de índole más específica, Ba‘al-Berit "Señor de la Alianza". Algunos dioses menores como <b>Shahar</b>, dios de la aurora, y<b> Shalim</b>, dios del atardecer y las sombras aparecen mencionados en los textos de Ugarit, así como <b>Yarhu</b>, el dios Luna. Otra divinidad secundaria muy antigua era <b>Horón</b>, de posible carácter ctónico. <b>Dagón</b>, un dios de la agricultura, era ya venerado en el tercer milenio en Ebla y Tutul. La mitología ugarítica lo convierte en padre del dios de la tormenta <b>Ba‘al/Hadad</b>. Algunos consideran que fue asimilado a <b>Ba‘al-Hammon</b> por los cartagineses. <b>Meskir </b>era, igualmente, un dios muy antiguo que se asimiló con El durante el II milenio para reaparecer en el mundo púnico del norte de Africa, como un fenómeno de religiosidad voluntariamente arcaizante y al margen del panteón oficial, tal vez como una respuesta de “nacionalismo” cultural frente al impacto de las influencias externas.<br />
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<i><b>Ba‘al Shamen</b></i><br />
Otra divinidad ampliamente conocida en el mundo fenicio fue <b>Ba‘al Shamen</b> “Señor del Cielo”, que en lugares como Biblos o Tiro llegó a ocupar el puesto más alto del panteón, y del que sin embargo no sabemos si se trata de un aspecto más del dios de la tormenta o de una divinidad celeste específica, si bien algunos estudiosos del tema reconocen en él a <b>Elyon</b>, antiguo jefe del panteón cananeo, al que distinguen de <b>El</b>, la máxima divinidad en Ugarit como ya hemos visto, y que en un cierto momento llegaría a usurpar las prerrogativas del dios <b>Elyon</b>. En los textos bíblicos, no obstante se menciona a una divinidad conocida como <b>El Elyon</b> al que el libro del Génesis se refiere como “el hacedor de cielos y Tierra”. Filón de Biblos cuenta que era denominado “el altísimo” entre los dioses de Fenicia, mientras que una inscripción aramea de mediados del siglo VIII a. C. alude a un tratado concluido en presencia de <b>El</b> y <b>Elyon</b>, lo que parece estar indicando que se trata de divinidades distintas.<br />
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<b>Ba‘al Shamen</b> es mencionado es muchas inscripciones fenicias y también arameas. Filón de Biblos afirma que los primeros seres vivientes sobre la tierra, en tiempos de sequía, alzaban sus manos hacia el sol, al que consideraban como único dios, señor del cielo, llamándole<b> Beelsamen</b>, que es el mismo que el Zeus de los griegos; ya que en época helenística Zeus había terminado por sincretizarse con el sol. A menudo aparece en las inscripciones asociado a otros dioses celestes o al dios de la tormenta y fue venerado en toda Siria aún en época helenística y romana. En Palmira, donde se conserva su magnífico templo, era especialmente conocido como dios dadivoso y benévolo.</div>
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<br />
También había otros dioses más recientes que no están documentados durante la Edad del Bronce, como eran <b>Eshmún</b> -aunque algunos creen poder reconocerle en algunos teóforos de Ebla-, de carácter sanador y asimilado al Asclepio griego y venerado sobre todo en Sidón, Beirut, Chipre y Cartago, o <b>Adón/Adonis</b>, al que se veneraba en Biblos y otros lugares de Fenicia y cuyo culto fue asimilado por los griegos. Este último, al que se dedicaban unos famosos festivales y cuyo nombre significa en fenicio "Señor", parece, sin embargo, haber sido una manifestación local de <b>Ba‘al,</b> al igual que <b>Ba‘al Shamin</b>, "el Señor del Cielo", ha podido ser la expresión de un aspecto celeste del dios de la tormenta.<br />
<i><b><br />
Los dioses protectores de la realeza: Melkart.</b></i><br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT5F0NFYJA5gdTc29fxZuwRfw3NpzUIBeGAlCoUooAeNcZ8Ks5dkiVTbEcJSdy1VlCXmZrpMcluHYZTLA9hIaJJoCn-IJMTEmvcxdLOb9yLECdto5fw8gjX5sBTWKUmdpxAqNAYE3dyevQ/s1600/images-3.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT5F0NFYJA5gdTc29fxZuwRfw3NpzUIBeGAlCoUooAeNcZ8Ks5dkiVTbEcJSdy1VlCXmZrpMcluHYZTLA9hIaJJoCn-IJMTEmvcxdLOb9yLECdto5fw8gjX5sBTWKUmdpxAqNAYE3dyevQ/s400/images-3.jpeg" height="400" width="155" /></a><b>Melkart </b>es otra divinidad, en apariencia reciente. Se trata del dios protector de la ciudad de Tiro y como tal su culto habría sido instaurado en el siglo X a. C por Hiram I como colofón de una reforma religiosa que pretendía, seguramente, acentuar la identidad e independencia de Tiro frente a Sidón. Era al mismo tiempo un dios solar y marino, protector de las empresas comerciales, que terminó sincretizándose con el Heracles griego. No obstante, la antigüedad del templo del <b>Melkart</b> de Tiro parece estar avalada por un texto de Herodoto que visitó la ciudad y preguntó a sus sacerdotes, quienes le dijeron que se remontaba a 2300 años atrás, cuando se fundó la ciudad, lo que nos lleva al 2750 a. C, fecha que ha sido en gran medida confirmada para la ciudad por las excavaciones arqueológicas, si bien diversas tradiciones recogidas por fuentes tardías sostienen que el templo más antiguo de <b>Melkart </b>se encontraba, no en la isla de Tiro, sino en tierra firme, en la, así llamada, “PaleoTiro”, la Ushu de los textos asirios. Aunque es en el reinado de Hiram I cuando se establece el carácter canónico de su culto, algunos datos, como el nombre de Abimilku y de su embajador Humilku en los archivos egipcios de El Amarna, muestran al ancestro deificado de la dinastía tiria venerado en los medio palatinos del siglo XIV a. C. El dios <b>Milku </b>de Ashtarot, mencionado en los textos de Ugarit confirma asimismo el empleo de este teónimo, según una vieja costumbre semita.<br />
<br />
Era al mismo tiempo un dios, ctónico, solar y marino, protector de las empresas comerciales, que terminó sincretizándose con el Heracles griego. Algunos investigadores sostienen una posible influencia asiria sobre esta divinidad cuyo epíteto de “Rey de la ciudad” estaría aludiendo, dado su carácter ctónico, a la necrópolis o ciudad de los muertos. A la vista de todo ello, parece que el reinado de Hiram I en Tiro no significó, por tanto, la introducción de su culto ex novo, como se ha sugerido en ciertas ocasiones, sino, por el contrario, el reconocimiento de una importancia creciente lograda, en parte, por su patronazgo de las empresas marítimas fenicias en el Mediterráneo.<br />
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Como muchos de los restantes dioses cananeo-fenicios, Melkart, en realidad el <b>Ba‘al</b> de Tiro, bajo su advocación de “Rey de la Ciudad”, convertido ahora en una divinidad poliada, era también una divinidad que sufría la muerte, en este caso consumido por el fuego, para experimentar una posterior resurreción a la vida. La egérsis era el festival que conmemoraba y reproducía anulamente la muerte y resurreción de <b>Melkart</b> y ha sido relacionada también con algunas adonías, los festivales en conmemoración de la muerte y resurrección de <b>Adón/Adonis</b>, así como con una teología solar de origen cananeo y muy relacionada con la observación de los solsticios. </div>
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<b><br />
Mitos y cosmogonías. </b><br />
Tenemos alguna información a cerca de los mitos cananeos y fenicios por los textos de Ugarit y fuentes tardías, como Filón de Biblos. Uno de los mejor conocidos corresponde a la leyenda de <b>Ba‘al </b>y <b>Anat</b>, en realidad una dramatización de la lucha de la vegetación contra las inundaciones marítimas que siembran el caos, el desorden y la muerte. Ambos, como hemos visto, son hijos de <b>El</b>, el padre de los dioses y creador de todas las cosas existentes, y de su esposa <b>Asherát,</b> equivalente a la Ishtar mesopotámica, y luego conocida como Ashtarté entre los fenicios. En realidad El representa la fuerza trascendente tal y como se manifiesta en la creación del universo y en el mantenimiento del orden social, mientras que Ba‘al, su hijo, es la fuerza inmanente, la vida, que se manifiesta en la naturaleza bajo la forma de la vegetación y la fecundidad. El esquema de la leyenda es similar a otras conocidas en Oriente y Egipto, ya que se trata, en realidad, de un mito agrario que describe y explica el ciclo de la vegetación en sus diversas estaciones. </div>
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Entre los fenicios de la Edad del Hierro <b>Ba‘al </b>y <b>Ashtarté,</b> identificada entonces con la diosa <b>Anat</b>, son los dos principios (masculino y femenino) de la vegetación y la fecundidad. Tras la lucha de <b>Ba‘al </b>contra <b>Yam</b>, que personifica el mar como fuerza destructiva que amenaza la tierra cultivada, y tras la victoria del primero se sucede el combate de <b>Ba‘al</b> contra <b>Mot</b>, símbolo de la sequía y de la muerte. En esta ocasión <b>Ba‘al</b> es derrotado y muerto; llorado por su padre <b>El</b> y enterrado por su esposa/hermana <b>Anat</b> quién finalmente logra matar a <b>Mot </b>y dispersa los miembros de su cuerpo como los granos de trigo en el campo. Más tarde <b>Ba‘al</b>, encontrado por <b>Anat</b>, revive y derrota a sus enemigos. Tras su triunfo aún habrá de enfrentarse, siete años después, nuevamente a <b>Mot</b> que lo provoca al combate, pero que en esta ocasión resulta derrotado por <b>Ba‘al</b>.</div>
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Otro mito agrario es el de <b>Adonis</b>, dios-espiritu de la vegetación nacido de un árbol y muerto mientras cazaba un jabalí, y <b>Ashtarté</b>, diosa de la fecundidad y el amor, que baja al mundo subterráneo para buscarle y llevarle de nuevo entre los vivos, según un esquema muy difundido en las religiones agrarias del mundo antiguo. <b>Adonis</b>, resucitado en la primavera, moría con el estío, y era lamentado por la diosa, que lo hacía revivir después del invierno. <b>Adonis</b> era venerado en toda Fenicia, celebrándose en el verano fiestas con largas procesiones en su honor, pero particularmente en la ciudad de Biblos.<br />
<br />
Un mito fenicio recogido por Filón de Biblos, autor de época helenística que tradujo del fenicio al griego la obra de Sanshuniatón y que fue adaptado luego a la mentalidad griega, narra como del viento, enamorado de su propio principio, surgió <b>Mot</b>, un caos de cieno del que aún no se habían separado las aguas, y del que se formó el resto de la creación, incluyendo los animales que fueron hechos a imagen de un huevo de aquel, que luego lanzó fuegos de los que surgieron el sol, la luna, las estrellas y los grandes astros. El calor solar fue la causa de la separación de los elementos y de la aparición de las tormentas que, mediante el trueno, dotaron de inteligencia a los animales, que hasta entonces sólo habían albergado sentimientos. Los seres humanos habrían sido creados de la unión de la pareja formada por el viento y la noche, ambos, por supuesto, divinizados.<br />
<br />
<b>Oráculos.</b><br />
El relato de la fundación de Gadir, recogido por Posidonio y trasmitido por Estrabón (III, 5,5) menciona un oráculo como punto de partida y un templo de <b>Melkart</b> como punto de destino. Se ha argumentado en contra de su autenticidad el carácter visiblemente griego de algunos de sus componentes, como sería el propio oráculo que ordenó a los tirios la fundación de un establecimiento en las Columnas de Hércules. No obstante, también se ha destacado el carácter oracular de<b> Melkart </b>y otras divinidades fenicias (Garcia-Bellido, 1987), por lo que no es necesario pensar en la imitación de un modelo griego.<br />
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Este carácter oracular de <b>Melkart </b>que se hallaba presente en su santuarios de Tiro, Tibur y Gadir -en este último su oráculo alcanzaría gran fama siendo visitado por personajes de renombre, como el propio Aníbal tras el sitio de Sagunto y antes de iniciar la marcha que habría de llevarle a través de los Alpes a Italia- está confirmado por una inscripción procedente de la misma Tiro en donde se alude a él como “dios de los oráculos”. La importancia de sus vaticinios para los fenicios y púnicos debió de ser similar a los de Apolo para los griegos.<br />
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También <b>Tanit</b> parece haber desempeñado funciones oraculares, como se desprende de las que caracterizaban a la <i>Dea Caelestis</i>, que es el nombre que tomó la diosa en lengua latina. La adivinación, era, en realidad, una faceta de las divinidades celestes, ya que el significado e interpretación de las estrellas se hallaba muy ligado a estas divinidades y ya hemos visto como en muchos lugares <b>Tanit</b> se asocia a <b>Ashtarté</b>, originariamente una divinidad astral. Por otro lado, los oráculos por medio de sortes, como sería el caso del de <b>Tanit</b>, estuvieron muy difundidos en la Antigüedad clásica y en Oriente. Allí la presencia de una “urna de Ashtarté” en una moneda de época romana y una capilla asociada a un piscina dedicadas a la misma diosa que han aparecido en las excavaciones del templo de Eshmún en Sidón, constituyen datos que parecen apuntar en la misma dirección.<br />
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<b>El culto.</b><br />
No se conserva ningún calendario cultual fenicio ni púnico y los aspectos del culto ordinario tampoco son bien conocidos. El culto podía ser publico o privado, comunitario, colectivo o individual. A las grandes fiestas que presidían el calendario y la vida política de la ciudad, se sumaban otras manifestaciones de piedad de los fieles, organizados bien en colegios o corporaciones que, como testimonian algunas inscripciones de Cartago y otros lugares, poseían una personalidad jurídica y desarrollaban alguna clase de actividad política o municipal, o en asociaciones, como el caso de mrzh, conocido ya en el oriente fenicio, que tenían una actividad esencialmente religiosa. El culto privado, con los ritos y ofrendas que entrañaba, se podía realizar bien a nivel de linajes, familias o de simples individuos.<br />
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Se ofrecían a los dioses diversos tipos de sacrificios y ofrendas bien durante el culto ordinario, o con motivo de ciertas celebraciones o circunstancias excepcionales. También se les dedicaban monumentos, cipos o estelas, con inscripciones, rogándoles la concesión de algún favor o agradeciéndoles lo concedido. El culto a los árboles sagrados estuvo bastante difundido. En el templo de <b>Melkart</b> en Tiro había un olivo del que la tradición asegura que ardía perpetuamente. Existían festivales dedicados a <b>Ba‘al</b> y a su personificación en <b>Adonis</b>, que incluían procesiones, sacrificios y ofrendas, si bien estamos muy mal informados acerca de sus detalles. En Chipre destacaban las fiestas del plenilunio y la neonemia, o fiesta del novilunio, que se celebraba el mes del “sacrificio a Shamash”. En Biblos y otros lugares las Adonías, que celebraban la muerte y resurrección del dios, constituían grandes celebraciones que duraban varios días, al igual que la egérsis de <b>Melkart</b> en Tiro y en la que se recordaba la resurrección y epifanía de <b>Melkart</b> por medio del fuego. El monarca tirio participaba activamente en el festival según una antigua tradición muy arraigada en todo el Próximo Oriente, celebrabando un matrimonio ritual con una sacerdotisa o con la misma reina, y desempeñando ambos el papel de sustitutos de la pareja divina <b>Melkart/Ashtarté</b>.<br />
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Tanto en el ritual festivo como en el ordinario podía tener un carácter propiciatorio y/o expiatorio. Entre los ritos propiciatorios destacan los sacrificios que, como un procedimiento que establece medios para comunicar el mundo sagrado con el profano por medio de un víctima que queda destruida en el curso de la ceremonia, pueden ser también ritos con los que se pretende compartir el poder de las entidades sobrenaturales a las que se considera benévolas (comunión), o por el contrario ritos propiciatorios que dan lugar a sacrificios (cruentos o simbólicos) de carácter expiatorio. Entre los primeros, la ofrenda de las primicias, en la que se ofrecía a la divinidad los primeros frutos de la cosecha y de los ganados, tenía una especial importancia. También se realizaban ofrendas de vegetales, de incienso, de panes y de distintos tipos de ex-votos que eran consagrados a la divinidad. Tampoco fueron del todo desconocidos, aunque no parecen haber sido una práctica frecuente, los sacrificios humanos, vinculados sobre todo a la realeza y a la aristocracia, que se realizaban con ocasión de graves crisis y catástrofes, como plagas, epidemias, sequías o peligro militar inminente. Los preliminares de cualquier sacrificio comportaban, además, la decoración del altar, que se adornaban con guirnaldas y palmas, así como la preparación de la víctima, si se trataba de un animal. En este último casos, las futuras víctimas eran lavadas, alimentadas y conducidas ante el altar en una procesión solemne.<br />
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No sabemos mucho de las ceremonias religiosas, públicas y privadas, que podían incluir sacrificios, ofrendas y danzas rituales, pero las tarifas sacrificiales de Cartago testimonian una precisa organización del culto y los sacrificios. Esta documentación evoca liturgias rígidas, con detalles que nos recuerdan la puntillosa minuciosidad de las prescripciones contenidas en el Levítico. El cumplimiento de los rituales exigía la presencia de todo un personal asistente, como escribas, cantores, músicos, iluminadores, barberos y matarifes. En Cartago se puede destacar el festival de la resurrección de<b> Melkart</b>, entre cuyos oficiantes se hallaban sufetes y grandes sacerdotes, lo que indica que se hallaba rodeado de fasto y prestigio, a pesar del papel secundario de esta divinidad en el panteón cartaginés. Los sacrificios, al igual que el resto de la vida religiosa estaban cuidadosamente reglamentados. El cargo de sacrificador -<i>zbh</i>- era probablemente público y renovado anualmente. Las ofrendas incluían animales clasificados por categorías en las que intervenían la edad y el tamaño, por lo que no hay que descartar que las presidiera un criterio alimenticio, ya que unas partes eran para los sacerdotes y otras para quién ofrecía el sacrificio. Bueyes, vacas, terneras y becerros, ovejas, carneros, moruecos y corderos, aves y, posiblemente, ciervos, pero, además, había otras ofrendas que podían ser de harina, de aceite o leche. También podían ofrecerse panecillos y dulces.<br />
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<b>La muerte y el más allá.</b><br />
Los cananeo-fenicios no eran ajenos a los conceptos de alma y espíritu, que entre los semitas occidentales se denominaban neshemah y ruaj respectivamente. El espíritu, que a veces se concebía como una sombra, correspondía a un aliento de vida de origen divino, que otros seres animados podían poseer, mientras que el alma era equiparable a deseo o voluntad, el aspecto volitivo del espíritu. La muerte era concebida como un acontecimiento de significado cósmico y trascendente. Formaba parte del eterno ciclo de renovación del mundo y de la vida, por lo que no fue difícil concebir una existencia posterior en el más allá. Desgraciadamente estamos muy mal informados sobre la escatología cananea y fenicia, pero los propios ritos fúnebres nos hablan de su existencia. Entendido como un rito de tránsito, destinado a asegurar el paso del difunto de ésta a la otra vida, el ritual funerario comprendía lamentaciones, libaciones y tal vez comidas, el aseo del cadáver que era envuelto en vendas, su inhumación o cremación, y su deposición en la tumba, bien en un sarcófago de piedra o de madera, o sobre el suelo de la misma.<br />
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Las tumbas y sus ajuares nos hablan de la creencia de que los difuntos debían ser instalados con confort y protección, que se ofrecía por medio de amuletos y figurillas apotropaicas de terracota así como por medio de los rasuradores, que estaban decorados con temas esencialmente religiosos, que serían talismanes asociados a los actos de piedad que en vida realizó el difunto. los huevos de avestruz pintados eran un símbolo de vida y regeneración. La tumba se concebía como la morada eterna del difunto El ajuar funerario estaba compuesto de cerámicas, joyas y ornamentos diversos a los que probablemente se atribuía un significado simbólico y protector que a veces se nos escapa. En algunas tumbas púnicas norteafricanas los arqueólogos han encontrado una serie de pinturas que decoraban la cámara funeraria, que se han interpretado como la prueba de unas creencias muy elaboradas en la vida del más allá e incluso en una espiritualización de la misma. En una el alma del difunto aparece representada como un gallo, símbolo apotropaico muy potente, frecuentemente asociado a los mausoleos funerarios en el N. de Africa. En otra, una nave de guerra ocupada por ocho personajes, ¿tal vez los ocho dioses fenicios de la navegación?, es precedida por un personaje que flota en el aire, y que se ha interpretado como el alma del difunto o un genio malefico que trata de oponerse al avance de la nave fúnebre. De ser ciertas tales interpretaciones, también los cartagineses, como muchos otros pueblos, habrían concebido la existencia de una masa acuática como separación entre este mundo y el otro. Así mismo, la presencia de ciertas máscaras y colgantes que representan rostros con los ojos muy dilatados en algunas tumbas cartaginesas ha hecho pensar en la existencia de algunos iniciados, a los que estaría reservada una particular forma de existencia en el más allá.<br />
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Eshmunhttp://www.blogger.com/profile/04316044753317272197noreply@blogger.com